Estaba un pequeño niño acuerpado por sus sueños,
cobijado por la pobreza y amamantado por las ilusiones.
A su alrededor cantaban los grillos y los sapos, era invierno y hacía frío.
Ese veintitrés de junio de 1936 el santoral no marcaba un Carlos,
sin embargo, nació Carlos,
nació santificado no por la iglesia, ni la burguesía,
sino por el campesino, por el obrero.
Y se bautizó de proletario aprendiendo a matar el hambre.
Y comulgó con las letras y no con las jerarquías.
Cometió el pecado capital, ante los ojos del imperialismo,
de atreverse a leernos y de enseñarnos a leer para que viésemos juntos
y todo cuanto vimos era malo:
malo como que el rico se hacía rico por el trabajo honesto del pobre,
malo como que el dueño de la tierra no era quien la trabajaba,
malo como que los niños nacían esclavizados…
Y entre lectura y una paciente premura conoció Carlos a Sandino
y al conocer a Sandino movilizó al tiempo,
astral y ancestral para regresarnos a nuestros orígenes.
En ese preciso instante se convirtió en nuestro padre y maestro:
en canto, poesía, cultura, estudio, organización, guerrilla y Revolución.
Un día entre tantos días Carlos Fonseca, nuestro Comandante en Jefe,
volvió a su esencia para volver a nacer y renacer,
y seguir, como hasta hoy, entre nosotros.
Jeremy Cerna
23 junio 2022 (Berlín, Alemania)
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Comandante Carlos Fonseca Amador novio de la Patria roja y negra.Nicaragua entera te grita PRESENTE ❤️🖤
Felicitaciones muy bonito e inspirador poema… 🤝