Compartimos con nuestros lectores un artículo escrito por Colectivo de Autores, titulado: «El arte como forma de la conciencia social». A continuación se presenta el texto:
El arte, como forma de conciencia social, refleja la realidad en cualquiera de sus nexos y relaciones y abarca toda la vida humana. El arte es un reflejo creador en forma de imágenes artísticas y constituye un importante medio de asimilación y creación estética del mundo.
Debemos aclarar que el mundo puede ser asimilado estéticamente por cualquier ser humano, pero la diferencia entre el artista y el profano consiste en que el primero posee capacidades especiales, las cuales podrá desarrollar un medio social propicio, reflejando la realidad en forma de imágenes que rebasan los marcos de una vivencia ordinaria, por su grado de profundidad y originalidad, a la par que él siente la imperiosa necesidad de producir, plasmar, objetivizar mediante la obra de arte, sus experiencias, conocimientos y sentimientos, su modo interior.
La forma específica de reflejo de la realidad en el arte es la imagen artística. La imagen artística constituye la «célula principal» del arte y en ella se reflejan aspectos esenciales de la realidad en relación con el hombre y la mujer.
La verdad en el arte tiene características diferentes a la verdad en la ciencia, por cuanto al artista puede plasmar en las obras hechos imaginarios que no niegan la realidad. Aquí lo verídico no se traduce obligatoriamente en lo que es o lo que fue; también encierra del «debe ser» que se objetiviza en la obra artística en correspondencia con las condiciones sociohistóricas y la atmósfera espiritual dentro del cual se desenvuelve el creador, con el grado de originalidad y fantasía del mismo y el nivel de desarrollo de las demás formas de la conciencia social. Además, en la obra de arte está presente el mundo interior del creador, la verdad es dada a través del prisma de lo individual, la realidad es una realidad – valorada.
En el arte una misma realidad, un mismo sentimiento o contenido, puede ser recreado de diferentes formas y lograr en cualesquiera de las variantes una poderosa influencia sobre el hombre y la mujer, al permitirle reflexionar, complacerse, extasiarse o sobrecogerse frente a la obra terminada. En la que de manera coherente y armónica se vincula el contenido a la forma, relación de índole imprescindible para la existencia de lo artístico. Sentimientos como el amor, la amistad, la maternidad, el patriotismo, han sido tratados en el arte en distintas épocas y países, desde diferentes posiciones clasistas e individualistas y utilizando formas de expresión diversas con resultados análogos: grandes obras maestras.
El artista siente la necesidad, a diferencia del individuo corriente, de plasmar sus vivencias, sus experiencias en la obra de arte, pero él tendrá presente un objetivo a lo largo de todo el proceso de creación artística, la creación para otro, para un público o receptor determinado, con el que debe lograr una determinada comunicación, un tipo de acercamiento. De ahí que el proceso de creación artística haya tres elementos fundamentales: el creador o artista, la obra de arte, el receptor o público a quien va dirigida la creación.
Al transmitir el artista su mundo interior a la obra de arte, plasmará y trasmitirá a la misma, una determinada ideología, valores estéticos y un conocimiento dado. El artista plasma en la obra una realidad dada, expresando sus contradicciones, consciente o inconscientemente, ya que él mismo es producto de determinadas relaciones sociales y representante de una clase o grupo social, lo cual se transmite de alguna forma a la obra, que no es más que la materialización de una realidad a través del prisma de su creador, por lo que cada una lleva impreso el signo de la personalidad del artista y es, por tanto, irrepetible.
El público a quien se dirige la obra de arte también está determinado socialmente. Tiene gustos y patrones estéticos establecidos, así como una determinada ideología de clase y cultura. De acuerdo a esto será mayor o menor en él, la influencia del arte.
La obra de arte, al actuar sobre el perceptor, cumple determinadas funciones sociales, las cuales variarán históricamente. Ellas no permanecen estáticas, como preestablecidas de una vez y para siempre, sino que cambian en correspondencia con la época, las necesidades estéticas y artísticas de la misma, de la clase de público al que van dirigidas, así como del tipo de manifestación artística (arquitectura, pintura, escultura, música, ballet, teatro). En ocasiones, la obra de arte ejerce funciones que ni siquiera fueron previstas por su creador.
El arte tiene múltiples funciones: cognoscitiva, heurística, compensatoria, hedonistica, comunicativa, ideológica y educativa.
El arte inculca a los hombres una u otra orientación ideológica – valorativa, una determinada cosmovisión del mundo, ya que lo expresado en la obra de arte, la relación del artista con la vida constituye un conjunto de ideas, ya que lo expresado en la obra de arte, la relación del artista con la vida constituye un conjunto de ideas, sentimientos y emociones. En este todo ideológico-emocional, se transmite a los hombres y mujeres el contenido práctico del arte, que es asimilado por ellos en el proceso de vivencia, por lo que siempre va a ejercer una función educativa, va a crear y enriquecer determinados gustos y patrones estéticos.
Por ejemplo, en la sociedad primitiva se llevaron a cabo ritos con el objetivo de obtener buena caza. Estos ejercían dos funciones: por un lado ayudaban a rememorar las reglas necesarias para la cacería de uno u otro animal y por otro provocaban una exaltación de las emociones en los cazadores, infundiéndoles valor y fuerza. El resultado era una cacería provechosa.
De los aztecas es muy conocida la ceremonia que se llevaba a cabo en el Mes de las Escobas (undécimo mes del año azteca) donde se realizaba el último sacrificio del año en honor al Dios Tezcatlipoca. Allí lo artístico era un elemento movilizador; a la par tenía el fin de sensibilizar a los dioses con el objetivo de tener buena cosecha y rogar que se les permitiera seguir viviendo. Todo era preparado con delicadeza y sensibilidad artística. Los sacerdotes tomaban al más gentil de entre los prisioners, lo vestían hermosamente con tejidos y tocaba de plumas. El día de su muerte, caminaba por toda la ciudad tañendo con sus flautas los sones más dulces; se dirigía ahora con sus sirvientes hacia la base del tiempo-pirámide. Con las flautas en sus manos empezaban a subir parsimoniosamente los escalones, acompañado del golpear de los tambores: mientras subía, tañia una dulce música, la misma que había ejecutado en las calles de la ciudad. Al terminar una canción rompía una flauta y la arrojaba al suelo. Tomaba entonces otra y proseguía tocando. Así llegaba a la cima, dejando tras de sí, en la escalinata, las flautas rotas, símbolo de su vida pasada.
En la Edad Media, donde el arte estaba en función de las clases dominantes, dependía del gusto de los círculos cultos. El arte se convirtió en propiedad espiritual de una minoría, el clero.
Se tornó instrumento de propaganda de la iglesia y su misión sólo podía consistir en inspirar a las masas un espíritu solemne y religioso.
En esta época, los cambios de estilo eran lentos, se era bastante conservador en cuestiones artísticas, reflejo del dogmatismo feudal. No obstante el sometimiento de los pueblos en la vida material y espiritual, éstos se las arreglaban donde expresaban sus vidas, alegrías y penas, sus esperanzas e ideas sobre el futuro y sobre el sometimiento de las fuerzas de la naturaleza.
Tanto las funciones del arte, como su propia definición han sufrido cambios a lo largo de las épocas. La definición más difundida de que el arte constituye primordialmente una imitación de la realidad (idea que tuvo gran aceptación desde el renacimiento) está siendo reconsiderada en el presente siglo, donde se da una orientación hacia el antimimetismo.
Tenemos por ejemplo que los cubistas analíticos y los orfistas inventaban medios de presentar en la pintura objetivos de configuración excepcional; los dadaístas y los constructivistas abogaban por los objetos de uso cotidiano, como base de su creación, pero en cualquier caso se excluyó la mimesis, abandonándose la precisa y tradicional distinción entre arte y mundo real. Ejemplo de esto lo constituyó la exposición del urinario de Marcel Duchap en 1917.
Las funciones del arte contemporáneo van más bien encaminadas a involucrar al perceptor como parte de la creación artística, como elemento que complementa la obra de arte, la cual se presenta, en muchos casos, inconclusa.
Al público de hoy se le plantean determinadas exigencias por parte del artista, por lo cual se vuelve cada vez más imprescindible para la propia obra. Se le exige cierta preparación intelectual y nuevos patrones e ideas estéticos.
Como bien djera María Golaszewska:
«el arte que surge hoy, produce la impresión de estar destinado a los hombres y mujeres del futuro».
Aunque para este tipo de arte no está preparado la mayoría del público, éste tampoco encuentra una total satisfacción en el arte tradicional ya que éste no expresa, ni refleja las contradicciones en que se encuentra inmerso el hombre de hoy y que necesitan salida en el mundo del arte.
Un mundo donde la técnica lo domina todo, necesita ser expresado de una nueva manera.
Con el surgimiento y desarrollo de la Revolución científico-técnica, la técnica pasa a ser parte integrante del medio que rodea al hombre, se convierte en objeto de la actividad estética y, al mismo tiempo, somete a la esfera de su influencia al arte mismo. Es la época de los medios técnicos, los cuales hacen posible un consumo verdaderamente masivo de los productos artísticos.
En los países capitalistas, donde los productos de la actividad artística se convierten en mercancías, dicha masividad irá en detrimento de la calidad artística y del gusto estético del público a quien va dirigida. Se va formando una entidad nueva, que conocemos como «cultura de masa». Estos nuevos sistemas se generan de modo natural para cubrir las necesidad espirituales del proletariado y de los otros grupos urbanos deculturados, que jamás iban a poder resolver su problema con un arte que disminuía al máximo su papel social y simultáneamente como una solución al problema de industrializar el arte y hacerlo circular en forma amplia, según exigía la «sociedad de masas» en formación y sus nuevas posibilidades -y urgencias- de difusión masiva, bien distante del localismo rutinario de las catedrales de la Edad Media.
En muchas de estas manifestaciones artísticas pasan a un primer plano la violencia y la pornografía vendida como arte. Estas producciones tienen dentro de sus objetivos desarrollar una mentalidad de consumidor tan necesaria al sistema.
Todas las problemáticas y contradicciones que se dan en el mundo del arte de hoy, se ven reflejadas en las teorías de los artistas burgueses, los cuales tienen como denominador común, la sobrevaloración de la técnica dentro del contexto actual.
Unos ven en la técnica la única salida posible para resolver no sólo los problemas sociales, sino también los relativos al desarrollo artístico – corriente optimista-; otros – los pesimistas – hacen un llamado de alerta con respeto al peligro que entraña la técnica para el arte, e incluso ya algunos se plantean el problema en los siguientes términos: sobre el arte.
En el nuevo siglo, surge un nuevo tipo de manifestación artística (vinculado al desarrollo técnico) cuestionador de la situación en que ha sido colocado el mismo, por el comercio capitalista, un arte que surge contra la comercialización de la creación artística, y que expresa una toma de posición en la lucha política y social del momento, aunque no llegue a posiciones políticas radicales. Ejemplo de ello lo podemos encontrar en el arte de los llamados vanguardistas.
También surgen nuevos tipos de creaciones artísticas vinculadas al conocimiento científico y al desarrollo tecnológico actual. Ejemplo: el arte de computadora, el arte mediano por la técnica, el diseño industrial y otros.
La contradicción existente entre el arte y la industria, originada con la Revolución Industrial, encuentra su solución precisamente en el surgimiento del diseño, el cual de forma orgánica vincula el arte a la producción.
Como dicen algunos el arte se especializó para calmar el hambre espiritual. El diseño es una especie de sandwich doble. Su descubrimiento, que abre la liquidación de los antagonismos culturales de la industria y de sus contradicciones con el «Arte», es el gran mérito histórico del llamado movimiento moderno.
Muchos con el desarrollo industrial y la Revolución Científico Técnica sintieron que el arte desaparecería. No se daban cuenta de la necesidad del surgimiento de nuevas formas artísticas en concordancia con los nuevos tiempos y el desarrollo vertiginoso de la técnica. Muchos artistas hicieron un rechazo a todo lo que tuviera relación con la técnica, se sentían horrorizados ante este nuevo mundo que imponía cambios a todo lo existente.
En la sociedad socialista, la situación es diferente, pues el objetivo mismo de la producción, lo constituye la satisfacción multilateral de las exigencias de las masas, la constante elevación de su bienestar material y espiritual.
La Política Cultural de la Revolución está encaminada a elevar el gusto estético y artístico de la población de acuerdo con nuestra realidad concreta. En esto juegan un papel primordial la creación de múltiples escuelas de artes, las casas de cultura, producción cinematográfica, etc.
Apuntamos a recoger el fruto y reconocimiento a nivel internacional del desarrollo alcanzado por nuestras artes.
Debemos estar interesados en desarrollar la estética de los productos y el diseño industrial, para lograr que éstos compitan por su calidad artística a nivel internacional. Sobr eesto Hart señaló:
«… estamos interesados en estudiar la posibilidad que brinda el diseño artístico relacionado con la producción de ropa, muebles, de tejidos, de artesanías y de objetos para el consumo cotidiano».
«… el diseño constituye un área significativamente importante en el intercambio comercial y en la economía de recursos para la producción material. A través de él puede verse que el artista está en condiciones de convertirse en uno de los trabajadores que más valores económicos pudiera llegar a crear con menos medios. En el concepto de diseño están implícitos, pues, el principio de la economía de recursos y el de la belleza. Es decir, un principio rector en la estética».
No obstante, los esfuerzos que hace el estado por desarrollar la cultura artística y el gusto estético del pueblo y a pesar de los logros mencionados existe una cultura extendida que debemos ver con pesar, ya que el día a día se divulgan por nuestra televisión y radio. Se producen seriales y novelas donde el espectador sólo puede distinguir a los «malos» de los «buenos», identificándose con estos últimos, sin estar en consideraciones sobre lo que representa verdaderamente el personaje. Resulta entonces intrínsecamente reaccionario, porque no opera en el nivel de la conciencia del espectador; lejos de esto tiende a adormecerla; cerrando el paso a la comunicación racional.
Se debe poner atención por parte de los órganos de difusión masiva así como en los centro de enseñanza en todos sus niveles, para convertir al pueblo de instruido en culto.
El arte debe ser un medio de elevar la cultura, de lograr un pueblo no sólo instruido sino también culto que es la única forma como dijo el Apóstol, José Martí, de ser plenamente libres.
Por esto, es necesario «diferenciar lo popular auténtico de la chabacanería con pretensiones de pueblo».
Referencia:
Guadarrama y otros, (1991). «Lecciones de Filosofía Marxista – Leninista». Impreso en Andre Voisin, Empresa Nacional de Producción del Ministerio de Educación Superior. pp. 353 – 362
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