Por Laila Tajeldine
En lo nacional, Venezuela en los últimos años ha sido víctima de un ataque feroz a su moneda y economía a través de unas sanciones indiscriminadas y un complot, por parte de Estados Unidos junto a la oposición venezolana, para hacer daño a toda la población y derrocar al gobierno constituido.
En lo internacional, el mundo se encuentra sumergido en un mar de conflictos y situaciones que verifican que el actual sistema económico ha fracasado, por cuanto la lógica de concentración del poder mundial en favor de las empresas y los monopolios han demostrado que agravan la desigualdad entre los ricos y pobres, hasta el punto que 4.770 millones de personas en el mundo han perdido en el último año un 0,2% de su riqueza en términos reales (cifra Oxfam).
La situación en America latina y el Caribe es también bastante delicada, de acuerdo al Informe Crisis Mundial Alimentaria de las Naciones Unidas, 19,7 millones de personas enfrentan altos niveles de inseguridad alimentaria en la región (Colombia, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Perú conforman la lista de naciones en cuestión). A esta situación económica internacional preocupante se suma la posición de aquellos países que vociferan la teoría de derechos humanos y democracia, cuando en la realidad avalan el genocidio contra el pueblo palestino y cualquier violación al ser humano o a la democracia cuando se trata de aliados.
La decisión que se tome en Venezuela tendrá incidencia nacional e internacional:
Esta afirmación es totalmente cierta, lo que se decida en Venezuela tendrá, para los pueblos del mundo, un efecto positivo o negativo dependiendo del resultado. ¿Por qué esta afirmación?
En lo Internacional:
Nicolás Maduro hoy es parte de esas posiciones que representan una alternativa al sistema capitalista que tanto daño ha hecho. Maduro ha sido partícipe de la aplicación de nuevas políticas y formas de relaciones económicas entre los pueblos y países, dando votos por un mundo sin hegemonías, un mundo donde se respete la igualdad de los pueblos, así como la soberanía y el derecho al desarrollo sin intervención extranjera. Votar por Maduro es por votar por la entrada a los BRICS, a la Franja y la Ruta, es votar por la Multipolaridad y el crecimiento.
Maduro además, ha sido uno de los principales voceros que ha condenado el genocidio a los palestinos, así como las guerras en cualquier parte del mundo. Ha sido el principal promotor del respeto a la Carta de las Naciones Unidas, en aras de contar con un mundo pacífico, prospero, pero también justo y equitativo. Votar por Maduro es votar por la Carta de las Naciones Unidas.
Lo contrario a Maduro sería votar por un mundo donde prive el poder de los que más tienen, donde prevalezca las medidas coercitivas, las guerras y el genocidio como fórmula para acabar a los contrincantes del gran capital. Votar por la derecha en Venezuela significaría estar subordinados a los mandatos de Estados Unidos, aun cuando vayan en contra de nuestros intereses.
En lo Nacional:
En el plano Nacional, Nicolás Maduro es parte de la teoría que la salud y la educación es un derecho de todos, por lo tanto, estos servicios públicos deben ser garantizados siempre por el Estado. Además, Nicolás Maduro representa la posición que el Estado debe ser un defensor de los intereses del pueblo, él es de la convicción que el capital económico debe ser dirigido para el crecimiento de la población, y que el desarrollo de una nación debe ir en paralelo con el desarrollo de sus habitantes. Nicolás defiende los derechos inalienables del pueblo, fue él quien hizo esa Ley Orgánica del Trabajo que tanto le temen los empresarios. Nicolás ha sido y es un verdadero defensor de los intereses de los venezolanos.
Además, Nicolás Maduro ha demostrado su capacidad de gobernar con sanciones, bloqueos y pandemia, una aptitud que pocos lideres en el mundo han podido demostrar.
Votar por Nicolás, es votar porque sigan creciendo los derechos y los avances del pueblo venezolano, votando por Maduro garantizaríamos el equilibrio y estabilidad necesaria para crecer. Es votar por la Venezuela grande y bonita.
Lo contrario a Maduro significaría la privatización de todos los servicios, de la educación y salud. Votar por la derecha significaría el retraso, la pobreza, la inestabilidad, las masacres y las muertes. Acabaríamos con toda posibilidad de crecer, de avanzar, de desarrollarnos, de exigirle al Estado un compromiso con el pueblo. Votar contra el proyecto nacional que lidera Nicolás Maduro significaría hacernos daños a nosotros mismos.
Por ello, afirmamos que este 28 de julio debemos votar desde la consciencia y responsabilidad. Como venezolanos, defensores de la paz y el bienestar de todos, no podemos perder esta oportunidad que tenemos para seguir avanzando. No ha sido fácil llegar hasta donde estamos, ya superamos gran parte de las dificultades y ahora estamos en la etapa del crecimiento y la construcción de un gran futuro para que concretemos ese sueño de la Venezuela potencia.