El informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, respaldado por 195 gobiernos y basado en más de 14.000 estudios, es el compendio más completo hasta la fecha sobre cambio climático.
Esencialmente identifica a los seres humanos como responsables del calentamiento global, han calentado el planeta alrededor de 1,1 grados Celsius, o 2 grados Fahrenheit, desde el cambio de siglo, como consecuencia de la quema de carbón, petróleo y gas para obtener energía.
Incluso si los países comienzan a reducir sus emisiones de manera significativa hoy, es probable que el nivel general de calentamiento global aumente en aproximadamente 1,5 ° C durante las próximas dos décadas: se está produciendo un futuro más caluroso.
Solo para darte un ejemplo, casi mil millones de personas en todo el mundo pueden experimentar olas de calores más frecuentes y potencialmente fatales. Se espera que cientos de millones de personas más tengan dificultades para conseguir agua debido a la grave sequía. Algunas especies de plantas y animales que viven hoy desaparecerán. Los arrecifes de coral, que apoyan la pesca en grandes áreas del planeta, sufrirán una muerte masiva.
Las potencias tienen dos caminos:
El primero, establecer un esfuerzo coordinado entre los países para dejar de añadir dióxido de carbono a la atmósfera en torno al año 2050, lo que implicaría un rápido abandono de los combustibles fósiles a partir de ahora, así como la posible eliminación de grandes cantidades de carbono del aire. Si esto ocurriera, el calentamiento global se detendría y se estabilizaría en torno a los 1,5 grados Celsius, concluye el informe.
El segundo, es que si las naciones fracasan en ese esfuerzo, la temperatura media mundial seguirá aumentando, pudiendo pasar de 2 a 3 grados o incluso 4 grados Celsius, en comparación con la era preindustrial.
El informe describe cómo cada grado adicional de calentamiento trae consigo riesgos muchos mayores, como inundaciones y olas de calor cada vez más severas, graves sequias y aumento acelerado del nivel del mar que podría amenazar la existencia misma de muchas naciones insulares.
Pero también concluye que la mayor parte del aumento en la temperatura global promedio desde el siglo XIX es atribuible a las naciones que queman combustibles fósiles, talan bosques y cargan la atmósfera con gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el dióxido de carbono.
Los cambios climáticos que se han producido hasta ahora no tienen precedentes en la historia de la humanidad. La última década fue probablemente la más calurosa del planeta en 125.000 años. Los glaciares del mundo se están derritiendo y retrocediendo a un ritmo «nunca visto en al menos 2000 años».
El nivel del mar ha aumentado un promedio de 20 cm durante el siglo pasado, y la tasa de aumento se ha duplicado desde 2006. Las olas de calor se han vuelto más calientes desde 1950 y han durado más en muchas partes del mundo y los incendios forestales se han agravado en amplias zonas del planeta.
Los expertos han calculado que las políticas actuales de los gobiernos mundiales harán que el mundo se caliente unos 3 grados centígrados a finales de siglo. Esto aumentó la presión sobre los países para que formulen compromisos más ambiciosos, más allá de lo que convinieron en el acuerdo internacional sobre el clima pactado en París en 2015.
El nuevo informe también explora con mayor detalle cómo el calentamiento global afectará a regiones específicas del mundo. Por ejemplo, si bien hasta la fecha solo en un rincón de América del Sur se ha detectado un aumento de las sequías que pueden perjudicar a la agricultura, se prevé que esos periodos de sequía perjudiciales sean mucho más frecuentes en todo el continente si la temperatura media mundial aumenta 2 grados Celsius.
Además de lo anterior, Estados Unidos es el responsable de la emisión de 509 GtC02, es decir, el 20% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero emitidas a la atmósfera en los últimos 2 siglos.
En este sentido, Nicaragua ha abogado por la creación de un “Fondo de Reparaciones climáticas” para sufragar pérdidas y daños, esto tendría la ventaja para los países que contribuyen, de volver previsible, en fondos y tiempo, sus obligaciones.
Nos tenemos que centrar en el tema de la justicia climática, un concepto que hace referencia a que la responsabilidad histórica del cambio climático recae en las naciones ricas y poderosas, y sin embargo afecta de forma desproporcionada a los más pobres y vulnerables.
Por esta razón, se habla de la responsabilidad de hacer frente al impacto del cambio climático, y quién debe hacer mayores esfuerzos para mitigar los efectos del mismo. En la Cumbre Internacional (virtual) sobre la Adaptación Climática organizada por los Países Bajos en enero de 2021, quedó en evidencia que los países desarrollados aún están lejos de concretar los aportes de los fondos necesarios que ayuden a financiar las acciones para adaptarse al cambio climático a los países empobrecidos.
Según la organización Oxfam a partir de datos recabados en 2020, unos recursos estimados en 100.000 millones de dólares anuales, en 2017 y 2018 solo alcanzaron unos 60.000 millones; a su vez, el 80% fueron préstamos a devolver, en lugar de subvenciones, aumentando así la deuda externa de los países más afectados por el cambio climático.
De esta forma, mientras se comprueba que los fondos destinados en la actualidad son claramente insuficientes, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ya predice que la cantidad necesaria para afrontar los daños y pérdidas provocados por el cambio climático aumentará, debido a la mayor intensidad de los impactos.
Por lo que se calcula que para el año 2030 se necesitarán 280.000 millones al año para ayudar a los países del Sur Global con la adaptación, ascendiendo hasta 500.000 millones para el año 2050.Vemos entonces como aumenta la brecha entre el apoyo que necesitan las naciones vulnerables y la financiación proporcionada por los países ricos. Sobre todo teniendo en cuenta que los países del Sur Global son los que más sufren y menos contribuyen al calentamiento global.
En noviembre de 2021, los líderes mundiales se reunirán en Glasgow, Escocia, para trabajar en el sucesor del histórico Acuerdo de París de 2015. Casi todas las naciones del planeta adhirieron al Acuerdo que tiene como objetivo mantener el aumento de las temperaturas globales muy por debajo de los 2 °C en este siglo y continuar los esfuerzos para mantenerlo por debajo de los 1,5 °C.
Según la publicación del IPCC, en todos los escenarios de emisiones considerados por los científicos, ambos objetivos se romperán este siglo a menos que se produzcan grandes recortes de emisiones de dióxido de carbono. Los autores creen que se alcanzará 1,5°C en 2040 en todos los escenarios. Si las emisiones no se reducen drásticamente en los próximos años, puede suceder incluso antes.
Las acciones deben ser inmediatas para evitar el colapso ambiental del mundo. Las mismas propuestas apuntan a bajar abruptamente las emisiones de gases y llaman a una necesaria modificación productiva y del consumo. Las acciones del hoy que no pueden dejarse para mañana. Aunque el mañana, ya llegó.
Termino con este pensamiento del Comandante Fidel Castro:
«Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre».
Escrito por Oscar Gómez
Movimiento Ambientalista Guardabarranco