Compartimos un artículo escrito por Jaime Flores Cedeño, titulado «Pedro Albizu Campos y su lucha por la independencia de Puerto Rico». A continuación se presenta el texto:
El 12 de septiembre se cumplirán 130 años del natalicio de Pedro Albizu Campos (1891-1965), héroe por la independencia de Puerto Rico y una de las máximas figuras de Latinoamérica.
Su lucha es muy similar a la librada por miles de panameños en el siglo XX, que dieron su sangre y sacrificio por la soberanía en la extinta Zona del Canal, cuyo coloniaje fue impuesto por la aprobación del Tratado Hay- Bunau Varilla en 1903.
Puerto Rico, territorio colonizado
Puerto Rico, desde hace más de un siglo es un territorio colonizado por los Estados Unidos de América, a razón de las cláusulas que le impuso esta Nación a España y que se hallan contenidas en el Tratado de París de 1898, como consecuencia de la guerra Hispano- estadounidense.
Desde aquel momento comenzó para Puerto Rico un proceso de luchas patrióticas que perseguían lograr su independencia. En la primera mitad del siglo pasado hubo muchos héroes que alzaron su voz contra la ocupación, siendo uno de ellos: Pedro Albizu Campos.
La formación académica de Pedro Albizú Campos
El prócer, después de realizar estudios en su tierra natal, siguió su formación en la universidad del estado de Vermont graduándose de ingeniero químico, y luego en Harvard, donde obtuvo el título de leyes. En esta época, fue honrado por el propio Eamon de Valera, quien hacía una visita al centro de estudios, como presidente de la campaña universitaria a favor de la libertad de Irlanda.
Una vez graduado de abogado recibió ofertas para trabajar en los Estados Unidos, las cuales rechazó. Volvió a su tierra natal en 1921 y decide incorporarse al Partido de la Unión, que poseía principios emancipadores coincidentes con sus posturas.
Sus tempranas convicciones nacionales se reflejan en un discurso de esos años donde señalaba que:
“El patriotismo no es amor propio, sino el amor patrio. La libertad hay que pagarla a su justo precio, la Independencia requiere como todo supremo bien el sacrificio de lo más sabio, noble y puro de la nacionalidad: La Patria es Valor y Sacrificio”.
Su ingreso al Partido Nacionalista y primeros arrestos
Producto de diferencias con el partido tomó la decisión de incorporarse a las filas del Partido Nacionalista, fundado en 1922. En este colectivo llegó a ocupar las posiciones de: vicepresidente (1924), delegado para el continente y presidente (1930). Al ser juramentado en este último cargo, expresó:
“Jurar que defenderemos el ideal nacionalista y que sacrificaremos nuestra hacienda y nuestra vida, si fuera preciso, por la independencia de la Patria”.
Su llegada a la más alta jerarquía del partido robustecería la lucha independentista, causándole persecuciones y arrestos hasta provocar su muerte. Ejemplo fue la condena de diez años impuesta en 1936 por acción directa del gobernador Blanton C. Winship, se le acusó por el delito de sedición. La pena no fue cumplida en Puerto Rico, sino en una prisión federal en Atlanta, muchas fueron las voces de solidaridad internacional que clamaron por su libertad, destacándose la de Gabriela Mistral y miles de puertorriqueños en las calles de Nueva York.
A raíz de estos acontecimientos se produjo en 1937, una manifestación pacífica en Ponce que pedía su libertad. La misma desencadenó en una violenta represión dejando 19 muertos y 150 heridos.
La cárcel fortaleció sus ideas de libertad
Luego de pagar una larga condena regresó a su Patria en 1947, la cárcel como pensaban sus adversarios no lo doblegó, todo lo contrario, fortaleció sus ideales de libertad. No sería su último arresto, ya que, en 1950 al darse protestas públicas volvió a ser arrestado, tres años después fue liberado por la presión popular. En 1954, a raíz de disparos que se dieron contra la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, es nuevamente acusado como instigador del hecho y condenado.
Su muerte fue un ejemplo de lucha y heroismo
Permaneció en prisión hasta noviembre de 1964, cuando se falla ponerlo en libertad y enviarlo a un centro hospitalario por su grave estado de salud. Su condición empeora hasta fallecer el 21 de abril de 1965 en la casa donde habitaba. A pesar de que no murió en la cárcel, sus contemporáneos coinciden que su muerte fue la consecuencia directa de las condiciones insalubres, de aislamiento y torturas del encierro.
El poeta puertorriqueño Juan Antonio Corretjer (1908-1985), se refirió a su deceso de esta manera:
“Nada ni nadie puede ya contra Pedro Albizu Campos. El estoico retador de todos los dolores salió a la inmunidad por la puerta de todos los dolores. Quien lo quiera encarcelar verá que no puede. Quienes lo mataron comprenderán que ya no pueden matarlo. El lisiado ha reducido a la impotencia a los todopoderosos”.
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