El 16 de febrero de 1986, en la zona fronteriza con Honduras, al norte de Somotillo, la contrarrevolución asesinaba en una emboscada al internacionalista suizo Maurice Demierre, de 29 años y a cinco mujeres campesinas.
El joven agrónomo suizo descansa en la plaza principal de Somotillo. El brigadista mártir, consciente de los riesgos que representaba trabajar en las zonas rurales de la frontera norte, había expresado el deseo de ser sepultado en Nicaragua, en caso lo hubiesen matado.
Su ejemplo de entrega, su disposición al trabajo, su identificación con la lucha revolucionaria, lo mantienen vivo y presente en la memoria colectiva de la Nicaragua sandinista.
Tras el Triunfo de la Revolución Popular Sandinista, el 19 de julio de 1979, miles de jóvenes cooperantes, internacionalistas y brigadistas procedentes de Europa y Estados Unidos, habían llegado a Nicaragua para apoyar el proyecto revolucionario, en la agricultura, la educación y el sistema de salud.
Suiza destacó como uno de los países desde el cual procedía un alto número de brigadistas. En total, en los años 80, llegaron solo de Suiza unas 800 personas, entre ellas Maurice Demierre e Yvan Leyvraz, quienes murieron en ataques de los contras.
Maurice Demierre, 29 años, suizo, originario de Bulle, Cantón de Friburgo, llegó a Nicaragua en 1982 junto con Chantal Bianchi, su compañera de vida. Ambos eran miembros voluntarios del organismo cristiano suizo “Frères sans Frontières” (Hermanos sin Fronteras, hoy E-Changer).
Se instalaron en el norte del país. Maurice era agrónomo y Chantal educadora popular; el joven trabajaba, dando acompañamiento y asesoría, en las cooperativas agropecuarias de la zona de Somotillo, al norte del occidental departamento de Chinandega. Era muy apreciado y querido por los campesinos de la zona, por su dedicación y su incasable entrega al trabajo.
Según los testimonios de las familias campesinas que lo conocieron, Maurice no se dedicaba solamente a la agricultura, también realizaba gestiones para conseguir fondos y apoyar económicamente a las comunidades con las que compartía y convivía.
Como cristiano, participaba también activamente en las tareas de los Delegados de la Palabra del Bloque Intercomunitario Pro Bienestar Cristiano.
Al haber decidido apoyar a los campesinos de la zona norte, muy cerca de la frontera con Honduras, desde donde la contrarrevolución hacía sus incursiones y sus ataques, Maurice estaba consciente de los riesgos que su trabajo tenía y siempre dijo que quería ser sepultado en Nicaragua. Era esa una zona donde tantos campesinos ya habían sido salvajemente asesinados por la contrarrevolución.
Sus padres, en Suiza, tenían un mapa de Nicaragua pegado a la pared y cuando se enteraban de un ataque de la contra, buscaban en el mapa si ese lugar quedaba cerca de la comunidad donde Maurice vivía. A pesar de la preocupación, la familia del joven y la madre en especial, apoyaba la decisión que había tomado Maurice y reconocía en su hijo el profundo humanismo y la solidaridad que lo caracterizaban.
El día 16 de febrero de 1986 se había realizado un viacrucis campesino. Era parte de las movilizaciones religiosas que desencadenó por toda Nicaragua el Viacrucis por la Paz y la Vida que, encabezado por el Padre Miguel D’Escoto, convocó miles de nicaragüenses.
Después del viacrucis, algunas mujeres campesinas necesitaban regresar a su comunidad, sin embargo no tenían quién la llevara de regreso. Maurice se ofreció llevarlas.
Mientras venía manejando una camioneta, en el camino a Jiñocoago, al norte de Somotillo, el vehículo hizo contacto con una mina tipo Claymore, de fabricación estadounidense, que explotó al paso de la camioneta. Como resultado del impacto, los viajeros resultaron heridos, pero los contrarrevolucionarios, que estaban emboscados, rafaguearon con metralleta el vehículo, asesinando a Maurice y a cinco mujeres campesinas.
La explosión se escuchó en las comunidades aledañas, ya que solo un kilómetro y medio separaba Somotillo del lugar del impacto. Los campesinos, amigos de Maurice, rezaron que no hubiese muerto.
Lo sepultaron en la plaza principal de Somotillo, respetando la decisión del joven.
Su muerte constituyó un hecho político muy fuerte, tanto en Suiza como en Nicaragua.
Según los testimonios de la gente que la conoció, Maurice es recordado como un voluntario que hizo suya la realidad de Nicaragua y en los cuatro años en los que vivió en nuestro país, compartió profundamente con las familias campesinas de la zona de Somotillo, donde trabajaba.
Fue un ejemplo de un nuevo tipo de cooperante, que no se limitaba a transferir conocimientos tecnológicos en agricultura, sino que se ponía al servicio del pueblo, con profundo humanismo y empatía.
La madre de Maurice, Jacqueline Demierre, escribió a todos los nicaragüenses una carta, que vale la pena leer, 33 años después, como testimonio de solidaridad y extraordinario amor a la Revolución Popular Sandinista.
“Bulle, abril de 1986
A mis hermanas y hermanos de la Nicaragua mártir:
Sí, aún estoy llorando a mi hijo Mauricio, muerto el 16 de febrero de 1986, cerca de Somotillo. Sí, esa muerte ha sido un gran golpe para mi corazón de madre ya ha quebrado todo mi cuerpo. Él se entregó a una tarea por los pobres, por la libertad, la paz y el amor, en nombre de Cristo Jesús.
Yo lo había entregado. Y todavía ahora estoy ofreciendo su sacrificio, que termina en la resurrección. Para que los que lo mataron entiendan. Para que el mundo entero se despierte y actúe y grite la verdad.
Me siento muy cerca de todos ustedes, que sufren. De todas la madres de Nicaragua, de las familias de las madres que murieron con él.
Muy cerca de la Virgen María al pie de la cruz. Ellos, la Virgen y su Hijo, están con nosotros. Ellos son la fuerza que hará crecer la semilla, la sal de la tierra.
Tengan confianza. Continúen más que nunca su lucha, unidos. por sus familias, en nombre de la paz y del amor.
Gracias por haber querido a mi hijo Mauricio y por haberlo hecho uno de ustedes.
Les abrazo,
Jacqueline Demierre, mamá de Mauricio”.
Fuente: Barricada
También, te puede interesar:
Amanda Aguilar, Madre de la Revolución Sandinista
Nora Astorga, heroína de la Patria y la Revolución
«El que se quiera meter con Nicaragua, tiene que pensarlo dos veces»