Ernesto Guevara registró a lo largo de nueve meses el conjunto de experiencias y testimonios que lo trasformarían en uno de los mayores hitos del siglo XX: el Che Guevara.
A inicios del año de 1952, Ernesto Guevara de la Serna, con apenas 23 años de edad, inició su recorrido por cinco países de América del Sur a bordo de una motocicleta que llevaba por nombre «La Poderosa II».
La trayectoria, emprendida junto a su amigo de la juventud, Alberto Granado, partiría en dos la historia del joven estudiante de medicina. En unas notas de viaje posteriormente serían conocidas como Diarios de motocicleta, quedaría registrado la paulatina transformación de la mirada del joven médico sobre la realidad de América Latina.
El viaje —que daría nacimiento algunos años más adelante al mítico Che Guevara—, inició el 4 de enero de 1952 en Córdoba, Argentina, para continuar durante nueve meses el trecho por Perú, Chile, Colombia y Venezuela.
«El personaje que escribió estas notas murió al pisar de nuevo tierra Argentina (…) el que las ordena y pule, “yo”, no soy yo; por lo menos no soy el mismo yo interior. Ese vagar sin rumbo por nuestra “Mayúscula América” me ha cambiado más de lo que creí», advierte Guevara a los lectores al inicio del compendio de sus escritos.
Las experiencias acumuladas en el trayecto: las noches en el desierto, el contacto con los trabajadores mineros y el ser testigo de los maltratos hacia los indios de Perú, resultaron fundamental para perfilar su nueva mirada sobre el mundo.
Este viaje resultaría clave en la fraguación del hombre que en lo sucesivo asumiría la política como una forma de vida. Su diario de viaje termina con una frase que será premonitoria.
«Estaré por el pueblo (…) asaltaré las barricadas y trincheras, teñiré en sangre mis armas y, loco de furia, degollaré a cuanto vencido caiga en mis manos».
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