El pasado 23 de agosto el primer mandatario nacional, Nicolás Maduro Moros, anunció que más de 5 millones de hectáreas de los estados Guárico, Anzoátegui, Monagas, Sucre y Bolívar conformarán una nueva Zona Económica Especial del Campo. Agregó:
«Tenemos una propuesta a los países de los Brics para que vengan a invertir, hemos concebido una Zona Económica Especial Productiva, una Zona Económica del Campo con 5 millones 453 mil 704 hectáreas (…) una nueva Zona Económica destinada a la producción alimentaria para inversionistas nacionales e internacionales, todo eso lo vamos a proponer a los Brics».
Asimismo precisó que dicha superficie será preparada para la producción conjunta de soya, maíz, sorgo, maní, merey, ganadería bovina, caprina y bufalina; producción forestal, leguminosas, algodón y girasol.
ENTRE SABOTAJE Y SANCIONES
La batería de sanciones emitidas por el gobierno estadounidense ha impactado la producción agroalimentaria de Venezuela y el acceso de la población a los alimentos. Desde hace algunos años, distintos sectores económicos nacionales estimularon el boicot, la especulación y el contrabando, lo que causó desabastecimiento y déficit nutricional en sectores populares.
Sin embargo, el gobierno nacional ha estimulado la actividad estableciendo acuerdos con distintos sectores y con el Programa Mundial de Alimentos (PMA). En 2021, el presidente Maduro anunció que en el país se desarrollarían 18 programas de seguridad alimentaria para el beneficio de más de 15 millones de venezolanos y venezolanas, y reconoció la importancia de los convenios suscritos entre el país y el PMA. Entre ellos destacó:
- Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) que benefician a 7 millones de venezolanos y venezolanas.
- Plan de Proteína Animal para 7 millones de familias.
- Programa Nutrichicha del Instituto Nacional para la Nutrición (INN), dirigido a mujeres lactantes y niños y niñas, que beneficia a 3 millones de personas.
- Programa de Alimentación Escolar (PAE) que atiende a 5 millones 930 mil niños y niñas.
- Plan de abastecimiento de las Casas de Alimentación que beneficia a unas 700 mil personas.
- Plan de abastecimiento de las Bases de Misiones Socialistas que atiende a 991 mil beneficiarios.
- Programa para atender la alimentación de los privados de libertad.
A finales de 2022 los CLAP distribuían 220 mil toneladas de alimentos por mes. Entre 2017 y 2021 incrementaron la distribución en 44%, según lo anunció la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, ante la Asamblea Nacional (AN).
Ese mismo año el ministro de Agricultura, Wilmar Castro Soteldo, informó que la composición de los combos de dicho programa había variado de 80% de productos importados a 95% de productos nacionales, proporción que se ha mantenido hasta la actualidad.
A escala nacional, el programa de alimentación ha desplegado jornadas pesqueras —distribución de pescado—, textil —confección de uniformes escolares—, materno —protección materna-neonatal— y Ferias del Campo Soberano.
Como es sabido, en 2019 la administración Trump sancionó esta iniciativa gubernamental arguyendo actos de corrupción por parte de empresarios que cooperaban con la importación de alimentos desde distintos países, mientras a lo interno sus aliados empresariales saboteaban la distribución de alimentos y bienes indispensables. Esto fue celebrado por miembros del gobierno fake encabezado por el exdiputado Juan Guaidó.
UNA ESTRATEGIA ENFOCADA EN LA PRODUCCIÓN SOBERANA
Una serie de acciones concretas que evadieron el bloqueo a la importación de semillas certificadas, fertilizantes, entre otros insumos agrícolas, enfiló la actividad agropecuaria hacia una recuperación estable. Las estrategias gubernamentales impulsadas por la la Gran Misión AgroVenezuela permitieron alcanzar la producción de 11 millones de toneladas de alimentos, 7 millones 800 mil correspondientes al sector vegetal y 3 millones 342 mil al sector animal.
Otros datos:
- Se han logrado sembrar 514 mil 299 hectáreas de maíz, con un rendimiento aproximado de 4,5 toneladas por hectárea, lo que significa un crecimiento de 17% respecto al año anterior.
- Se registró un crecimiento de 27% en la producción de arroz en comparación al año 2021, debido a las 67 mil hectáreas sembradas en los estados Portuguesa y Guárico. En esta última entidad se ha incrementado en 167% desde 2017.
- Se han alcanzado las 223 mil hectáreas en producción de café, rubro cuyos rendimientos subieron de 15 quintales —el histórico que teníamos los últimos cinco años— a por encima de 25 quintales.
- Se ha recuperado en 78,3% la disponibilidad de proteína en las familias venezolanas, producto de las Ferias del Campo Soberano.
- Según cifras reportadas en enero de este año por el Banco Central (BCV), el sector agrícola registró un crecimiento de 4,84% entre ese mes y septiembre del año pasado respecto al mismo período de 2021.
- Durante el primer trimestre de 2022 las exportaciones aumentaron 182% respecto al mismo período del 2021, de acuerdo con cifras reveladas por la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Alimentos como langostas, camarones, cangrejos, semillas, chocolates de fabricación industrial y artesanal, alimentos industrializados para consumo humano y de animales encabezaron la lista de rubros cuyos principales destinos fueron Estados Unidos, Europa y el resto de Latinoamérica.
- Se ha logrado por primera vez en 25 años un abastecimiento de productos en los mercados nacionales de 97%, con diversidad de oferta, mientras el déficit nutricional bajó a 7,7% durante 2022.
En marzo pasado el Presidente afirmó:
«Hoy podemos decir que tenemos consolidado más de 45 mil Clap, y 73% de ellos asumido por mujeres. Ahora es cuando hay cosas buenas, y se viene lo mejor para los CLAP».
Asimismo se anunció un Fondo de Financiamiento para impulsar planes de producción de dichos comités. El primer mandatario ordenó que, para el próximo 31 de diciembre, 50% de los CLAP sean productivos en el país, en 2025 lograr la meta de 75% y para el 2026 el 100%, entre algunos con proyectos grandes y otros con microproyectos.
COOPERACIÓN CON EL SECTOR PRIVADO
El modelo agroalimentario venezolano sigue formando parte de una discusión amplia en la que la dependencia es el punto neurálgico. Esto se agudizó en el marco de las sanciones contra Venezuela: estas atacaron el metabolismo importador que es estructural en la dimensión alimentaria de la economía nacional, sin embargo, el gobierno maniobró estableciendo acuerdos con otros actores de la economía nacional.
Un informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos llamado «Guía del Exportador Venezuela», publicado en abril de 2022, reveló que Estados Unidos sigue siendo uno de los más importantes aliados comerciales. En 2021, Estados Unidos exportó 634 millones de dólares en productos agrícolas a Venezuela, un aumento de 44,8% en comparación con 2020. El informe agrega que:
«Esto consolidó su posición como el primer proveedor de Venezuela de productos alimentarios y agrícolas por volumen, con una cuota de mercado de importación de 35,5% y el segundo proveedor de estos productos por valor, con una cuota de mercado de importación de 26,1%».
Las importaciones desde Estados Unidos cayeron durante la «máxima presión» de la administración Trump entre 2016 y 2020. El gobierno nacional era el único importador de alimentos y bienes agrícolas, pero esta actividad pasó a manos privadas desde 2020. Sin embargo, el volumen total consolidado de las importaciones venezolanas de alimentos se redujo 5,7% en 2021, aunque aumentó significativamente en valor.
El referido informe destaca que las oportunidades «son cada vez mayores y las empresas estadounidenses pueden beneficiarse de la fuerte preferencia de los consumidores por los productos estadounidenses». Además, señala que más de 70% de los alimentos disponibles son de origen importado, y resalta las facilidades logísticas respecto a otros proveedores.
EL GRAN RETO: LA CONSTRUCCIÓN DE UN MODELO PROPIO Y DIVERSIFICADO
En su alocución del 23 de agosto, el presidente Maduro propuso retomar el concepto del «conuco a gran escala», así como los circuitos productivos del campo y abrirlos a procesos de financiamiento internacionales con los Brics. También propuso «la construcción de un modelo propio, diversificado, produciendo de todo». En este sentido, el contexto emanado de las sanciones y el sabotaje ha constituido una oportunidad histórica para fortalecer el desarrollo local, incluidos los pequeños productores que, según la FAO, producen alrededor de 80% de los alimentos del mundo.
Venezuela tiene experiencia acumulada en los riesgos que implica dejar la seguridad agroalimentaria en manos de un empresariado penetrado por sectores rentistas, cuya voluntad de trabajo está mediada por coyunturas políticas. Así lo ha demostrado desde el paro petrolero de 2002 hasta los años siguientes al Decreto Obama (2015), así como durante la agresión multifactorial desatada durante el gobierno de Donald Trump.
Aunque el diálogo con sectores empresariales ha revertido parte de la situación crítica a la que la población ha sido sometida, el gobierno ha optado por fortalecer la organización y apoyo a la fuerza de trabajo productivo. Para ello el primer mandatario ha convocado un congreso productivo de campesinos y pescadores del país e hizo énfasis en retomar ese concepto de los conucos en sus distintas escalas: familiares, comunales y los conucos a mayor escala y producción.
Además, pidió avanzar en los circuitos económicos productivos del campo y los procesos de financiamiento por parte de los Brics, lo que desconcentraría la dependencia tecnológica y logística de Estados Unidos.
El ministro Castro Soteldo informó que el Movimiento Nacional Campesino, que aglutina 26 organizaciones, ha planteado la necesidad de ir a una nueva transformación del proceso productivo, «que tiene que ver con la manera de producir para preservar el ambiente y reconformar los daños que el cambio climático ha traído».
Los movimientos campesinos también han propuesto como eje transversal el conocimiento, el trabajo, la formación, la mecanización y el apoyo que requieren en materia de financiamiento, así como la disposición plena de avanzar en la agricultura conuquera de espacios megadiversos, no solo para satisfacer las necesidades de consumo de las comunidades sino de todos los venezolanos. El plan de compra directa para las Ferias del Campo Soberano ha permitido bajar los precios y tener productos de calidad, lo que ha beneficiado a la colectividad.
La meta de la soberanía agroalimentaria está lejos, sobre todo por los retos que implican prácticas agrícolas que demandan menos derroche energético y agrotóxicos, sincerar las cadenas de suministro afectadas por la especulación y reformatear la dieta en la población nacional en búsquedas de una nutrición sana.
Sin embargo, van en esa vía los esfuerzos políticos y sociales para erradicar el hambre que se ha querido imponer a la población en una agresión continua por parte de oligopolios nacionales y sus socios internacionales.
Fuente: Misión Verdad