Escrito por Alonso
Comandante eterno, tayacán de nuestro pueblo, que por flores tuviste municiones, por lumbrera tuviste un fusil; nacido en Matagalpa, en el Barrio el Laborío un 23 de Junio de 1936, su mamá doña Justina Fonseca, humilde campesina, su padre, don Fausto Amador, administrador en una mina; sereno y estudioso, crecería entre montañas el padre de la Revolución Popular Sandinista, ideólogo, profesor de las masas, estudiante, Sandinista.
El joven estudioso
De sus estudios iniciales en 1942 fue evidente que era un niño diferente, dotado de un gran amor por el conocimiento, prefiriendo libros antes que juguetes, trabajando junto a su madre, vendiendo caramelos de nancites, por la necesidad misma del sistema explotador que lo envolvía; creciendo entre penurias, con los sacrificios de sus padres, alcanzaría el nivel de secundaria, donde destacaría entre los mejores estudiantes, conociendo a la vez amistades que le ayudarían a forjar el camino de la libertad nacional.
Formándose desde muy joven como un radical, pero no como un radicalista, término que nos dejaría muy en claro en su adultez, cuando escribiera:
“Empero, debemos encontrar la diferencia esencial entre lo radical y el radicalismo, siendo este último solamente una mera caricatura de lo primero. El recto estilo radical, al mismo tiempo que aspira a los máximos objetivos, sabe combinar esto con el cumplimiento de toda una serie de tareas inmediatas. Por su lado, el radicalismo, que es estéril como método, se inclina sólo por lo máximo, renunciando a la actividad intermedia, que muchas veces es ineludible para alcanzar lo máximo; de modo que si se renuncia como regla a lo intermedio, lo que ocurre es que tampoco se llega a lo máximo”. [1]
Descubriendo los honestos ideales del Socialismo a través de viejos libros de Carlos Marx y Federico Engels, ubicados en la polvosa biblioteca de Samuel Meza, forma la primera célula universitaria de estudios Marxistas junto a Tomás Borge y Silvio Mayorga, compañeros de Universidad; para 1956, Carlos tiene ya una formación y conciencia revolucionaria definida, con la cual llegará a encontrar la madurez política en la forma de Augusto C. Sandino.
El estudiante revolucionario
Carlos comprendió que la realidad de Nicaragua debía cambiar, no solo reformarse, sino radicalmente transformarse en una nueva sociedad, basada en la justicia social, libertad económica y democracia popular, para ello, mientras cursaba sus estudios universitarios en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua en León, se integró al movimiento estudiantil, participó de forma activa en el Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN), donde llegaría a ser Secretario de Relaciones.
“El Frente Sandinista, a la cabeza de las masas populares de Nicaragua, se sacrifica no para alcanzar una mezquina migaja para el pueblo, sino para lograr una radical transformación social y nacional”. [2]
Susurran todavía los pasillos universitarios, aquellos versos subversivos que escribiera el Comandante en su panfleto estudiantil llamado “El Universitario”, pasos primerizos de mentes destinadas a conseguir la gloria, impersonalizada, sino colectiva; de aquel joven que surcara los campos Soviéticos, conociendo otras realidades, consolidando su carácter e ideales, peligrosos pensamientos ante la dinastía, quienes por sus relaciones de amistad con miembros del escuadrón que ajusticiara a tacho viejo, Somoza García, lo terminarían apresando, acusado de conspiración.
Los estudiantes lo querían, lo conocían, sabían de la pureza de sus ideales, gritaron por su libertad, mientras tanto, los Somoza lo desterrarían hacia Guatemala, pero se necesitaba mucho más; en Guatemala mezclándose con estudiantes, continuando su formación mientras trabajaba, de ahí para Honduras, y luego… El Chaparral.
El profe guerrillero
Jóvenes llenos de ilusión, de convicción, con el deseo combativo de por la armas, asaltar el cielo, llegaron chavalos de Nicaragua, de Cuba… ¡El Che!… quienes formarían la Columna Guerrillera Rigoberto López Pérez, entrenados en las montañas de Honduras fronterizas con Nicaragua, con más ganas que recursos, pero con la clara visión de entender que ese paso continuaría la obra de aquel glorioso poeta justiciero.
Eran 75 valientes contra el ejército hondureño, la inteligencia norteamericana pudo más que la audacia de los rebeldes; aquellos esbirros que con fuego de morteros, granadas y fusiles de alto calibre asediaron a los guerrilleros durante una hora, hasta que el jefe militar de la escuadra solicitara la rendición, más no querían prisioneros, soportaron dos horas más de combate, tan fiero, que los hondureños cambiarían sus intenciones, cesando el fuego.
De esta epopeya se obtuvo una victoria moral, a pesar de la derrota militar, Carlos saldría herido gravemente en un pulmón, mientras que 9 de sus camaradas resultaron abatidos en combate, sería esta, la muestra material ante la dictadura, de que un pueblo armado y organizado estaba próximo a conquistar su libertad.
“Nos guiamos por los principios más avanzados, por la ideología marxista, por el comandante Ernesto Che Guevara, por Augusto César Sandino. Somos conscientes de que el socialismo es la única perspectiva que tienen los pueblos para lograr un cambio profundo en sus condiciones de vida”. [3]
Nace el Frente Sandinista de Liberación Nacional
Recuperado Carlos, ya para 1961, lejos de temer por su vida, comprendió que no había otra forma de vivir, que no fuera entregarse entero a la causa revolucionaria, en el contexto de una nación oprimida, sin acceso a la información histórica de sus héroes populares, encontró el camino entre la oscurana, la claridad fue como un destello de emociones en un momento crítico, y era Sandino, la Luz, la Verdad y la Libertad.
Fue Sandino ese ideal, pilar de pensamientos y ejemplo de lucha nacional que necesitaban para consolidar su destino, y nació entonces, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, de la mano de Carlos, Tomás, Silvio, Raudales, Germán, Francisco, Rigoberto y Jorge; saetas en la batalla, directores de la orquesta nacional, que con balas llegarían a la victoria popular.
Iniciarían un camino de victorias y derrotas, de levantarse y caer, para volver a levantarse, acumulando fuerzas, recuperando recursos, organizando a los campesinos del norte, entrenando a los chavalos en las ciudades, los focos guerrilleros, la propaganda estudiantil, los movimientos de obreros, los intelectuales y maestros; formaron durante décadas lo que se convertiría en la vanguardia del pueblo de Nicaragua, a la cabeza de las masas.
Llegarían nuevas batallas para el Comandante, como Pancasán, nuevos miembros, entre ellos Daniel, forjando cuadros y disparando auroras, enseñando a leer, soportando el dolor, la vida que envuelve siempre, a un verdadero revolucionario, a los guerrilleros, y Carlos, a pesar de sus dolencias, de sus ojos miopes, fue maestro en la guerrilla, profesor en la montaña.
Carlos, padre del pueblo nicaragüense
Corceles y torturas vendrían para el comandante Fonseca en décadas de lucha, consecuente, analítico en la toma de decisiones, nos dejó entre sus escritos las bases que aun debemos rescatar como militantes sandinistas, autocrítico cuando debía serlo, leal a la causa, abogando en todo momento por la unidad de fuerzas.
“La unidad no es opuesta a la existencia de un auténtico espíritu crítico en nuestras filas; por el contrario, tal espíritu (…) le da consistencia mayor a la unidad (…) Una crítica mal entendida que expone a la unidad, pierde su sentido revolucionario y adquiere un carácter reaccionario”. [4]
Nos ha enseñado el carácter que debemos tener, la audacia y conciencia necesarias a adquirir entre las masas, trabajando con el pueblo.
“El revolucionario Sandinista no puede proponerse solamente enseñar a las masas populares, sino que al mismo tiempo debe aprender y saber ser discípulo de las masas populares. Que todos sus pasos lleven la marca del carácter de nuestro pueblo”. [5]
Alertándonos de los ya conocidos traidores, infiltrados que política e ideológicamente intentaron destruir a nuestro partido.
“El enemigo tratará de penetrar la organización, nuestras filas mismas, a través de personas que pueden hacerse pasar por sandinistas, para más adelante provocar escisiones mediante grupos de sandinistas “democráticos” (…) Nos estamos, pues, refiriendo a un peligro proveniente de la margen derecha del proceso (…) Todo esto que estamos diciendo nos permite considerar la cuestión de no preocuparnos solamente por la simple penetración de vulgares delatores en las filas, sino también de ejercer vigilancia ante el peligro de la infiltración ideológica o de tipo político”. [6]
Es, el comandante Carlos, un padre nacional, héroe y mártir, que con su dedicación nos guio hacia el camino de la libertad, hacia el Sandinismo, forjando una patria de millones de militantes orgullosos de su historia, valientes continuadores de sus pasos, listos, combativos, levantando en alto las banderas de la Revolución, del Sandinismo, del Socialismo.
Patria Libre o Morir
Referencias:
[1] https://cuadernosandinista.com/2020/11/11/algunas-ensenanzas-del-comandante-carlos-fonseca/
[2] https://noticias.unanleon.edu.ni/carlos-fonseca-amador/
[3] [4] [5] [6] https://cuadernosandinista.com/2020/11/11/algunas-ensenanzas-del-comandante-carlos-fonseca/
[8] https://cuadernosandinista.com/2022/06/24/el-chaparral-un-desastre-militar-o-una-victoria-moral/
[9] https://abacoenred.com/comandante-carlos-fonseca-amador/