El candidato presidencial de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, es el favorito en las encuestas de cara al balotaje previsto para el próximo 30 de octubre, enfrentándose en las urnas al actual mandatario, Jair Bolsonaro.
Lula ocupó la Presidencia de Brasil desde enero del 2003 hasta diciembre del 2011 y constituye una alternativa que apuesta por el bienestar social, aparejado del económico frente a las medidas de choque dictadas por la más reciente administración derechista.
Tras salir en libertad después de pasar 580 días en la cárcel, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) presentó, en mayo pasado, su precandidatura a las presidenciales para luego desarrollar una exitosa campaña con el movimiento Vamos Juntos por Brasil.
¿Quién es Lula?
Lula da Silva, el séptimo hijo de una familia de labradores, nació el 27 de octubre de 1945 en el pueblo de Caetés, estado de Pernambuco (noreste), donde pasó los primeros años de su vida.
Posteriormente, se trasladó junto a su familia a la ciudad de Sao Pablo, donde comenzó a trabajar a los 8 años de edad como vendedor ambulante; a los 14 años comenzó como obrero metalúrgico tras aprobar un curso de tornero mecánico.
A finales de la década del 60 se inicia en el sindicalismo, sobresaliendo al denunciar la represión de la dictadura militar y posicionándose como un líder cuando funda, junto a sectores de izquierda, el PT en 1980.
Luego de la disolución del régimen militar fue elegido diputado y se presenta en 1989 como el primer candidato sindicalista a las elecciones presidenciales, en las que logró avanzar a segunda vuelta y impuso Fernando Collor de Mello.
Tras perder en los comicios de 1994 y 1998, Lula es elegido presidente en 2002 en segunda vuelta con un récord histórico de más de 42 millones de votos a favor, marcando la consolidación de la izquierda en la vida política del país suramericano.
Logros alcanzados por Brasil en su gestión
A partir del arribo de Lula al poder hasta el año 2011, más de 50 millones de brasileños lograron salir de la pobreza mediante la aplicación de programas sociales como Bolsa Familia, que tuvo un enorme impacto en la vida de los más vulnerables.
De igual forma, Brasil experimentó una disminución de la inflación, aumentó la clase media en un 51 por ciento, el número de puestos de trabajos, la industrialización, la inversión en la infraestructura, el ingreso per cápita, así como el salario mínimo en un 54 por ciento.
En este sentido, Brasil tuvo un crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) del 4 por ciento a ritmo sostenido, resaltando el pago de la deuda sostenida anteriormente con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Con el programa Hambre Cero, el Gobierno de Lula permitió disminuir de manera considerable la inseguridad alimentaria, la desnutrición infantil, entre otros indicadores, con una cobertura que alcanzó al 93 por ciento de los niños y al 82 por ciento de los adultos.
A su vez, impulsó el mayor programa habitacional en la historia del país, “Mi casa, mi vida”, que permitió entregar más de un millón de viviendas y que contó con más de 6 millones de beneficiarios directos.
El Gobierno de Lula logró triplicar el presupuesto educativo y creó 14 universidades públicas, en beneficio de más de un millón de persona beneficiadas.
Plan de Gobierno
El líder del PT presentó el pasado mes de junio su plan de Gobierno enfocado en la reconstrucción del país mediante acciones de emergencia y políticas estructurales en pos de «restaurar las condiciones de vida de la inmensa mayoría”.
En consonancia, se propone una nueva legislación laboral con el fin de aumentar la protección social mientras que la lucha contra la inflación ocupa la prioridad de un eventual gobierno progresista.
Resalta la defensa de la Amazonía de la política de devastación, así como la protección de los derechos de los pueblos indígenas en la lucha contra el denominado crimen ambiental.
Por su parte, el PT ha hecho hincapié en sus respectivos actos de campaña en la necesidad de ampliar la cobertura de la salud frente al desastre legado y la importancia de visualizar a la educación no como un gasto, sino “como una inversión para el futuro”.
En este sentido, Lula publicó recientemente que “la educación será una prioridad en nuestro Gobierno. En el 2003 también se decía que no había dinero para la educación y nosotros hicimos un gran esfuerzo para no dejarlo fuera”.
De manera general, el regreso del candidato de izquierda significa para muchos en Brasil el retorno de la esperanza a soñar con un país mejor en pos de la democracia, el bienestar social y la soberanía.
Fuente: TeleSur