Seamos ejemplo de convicción, a la vez, formemos nuestra mente y habilidades, observemos en cada oportunidad nuestra Revolución, nuestras instituciones y sus avances, comprendamos el trabajo entregado por tantas almas para convertirlas en vanguardia fortalecida y robusta de nuestro proyecto político.
Veamos en los adultos, militantes históricos o no, la experiencia de sus vidas, respetemos su legado de lucha por dar solidez a nuestro partido; a nuestra Gloriosa Juventud Sandinista 19 de Julio; estudiemos para mejorar, alcanzando el magno objetivo que como juventud representa enfocarnos en el futuro, el luminoso porvenir de una sociedad Socialista, cada vez más justa, con nuestras creencias y características propias.
Sabiendo en cada paso que el camino es difícil, pero el futuro glorificante; no dejemos nunca de alzar nuestra voz y nuestros símbolos, de trabajo, de estudio y no olvidar jamás nuestros fusiles, porque amar la paz, significa defenderla con entrega hasta las últimas consecuencias; así como se entregaron Julio Buitrago y Leonel Rugama, que nuestros nombres sean lumbreras de las nuevas batallas.
Recordar que nuestro deber se encuentra tanto en el objetivo mayor, como en las labores cotidianas que lo construyen, forjemos nuestras metas diarias llenas de constancia y realidad, sin descanso o moral baja; hagamos el estar organizados nuestra prioridad, pues solo así las ideas prevalecerán sin perder su impulso.
Que pertenecer a la Juventud Sandinista no sea una simple gracia o privilegio, sino verlo como el más grande honor que un joven puede alcanzar dentro de nuestra revolución, sabernos llevadores individuales del gran peso que es la Juventud Sandinista, honrarla en cada momento, más que a nuestra vida misma.
Actuemos en todo momento con disciplina ante las indicaciones de nuestros líderes, y a la vez seamos individuos preocupados por nuestro propio comportamiento, sin manchar nuestro nombre, ni el de la gloriosa vanguardia que nos cobija y organiza; recordemos el sacrificio de aquellas primeras generaciones de Juventud, que en los años 80 cruzaron montañas por defender esta Revolución.
Que nuestra mentalidad respecto al trabajo sea diferente a la forjada bajo la sombra del capitalismo salvaje, alejados de una obsesión, convirtiendo el trabajo en un hermoso deber social, que se hace con cantos de victorias, con alegrías y en un ambiente de la más grata camaradería.
Formemos nuestro carácter revolucionario, teniendo siempre cuidado de no caer en izquierdismos absurdos, sin creer en las copias mecánicas, más bien, seguros de que nuestro modelo es único y creador de su propio camino, siendo nosotros parte viva de esta creación, que por tanto nos demanda entrega y compromiso.
El futuro depende de todos nosotros, aquel donde el trabajo sea lo principal, y la preocupación por nuestro trabajo y el de los demás, sea una prioridad en nuestras vidas, para que nuestra sociedad avance sin demora; luchemos por unir al trabajador con el objeto de su trabajo, por forjar la conciencia en las masas sobre la importancia de cada aporte, en cada sector económico de nuestro país.
Sólo con trabajo lograremos esto, trabajando con la intención de hacer crecer nuestros conocimientos, perfeccionando cada vez más nuestras habilidades, tratando de comprender el porque de lo existente y hacer de los problemas de los humildes, nuestros propios problemas, a modo de encontrar las mejores formas de ayudar a solucionarlos.
Juventud adelante, llena de vigor y de gloria, fortalecida en la batalla del día a día, en el contacto con el pueblo, que sea nuestro objetivo, superarnos cada vez, un poco más, para hacer de este modelo, y mantener al Frente Sandinista, como un ejército invencible.
¡Patria Libre o Morir!
Escrito por Alonso.