El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, en un encuentro con la ministra chilena de Exteriores, Antonia Urrejola, afirmó, en el colmo de la petulancia: «Tenemos que hacer que el Gobierno cubano rinda cuentas».
¿Quién debe rendir cuentas a quién? Cuba jamás ha cometido un acto hostil contra el pueblo estadounidense, nunca una agresión o un acto terrorista se ha cometido desde nuestro país o amparado por nuestro país contra la vecina nación.
Si de algo pecamos en nuestra historia común fue de incautos, cuando nuestros compatriotas creyeron que la república norteña acudiría de inmediato a brindar apoyo a los cubanos que se alzaban para alcanzar la libertad y la independencia de España en 1868, pero jamás reconocieron a la República en Armas y apoyaron, material y moralmente, al colonialismo español.
En 1895 se repitió la historia. De nuevo armaron a España, le brindaron sus recursos y hasta su marina para perseguir a las embarcaciones con expedicionarios que partían hacia la Isla a luchar por la libertad. La historia posterior es harto conocida.
Promovieron golpes de Estado cuando vieron afectados sus intereses, expoliaron las riquezas, invadieron con sus tropas cuando les dio la gana, amparados en la Enmienda Platt, armaron, protegieron y entrenaron a los asesinos encabezados por Fulgencio Batista, el hombre fuerte de los yanquis en Cuba.
Cuando triunfó la Revolución, nos impusieron un bloqueo económico, comercial y financiero que, ampliado y recrudecido con verdadera saña, aún dura, nos invadieron, entrenaron mercenarios, organizaron bandas armadas, realizaron sabotajes, atentaron contra la vida de nuestros dirigentes, manipularon con fines políticos la emigración… La lista es larga.
Nos deben más de 3 000 compatriotas muertos, incontables daños materiales, sufrimientos sin par causados por actos terroristas de los que son culpables gente reclutada y entrenada por EE. UU., criminales que viven tranquilamente en ese país.
Deben rendir cuentas al pueblo cubano por la guerra biológica, por la agresión económica que ha limitado el desarrollo y el bienestar de nuestros compatriotas por años, por vedar la compra de medicamentos y equipos médicos necesarios para salvar vidas, incluso en momentos de pandemia, por tratar de apagar nuestros hogares, por las piezas que necesitan nuestros medios de transporte, nuestras termoeléctricas, nuestras fábricas, deben rendir cuentas por años de mentiras y amenazas.
Siempre les hemos brindado la posibilidad de establecer buenas relaciones y la han rechazado, una y otra vez, llenos de soberbia e inmadurez política.
Cuba no oculta sus cuentas, las tiene bien claras. Rendimos cuenta a los pueblos del mundo con nuestro actuar diario, jamás a quienes pretenden ponernos de rodillas.
Fuente: Granma