El Gobierno haitiano autorizó el viernes al primer ministro, Ariel Henry, solicitar la intervención de una fuerza militar extranjera para hacer frente a las pandillas que han incrementado la crisis humanitaria que se vive en el país.
De acuerdo al decreto publicado en el Diario Oficial de la República de Haití, Le Moniteur, el Consejo de Ministros autorizó al primer ministro a hacer la solicitud de la presencia en el país de una fuerza armada especializada.
El fin de la intervención militar extranjera sería detener, en todo el país caribeño, la crisis humanitaria provocada, entre otros motivos, por la inseguridad derivada del accionar de las pandillas y sus patrocinadores.
La resolución también justifica la intervención militar por el riesgo de una crisis humanitaria de grandes proporciones, tras la reaparición del cólera que ya ha dejado al menos siete muertos en Haití.
Asimismo, se argumenta que la presencia militar extranjera ayudaría a reanudar la distribución de combustible y agua potable en todo el país, reactivar los hospitales, reiniciar las actividades económicas, la circulación de personas y bienes y reabrir las escuelas.
El pedido para la asistencia militar fue solicitada tras semanas consecutivas de protestas en Haití, que se han agravado ante el incremento de precios y el recrudecimiento de la violencia en las calles a manos de las pandillas.
Rechazan presencia militar extranjera
La resolución sobre la intervención militar ha generado críticas entre organizaciones y personalidades que consideran que está en juego la soberanía del país caribeño.
El exsenador y líder del partido Pitit Dessalines, Moïse Jean Charles señaló que el primer ministro Ariel Henry no cuenta con la autoridad ni legitimidad para solicitar la presencia militar extranjera.
Por su parte, el partido Organización del Pueblo en Lucha manifestó su desacuerdo con el ingreso de fuerzas militares extranjeras y reiteró que el país necesita apoyo para que la Policía Nacional pueda realizar su trabajo.
De 2004 a 2017 Naciones Unidas desplegó sus cascos azules en Haití tras el golpe de Estado contra el entonces presidente Jean Bertrand Aristide.
Para muchas organizaciones sociales y políticas, la ocupación fue un fracaso por las denuncias de violaciones, introducción del cólera, además de no lograr los objetivos de pacificar el país, aseguraron.
Fuente: TeleSur