Estandarte de lucha, estudio y patriotismo, General Benjamín Zeledón Rodríguez, nacido y caído en combate un 4 de Octubre, conmemoramos hoy 143 años de su natalicio y 110 de su paso a la inmortalidad; héroe de la Patria y ejemplo de sacrificio por la soberanía y dignidad de nuestro pueblo.
Ejes de la dignidad y soberanía
Síntesis de la historia combativa anti imperialista y a la vez causa de los procesos venideros, fue uno de los ejes históricos en defensa de nuestra soberanía; un recorrido histórico que en la etapa post independencia de Centroamérica podemos contar desde el gran Cleto Ordoñez, quien en 1823 combatiera a las fuerzas conservadoras, que pretendían hacer de la Nicaragua recién nacida un nuevo estado colonial, bajo órdenes del inventado Imperio Mexicano.
Desde don Cleto, y la victoria soberana, pasando por la gesta de José Dolores Estrada contra los filibusteros yanquis, el sentimiento anti imperialista era ya parte de la esencia nacional; un liberalismo con mayor conciencia, que cumplió su etapa revolucionaria, llegando al proceso de José Santos Zelaya, de ideales creadores para nuestra identidad nacional.
Fue Benjamín heredero de esta lucha y ejemplo de continuidad para Augusto C, Sandino, quien bajo el legado en defensa por el decoro nacional lo observara como el Máximo Héroe de la Patria hasta ese momento, y sobre quien escribiera:
“Benjamín Zeledón, gran patriota, soldado valiente, su heroico sacrificio en aras de nuestra Soberanía Nacional, no será olvidado y su recuerdo vive latente en el corazón de todo buen hijo de Nicaragua”. (Augusto C. Sandino) [1]
Vida de estudios y formación militar
Nacido en San Rafael de la Concordia en 1879, con un pasado combativo en su abuelo, el General Clemente Rodríguez, de orígenes conservadores, pero con un futuro alejado de ellos; en 1895 fue enviado a Honduras para cursar sus estudios de secundaria y universidad, país donde un año antes había triunfado una revolución liberal, donde tuvo sus primeros contactos con el liberalismo de la época, de ideas progresistas y anti clericales.
Al terminar secundaria ingresó a la carrera de Derecho en la Universidad de Tegucigalpa, donde no culminaría por regresar a Nicaragua, e ingresar a la Facultad de Derecho de la Universidad en León, regresando en el año de 1900, encontrándose una nueva realidad bajo la revolución liberal liderada por don José Santos Zelaya, proceso en el cual se estaba formando una nueva Burguesía agrícola, basada en la producción de café.
El modelo de Zelaya estaba incluyendo a Nicaragua en el comercio internacional, se creaban las primeras escuelas rurales, se establecía el voto para todos los hombres mayores de 18 años, se expropiaban tierras ociosas y se incluía un nuevo impuesto al capital, a la vez se impulsaba la educación laica, a través de la separación entre el estado y la jerarquía eclesiástica.
Estudiando y trabajando a la vez en la Escuela Superior de Varones en Managua, decide incorporarse al ejército en 1903, bajo las órdenes del General Fernando Rivas, por la necesidad combativa frente al caudillo Emiliano Chamorro en la llamada “Guerra del Lago”, resultando victorioso, todo mientras aún cursaba el último año de su carrera.
Guerra y sacrificio, la vida de un patriota
Consagrada su carrera universitaria, siendo Doctor en Derecho, se convierte en un funcionario público más, y llegaría a ser un reconocido abogado; al desatarse la Guerra de Namasigue en 1907, entre Honduras, El Salvador y Nicaragua, el soldado patriota Benjamín Zeledón no duda en incorporarse a la filas.
Defendiendo la soberanía territorial ante los ataques e incendios causados por Honduras en los pasos fronterizos de Los Calpules y Tapacales, mostrando audacia y valentía, combatiendo nuevamente al caudillo Emiliano Chamorro, de familia con tradición vendepatria, quién instaba y acompañaba los ataques por parte de Honduras.
Nombrado por Zelaya como Coronel y Auditor de Guerra debido a su gran valor, fue parte constructora de la victoria total de las fuerzas nacionales, que culminaría con la toma de la capital Hondureña el 23 de Marzo del mismo año, izando la bandera Nicaragüense en el Palacio vecino.
En 1909, luego de unos años de relativa paz, llegaría nuevamente la traición, esta vez Juan José Estrada, junto a Emiliano Chamorro y Adolfo Díaz, respaldados por el gobierno yanqui, buscarían nuevamente entregar la soberanía nacional, en busca de sus propios y asquerosos beneficios.
Nota Knox, el Espino Negro de Zeledón
La famosa Nota Knox, enviada desde la sede del imperialismo, apoyando la mal llamada «revolución» que surgiría desde tierras caribeñas al mando de Juan J. Estrada y E. Chamorro, terminaría con la renuncia y fin del proyecto progresista de José S. Zelaya en Diciembre de 1909.
El entonces Coronel Zeledón quien combatiera a las huestes golpistas, poco antes de la renuncia había sido nombrado Ministro Plenipotenciario en Guatemala, con el objetivo de infiltrarse en un gobierno que hacía parte del financiamiento del golpe.
Ante la derrota liberal, el exilio sería su destino, más nunca dejaría de luchar por la libertad; con la soberanía entregada, en 1911 se impone Adolfo Díaz como Presidente, con el objetivo de entregar la economía nacional a los banqueros de Nueva York y su «Diplomacia del Dólar», la cual incluía un préstamo de 15 millones y el control de las aduanas para los yanquis.
Tras varios préstamos y entregar el 51% de acciones del ferrocarril en 1912, llegaría el momento del retorno, de la lucha a muerte por la dignidad nicaragüense, regresando Benjamín Zeledón de su exilio en El Salvador, convertido en General, con el objetivo de liberar la patria y nunca rendirse.
Un patriota que juró no rendirse
El 3 de Agosto de 1912, ante la evidente guerra por venir, los traidores Adolfo Díaz y Emiliano Chamorro solicitan la intervención del ejército yanqui, con la excusa de proteger los bienes de ciudadanos norteamericanos; ante el porvenir tomultuoso, el General Zeledón expresaría:
«Brisas de libertad refrescan el bello país de Nicaragua. La madre anciana encorvada por la miseria, el niño pálido por la escasez, serán redimidos. El pobre humillado explotado, escarnecido por una insolente oligarquía, tendrá pan para sus bocas hambrientas y lienzo para cubrir sus atribulados cuerpos desnudos». [2]
Fueron 100 tropas élites, chaquetas azules, seguidos de 750 marines, posteriormente superando las 2 mil tropas invasoras, y 3 mil tropas locales, enfrentados por 2 mil hombres reunidos por Zeledón; iniciando el 3 de Agosto de 1912 la guerra por la dignidad, soberanía, y libertad de la patria.
Atacó Tipitapa, venciendo a las tropas de Fruto Bolaños Chamorro, avanzó a Managua el 12 de Agosto, desatando una batalla feroz de tres días; en la loma de Chico Pelón enfrentarían ametralladoras y cañones modernos… centenares de bajas, y los estruendos de cañones que hicieron de la pequeña Managua un polvorín, de incendios y escombros, obligando a los héroes, en desventaja, a replegarse a Masaya.
Benjamín Zeledón, héroe de Patria o Muerte
Rendirse nunca fue una opción, y los combates continuaron en el Coyotepe, entrada a Masaya, se extendieron por diversas ciudades, como Diriamba, Masatepe, Jinotepe y San Marcos; cercados por más de 500 tropas en Masaya, el hambre y escacez, de alimentos y municiones, hicieron de los últimos días, una gesta epopéyica.
«…firmé mi sentencia de muerte, pero si tal cosa sucede moriré tranquilo, porque cada gota de mi sangre derramada en defensa de mi patria y de su libertad, dará vida a cien nicaragüenses que, como yo, protesten a balazos del atropello y la traición de que es actualmente víctima nuestra hermosa pero infortunada Nicaragua». [3]
Fue así, pagando con su vida el 4 de Octubre de 1912, un combate que iniciaría al amanecer, a eso de las 4 am, bajo la brisa y mañana nublada de estas fechas, con los valientes que lo acompañaban hasta el último momento, y resistiendo varias horas los embates de la metralla, resultando herido, buscando replegarse un poco más.
Fue encontrado antes de medio día, cerca a unas casas del camino que dirigía a Nandaime, las fuerzas traidoras le hicieron el grito de rendición o muerte, como ya se lo hubieran dictado previamente; negose rotundamente y disparando su arma acabaría con la vida del traidor Victoriano Miranda, siendo disparado al momento en el estómago por Ulpiano Gallegos, yacía inerte ahora, pero con más vida, el General Benjamín Zeledon.
Con sonrisa en su rostro, cual burla ante la muerte, fue exhibido como trofeo por las calles de Catarina y el camino a Niquinóhomo, observado por miles, entre ellos Augusto Sandino; así mueren, para renacer los héroes, que con su ejemplo escribieron el futuro, de nuestra lucha anti imperial, el resto, hasta nuestros días, es historia popular.
¡Viva Zeledón, Viva Zeledón, Viva Zeledón!
Escrito por Alonso
Referencias:
[1] A, Zambrana. General Benjamín Zeledón, «Todos Hemos Jurado no Rendirnos». Alcaldía del Poder Ciudadano de Managua. 2017. pp, 5.
[2] A, Zambrana. General Benjamín Zeledón, «Todos Hemos Jurado no Rendirnos». Alcaldía del Poder Ciudadano de Managua. 2017. pp, 128.
[3] A, Zambrana. General Benjamín Zeledón, «Todos Hemos Jurado no Rendirnos». Alcaldía del Poder Ciudadano de Managua. 2017. pp, 149.
Excelente historia , propia y digna de valor