Siempre temí que llegara este día, el día que recibiéramos la noticia de la partida visual de la humanidad del invencible guerrillero de la paz, el gran revolucionario de nuestra América y el mundo, el Comandante en jefe de la Gloriosa Revolución Cubana, de nuestra revolución cubana ejemplo e ícono máximo de la historia América Latina del siglo XX, medio siglo de lucha desde todas las trincheras, el nombre de Fidel Castro Ruz me resuena en el fondo de mi consciencia, en lo que denominan corazón. Conocí a Fidel desde que tengo uso de razón, en la historia aprendida en mi casa, en mi familia en cada conversación formal o esporádica o coyuntural del momento durante mi infancia, recuerdo una foto que colgaba en una pared de la sala de la casa donde se capturó el saludo que iba a ser un abrazo de mi tío Marvin con el Comandante Fidel en Cuba, recuerdo las bromas de mi tío Tino de la foto (que ambos iban a bailar marimba porque estaban con los brazos abiertos). Los documentos de formación política y discursos de Fidel que guardaba mi abuelo en su librero, recuerdo que le daban seguimiento en la casa a los discursos de Fidel siempre, los comentarios de mi abuelo que era contemporáneo con él, la admiración que le generaba en su oratoria y cómo había trascendido la Revolución cubana, cómo nos había marcado en nuestra historia nacional, cómo se había mantenido sus ideales y su práctica frente al boicot y desestabilización estadounidense.
Recuerdo cuando desde la universidad decidí estudiar la carrera historia con mención en arqueología, profundizamos en la historia de los diferentes procesos económicos, políticos y sociales de América Latina del siglo XIX y el XX, al estudiar a profundidad la historia de Cuba, de Fidel, tuve la oportunidad de leer e interpretar cada palabra de su documento “La Historia me absolverá”, cito: “ De igual modo se prohibió que llegaran a mis manos los libros de Martí; parece que la censura de la prisión los consideró demasiado subversivos. ¿O será porque yo dije que Martí era el autor intelectual del 26 de Julio? Se impidió, además, que trajese a este juicio ninguna obra de consulta sobre cualquier otra materia. ¡No importa en absoluto! Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos.”.
Una de las reflexiones más indas escritas por él: “Os advierto que acabo de empezar. Si en vuestras almas queda un latido de amor a la patria, de amor a la humanidad, de amor a la justicia, escucharme con atención. Sé que me obligarán al silencio durante muchos años; sé que tratarán de ocultar la verdad por todos los medios posibles; sé que contra mí se alzará la conjura del olvido. Pero mi voz no se ahogará por eso: cobra fuerzas en mi pecho mientras más solo me siento y quiero darle en mi corazón todo el calor que le niegan las almas cobardes.”, grande enseñanza, enseñanza que contempló el humanismo como vital principio de todo revolucionario: “Todo el mundo tenía instrucciones muy precisas de ser, ante todo, humanos en la lucha. Nunca un grupo de hombres armados fue más generoso con el adversario”.
Y algo que me marcó: “Dije que las segundas razones en que se basaba nuestra posibilidad de éxito eran de orden social. ¿Por qué teníamos la seguridad de contar con el pueblo? Cuando hablamos de pueblo no entendemos por tal a los sectores acomodados y conservadores de la nación, a los que viene bien cualquier régimen de opresión, cualquier dictadura, cualquier despotismo, postrándose ante el amo de turno hasta romperse la frente contra el suelo. Entendemos por pueblo, cuando hablamos de lucha, la gran masa irredenta, a la que todos ofrecen y a la que todos engañan y traicionan, la que anhela una patria mejor y más digna y más justa; la que está movida por ansias ancestrales de justicia por haber padecido la injusticia y la burla generación tras generación, la que ansía grandes y sabias transformaciones en todos los órdenes y está dispuesta a dar para lograrlo, cuando crea en algo o en alguien, sobre todo cuando crea suficientemente en sí misma, hasta la última gota de sangre. La primera condición de la sinceridad y de la buena fe en un propósito, es hacer precisamente lo que nadie hace, es decir, hablar con entera claridad y sin miedo. Los demagogos y los políticos de profesión quieren obrar el milagro de estar bien en todo y con todos, engañando necesariamente a todos en todo. Los revolucionarios han de proclamar sus ideas valientemente, definir sus principios y expresar sus intenciones para que nadie se engañe, ni amigos ni enemigos.”
Tuve una etapa de mi vida que me marcó fuertemente y fue el viaje que planifiqué en noviembre de 2012 hacia la hermosa Isla de Cuba, quería ver con mis propios ojos el país que tanto había admirado todo su devenir histórico, la Cuba de Fidel, iba con toda la ilusión que puede tener una estudiante universitaria que llegaba a cumplir sus 21 años. Recuerdo un pueblo solidario, con amor a todo lo que hacía, un pueblo orgulloso del legado de su revolución, un pueblo ejemplo en educación, salud, tecnología, conciencia, arte… un pueblo luchador, el más fuerte que ha conocido la historia de este siglo. Me sentí parte de ese proceso, me sentí identificada con ellos, FORTALECÍ mi aprendizaje tomando como referencia sus ideas, ideas de justicia social, compromiso humano, transformación del entorno, fruto de la conciencia en búsqueda de la verdad, es defender esas ideas sin miedo a un prejuicio social y que la paz, autodeterminación de los pueblos, el antiimperialismo es nuestra máximo estandarte de lucha actual!
Fidel, amigo indiscutible de todos los procesos de paz y libertad de los pueblos hermanos del mundo, el hermano mayor de la revolución popular sandinista, el Gran hermano de Nicaragua, el que nos enseñó que el comunismo es el camino del desarrollo social sin explotación de unos sobre otros, el que demostró que no es necesario profesar una religión demagoga para hacer el bien y lo correcto.
Fidel, me embarga una tristeza inmensa como persona, como nicaragüense, como sandinista, como humanista, me uno al sentimiento de luto que están sintiendo Raúl, su esposa, sus hijos, su pueblo, los pueblos de nuestraamérica, Nicaragua.
Comandante Fidel, el Fundador de la Revolución Cubana, el máximo líder de las revoluciones, mi máximo ejemplo de resistencia, de dignidad y sobre todo de Amor, conjugación de principios y práctica, la personificación de la conciencia que todos deberíamos perseguir. Sólo puedo decir, que la lucha que él persiguió en medio siglo será la nuestra y la de su pueblo por el resto de los siglos, Viva eternamente CUBA LIBRE!!!!
COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ,
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!!!!!!
Escrito por Ivonne Miranda Tapia
(26 de noviembre de 2016)