Comandante Inti Peredo, brillante ejemplo de abnegación que en la mejor escuela se formara; más que discípulo, camarada del Comandante Ernesto Guevara, de los que no claudica, que se aferran a la justicia y lo correcto.
Guido Álvaro Peredo Leigue, de Cochabamba, Bolivia; de familia numerosa y proletaria, nacido un 30 de Abril de 1938, criado bajo las condiciones que la naturaleza y la pobreza le impusieron, acostumbrado a trabajar la tierra y a cazar, se le vio también junto a su hermano trabajando en los lavaderos de Oro de Tipuani.
Un guerrillero forjado en la vida misma
Que hace a un guerrillero sino las experiencias, propias y extrañas; vividas, observadas, bajo la realidad latente de nuestros pueblos y sus carencias, ah claro, y el amor, pues no hay revolucionario verdadero que no esté guiado por tan puro sentimiento por la humanidad; fue para Inti la guía, ver su pueblo oprimido y engañado con migajas.
Entro muy joven a militar en el Partido Comunista de Bolivia y se destacó en todo momento, de las juventudes al Comité Central, llegando a ocupar el cargo de Primer Secretario del Comité Regional de La Paz.
En 1962 participó de un curso político impartido en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y para 1966 era parte del segundo grupo de Bolivianos que se entrenaban en Cuba para reforzar la expedición comandada por Guevara.
Un joven a punto de graduarse
Fungiendo en actividades de apoyo a la guerrilla desde antes de integrarse, cumpliría su sueño el 27 de Noviembre del mismo año, integrándose a la guerrilla en Bolivia; y de la gesta boliviana podrán decir muchas cosas, pero de este guerrillero basta recordar que nunca abandonó al Ché en la lucha, contra adversidades y traidores.
No habría que, ni quien limitara su convicción y valor, todo observado por Ramón, si, Ramón, o el Ché para ser claros, quien tras 15 días lo nombraría uno de los comisarios del Ejército de Liberación Nacional; uno de los más destacados comisarios políticos y jefe militar, graduado en combate.
Un Sol que no se rendiría jamás
«El camino es largo y lleno de sacrificios. Estamos dispuestos a entregar nuestra modesta cuota, lo único que tenemos, la vida, para lograr la libertad… Tenemos fé en el triunfo final, porque detrás nuestro avanza pujante un pueblo». Inti Peredo [1]
No claudicó ante la traición del PCB, un mal que el Ché ya veia venir y como ha demostrado la historia hasta nuestros días, en su gran mayoría los «Partidos Comunistas» de la región, de Comunistas no tienen más que el nombre y el símbolo en sus banderas; Inti lo supo y fue tajante en su determinación ante la falta de apoyo del PCB.
«Por desgracia, solo las fuerzas «progresistas» o las que se autodenominan «vanguardia» eran extremadamente miopes o cobardes. Por eso eludian, distorsionaban o no entendían el sentido de la lucha». Inti Peredo [2]
Inti aprendió del mejor y pudo ser uno de los 5 supervivientes de la emboscada en la quebrada del Yuro, donde hirieran y apresaran al Ché; paro un poco, pues no evitó pensar en Inti de la misma forma que sobre nuestro héroe Pablo Úbeda, es fácil imaginarlo agachado y calladito, escapando cual cadejo, ante un cerco militar que rodeaba toda su posición, pero sin Rangers capaces de capturarlo.
Un guerrillero inmortal
No dudó nunca en continuar la lucha y lanzó su manifiesto llamado «Volveremos a las montañas», seguido de «Mi campaña junto al Ché»; en esas andaba cuando la historia le preparó un final de leyenda, similar al de Julio Buitrago y Leonel Rugama.
Encontrabase solo en su casa de seguridad la madrugada del 9 de Septiembre de 1969, en la altura de La Paz, el frío que envolvía la noche se extingió cuando en la calle Santa Cruz entre Isaac Tamayo y Max Paredes se apostaron 150 militares, quienes abrieron fuego desde todos los ángulos y aunque lucharía, su pistola no daría para más, encasquillada y el herido.
A sus 32 años fue capturado y torturado durante horas por el coronel de la policía Toto Quintanilla, hasta ser asesinado; a las 10 de la noche su cuerpo, cual trofeo, era presentado, con las señas de tortura… Y lo era, si, un trofeo para los esbirros, y más valioso que cualquier diamante, pues aún después de muerto, no hay quien pueda apagar el brillo de un guerrillero.
Escrito Por Alonso
Referencias:
[1] https://www.ecured.cu/Inti_Peredo
[2] https://marxists.architexturez.net/espanol/peredo/1969/campana/nota.htm
[3] https://barricada.com.ni/recordando-a-inti-peredo-heredero-politico-del-che-guevara/