Compartimos párrafos del libro escrito por Omar Cabezas donde hace referencia al poeta guerrillero, Leonel Rugama, titulado «la montaña es algo más que una inmensa estepa verde».
Yo conocía a Leonel Rugama, pero no me acordaba de él y supe definitivamente quién era después que un compañero, un gran fisónomo amigo mío, que se llama Manuel Noguera, pasó por donde estábamos sentados en la grama del Parque Central de León comiéndonos un raspado, uno de esos días de Semana Santa.
Leonel y yo lo que queríamos era platicar y no en un lugar público como Prío, porque recordá que yo ya iba a las manifestaciones y mi papá era un dirigente opositor, tampoco podíamos platicar con calma donde Lezama y no queríamos andar caminando en ese solazo de las calles, así que no teníamos más remedio que irnos a platicar al Parque Central bajo un árbol que te diera sombra, sentados en el zacate que para un pobre era lo más fresco de toda la ciudad, porque en León hay muy pocos árboles y en mi casa, por supuesto, no teníamos aire acondicionado, sólo en la universidad había y estaba cerrada y ahí ni don Victor, el celador, se quedaba en Semana Santa.
¿Te das cuenta? Estábamos en el parque platicando porque en León era Semana Santa.
Y estando ahí fue que pasó Manuel, llegó hasta donde nosotros y luego de saludar se dirigió a mi acompañante y le dijo: ¡Ideay Leonel…! Y el otro me había dicho que se llamaba Marcial Ocampo. – ¿Cuál Leonel? – le contestó. – Yo me llamo Marcial. – ¡Ah, no jodás, vos sos Leonel Rugama, no te acordás que estudiamos juntos en el San Ramón! ¡Ah jodido! – dije yo -, este es Leonel Rugama, es cierto, me acuerdo que me debe veinte pesos de pan. El era interno del Colegio San Ramón y como yo era externo, él me pedía que yo le trajera dos pesos de pan del que pasaban vendiendo por mi casa todas las mañanas y me pagaba al final de la semana. Era una cuestión de amistad. Entonces él de repente se me desapareció del San Ramón y se me fue sin pagarme veinte pesos de pan.
Leonel siempre apuntaba a una sola cosa y a medida que fue madurando, esto llegó a ser un rasgo fundamental de su personalidad Leonel te planteaba la cuestión de ser hombre, pero no ya en el el caso del macho, sino del hombre que adquiere responsabilidad histórica, un compromiso para con los demás, de quien lo da todo para felicidad de los demás. La estrella de Leonel es en ese entonces el Comandante Ernesto <<Che>> Guevara, que tiene apenas meses de muerto. El basa casi toda su politización sobre mí, en ese momento, en el compromiso que tiene el hombre de sacar al hombre de la pobreza, de la explotación, de ascender el escalafón revolucionario. Por supuesto que también me hablaba del materialismo histórico el cual yo conocía un poco por algunos folletitos que había leído en la Universidad y cosas así como de ese tipo, tales como comunicados, periódicos estudiantiles… Entonces fundamentalmente Leonel apuntó a eso. Incluso recuerdo que un día hubo un debate ideológico en la universidad, me acerqué a uno de los corrillos que se formaron y Leonel era el centro de la discusión en el corrillo. Leonel era marxista – leninista y anticlerical. Recuerdo que entonces dijo al grupo de compañeros que estaban allí discutiendo con él, fruncido el ceño:
<<Hay que ser como el Che.. ser como el Che… ser como el Che…>>
Sus gestos, ademanes y su frase, con todo y lo explosivo de la carga que llevaba adentro, me hicieron impacto al centro del cerebro. <<… ser como el Che… ser como el Che…>>. Salí de la Universidad con la frase repitiéndola interiormente como si fuese una cinta magnetofónica; aún recuerdo con nitidez los gestos y la expresión de la cara, la firmeza con que Leonel pronunció eso: <<ser como el Che… ser como el Che>>. Por supuesto que jamás me imaginé yo la influencia que eso iba a tener posteriormente en mí porque, efectivamente, después de esa época yo empecé a estudiar al Che. Y aquí hay una cuestión bien simpática y no me avergüenza decirlo, ni mucho menos: yo conozco y llego a Sandino a través del Che, porque me doy cuenta que en Nicaragua para ser como el Che hay que ser sandinista. Es el único camino en Nicaragua para la Revolución.
Referencias
Cabezas, O. (1982). «La montaña es algo más que una inmensa estepa verde». Primera Edición: La Habana, Casa de las Américas. pp. 22 – 24.
También, te puede interesar:
Leonel Rugama: Muy cerca de la muerte, pero no del final