Compartimos un escrito del General Augusto C. Sandino, conocido como «Manifiesto a los liberales nicaragüenses», titulado «Hasta que no veamos a nuestra nación libre de invasores y vendepatrias». A continuación se presenta el texto:
Correligionarios y compañeros:
Vengo ante vosotros, después de tres años de lucha denodada, a invitaros una vez más a continuar en la acción libertadora que nuestro ejército ha venido sosteniendo, después de la traición que a nuestro Partido Liberal hizo José María Moncada, entrando en pactos con los invasores yankis el 4 de mayo de 1927. Esa traición de Moncada al Partido Liberal, dio por resultado que los invasores yankis lo hayan impuesto en la Presidencia de la República para el período de 1929 a 1932.
Con la imposición de Moncada aparece que el Partido Liberal acepta la venta que de Nicaragua han hecho a los piratas los conservadores, es que los liberales siempre nos hemos opuesto y nos opondremos siempre a la intervención yanki y hemos condenado y condenaremos siempre la venta que de nuestra patria han hecho los conservadores a los filibusteros.
La imposición de Moncada en la Presidencia de la República le da oportunidad, al tantas veces traidor de nuestro Partido Liberal, para satisfacer sus ambiciones de provecho personal. Prueba de esto es que Moncada me dijo, en La Cruz de Teustepe, ante mi Estado Mayor, el 5 de Mayo de 1927, que no cometiera yo la locura de sacrificarme por el pueblo, que el pueblo no agradece, que me lo decía por experiencia, que el deber de todo hombre es hacer dinero, conseguir comodidad y bienestar personal, sin pensar en los demás. Que la vida se acaba y la Patria se queda; y es por eso que no meditó al vender los rifles cuando ya nuestra causa había triunfado. Ese es Moncada; ése es el traidor que hoy hace promesas al pueblo, y que se hace llamar liberal. Si no es suficiente lo que a mí me dijo Moncada para tenerlo como a un oportunista, la historia está diciendo que tal individuo nunca ha sido liberal. En varias ocasiones ha manifestado que él no es liberal, que liberal quiere decir robo, asesinato, infamia. Fue él quien, siendo Ministro de Gobernación, en 1910, mandó ametrallar al pueblo de León. En ese hecho de Moncada contra la libertad del pueblo leonés, murió el joven Luis Somarriba, abrazado a la bandera liberal, la cual no soltó hasta que le cortaron las manos a machetazos los esbirros de Moncada. Toda la vida de Moncada ha sido de traiciones a nuestro Partido, y para decirlo de una vez, Moncada es el mismo Adolfo Díaz con cinta roja.
Para bien de nuestra Patria ha sido nuestro Ejército el que ha mantenido el honor y la dignidad de la Nación y del Partido Liberal, frente a los invasores, los vende patria conservadores y el traidor José María Moncada.
Ante la imposición de Moncada, hecha por los piratas yankis, nosotros estamos dispuestos a arrojarlos del poder con las balas, hasta restablecer el Gobierno Nacional. Moncada sólo velaría, al igual que los conservadores, por los intereses de los yankis, porque ellos le han dado el poder. El Gobierno Nacional, que hoy proclamamos, velará por los intereses de los hijos del país, y no por los intereses de los piratas. Nosotros no dispararemos un solo cartucho contra el liberalismo, y no creemos que haya liberal que dispare contra nosotros. Nuestras armas libertadoras sólo las usaremos contra el traidor Moncada y contra quienes le sigan, porque no son liberales, sino traidores a la Patria y al Partido. Nuestras armas libertadoras están dispuestas a arrojar a Moncada del poder que los invasores le han dado como premio por su traición. El traidor Moncada no resistirá el empuje de nuestro ejército, y no vacilará en pedir la intervención yanki. Por todo lo que dejo expuesto queda definida mi actitud frente al traidor Moncada, y nuestra actividad no descansará hasta que veamos nuestra Nación libre de invasores y vende patrias.
El Chipotón, enero 1 de 1929
Patria y Libertad
A. C. Sandino
Referencias: Ramírez, S. (1984). «El pensamiento Vivo / Augusto C. Sandino». Tomo I. Editorial Nueva Nicaragua, colección de pensamiento vivo 4. pp. 295 – 296
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