Jeremy Cerna, 21 de marzo 2019
Tenía razón el Comandante Omar Cabezas (1982) al decir: “La montaña es algo más que una inmensa estepa verde”. Y es que la montaña fue la testigo fehaciente de las condiciones de marginalidad en que se encontraba el campesinado durante los años de la dictadura somocista. Y fue, también, la montaña el primer refugio para iniciar la lucha de liberación con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los nicaragüenses: Las condiciones de vida de la ruralidad eran propias de la esclavitud, a través de los latifundios los terratenientes afines a la dictadura mantenían al campesinado empobrecido maltratado, analfabeto y mancillado. Una descripción geográfica de esta degradación de los derechos fundamentales es el poema de Arlen Siu, musicalizado por el grupo Pancasán, “María Rural”.
En este poema la opresión, marginalidad, pobreza, y la precaria vida cotidiana de la ruralidad se ponen de manifiesto a través de un lenguaje franco, en donde el uso de la metáfora no es más que la utilización de sinónimos del espacio mismo en donde se desarrolla la narrativa, el campo. Es así como el embarazo, la falta de acceso a la salud sexual y reproductiva son tangibles en la primera estrofa (párrafo literario):
“Por los senderos del campo / llevas cargando tu pena / tu pena de amor y de llanto / en tu vientre de arcilla y tierra”.
Son estos primeros cuatro versos los que denotan el estado de embarazo de la mujer campesina, mujer que ama el fruto de su vientre, pero llora por la precariedad de su vida. Esta mujer ha sido formada de barro, lo que denota su carácter natural y divino.
En los siguientes tres versos que componen la segunda estrofa el uso del lenguaje coloquial del espacio rural se pone de manifiesto al utilizarse la expresión “tinajita redonda” por vientre, “semilla” por hijo, y en su conjunto “sembrar la semilla” para hacer alusión a la relación sexual: “tu tinajita redonda que llenas año con año / de la semilla que siembra / el campesino en su pobreza”. No ha de entenderse lo antes citado como provincianismo o miedo a las palabras sino como una alegoría rural (representación simbólica) del sufrimiento de la mujer comparable con el sufrimiento de la virgen María de la religión cristiana al conocer el destino de su hijo, Jesús.
El párrafo anterior deja clara la relevancia que adquiere en el poema el nombre “María”, haciendo alusión directa, a como ya se mencionó, a la virgen María de los evangelios cristianos. La “María Rural” de Arlen Siu se encuentra muy cerca de la sociedad marginalizada porque suda, sufre y se alegra, trabaja como campesina, es mujer tangible. Esta es una crítica directa hacia algunos sectores de la iglesia católica burguesa nicaragüense, conformista con la situación de marginalidad del país, durante la dictadura somocista.
Lo antes mencionado denota la influencia del cristianismo en la vida de la autora (Arlen Siu) desde la perspectiva emancipadora de la lucha de clases, es decir un cristianismo práctico alejado del dogmatismo católico / religioso y más cerca de la teología de la liberación.
En la tercera estrofa del poema se profesa la admiración hacia esta mujer de carne y hueso: “Y hoy quiero cantarte María Rural / oh madre del campo, madre sin igual”, pero también se vislumbra su sufrimiento al estar consciente del futuro que les depara a sus hijos / vástagos: “Hoy quiero cantar tus vástagos pobres / tus despojos tristes, dolor maternal”.
A medida que el poema avanza el tono de denuncia se hace más fuerte, ahora se muestra la estructura física y las condiciones de salud de la “María Rural” en su espacio, su casa / Choza cercana a la montaña o selva y a la ciénaga o pantano, entre la vegetación y el lodo. Por tanto, en el contexto de los países tropicales, propenso a las enfermedades que proliferan en los humedales:
“Desnutrición y pobreza / es lo que a vos te rodea / Choza de paja en silencio / sobre el rumor de las selvas / Tus manos son de cedro, tus ojos crepúsculos tristes / Tus lágrimas son de barro que derramas en la ciénaga”.
Todo lo expresado por la autora, hasta este momento, muestra en gran medida el conocimiento que ella poseía del espacio rural en tiempos de la dictadura somocista, debido a su vinculación con la masas y su vivencia guerrillera en la montaña. Las cinco estrofas anteriores generan la geografía del espacio rural con todos sus matices, dando pie de manera consecuente con lo que se expondrá en la sexta estrofa, en donde ella, la autora, y todo el que la lee, el lector-autor, se solidarizan con la vida que le ha sido impuesta a la “María Rural”:
“Por esa razón en esta ocasión / hoy quiero cantar a tu corazón / Hoy quiero decirte lo que siento / por tanta pobreza y desolación”.
En los dos primeros versos de la séptima estrofa Arlen Siu hace una fascinante traspolación al pasar de una “María Rural” a la generalidad de las campesinas, manteniendo el pronombre personal en singular. Esto logra acentuar la denuncia social al ver en la “María Rural” a todas las campesinas y su futuro incierto: “Por las praderas y ríos va la madre campesina / sintiendo frío el invierno y terrible su destino”. Para luego utilizar como complemento de la séptima estrofa toda la primera estrofa bajo un nuevo orden: “Por los senderos del campo llevas cargando tu pena / tu pena de amor y de llanto en tu vientre / de arcilla y tierra”. A simple vista este cambio de orden parece no aportar nada más, pero genera la espiral de la pobreza y marginalidad que se seguirá viviendo en la ruralidad en caso de que no se logre un cambio de sistema. Esta sutileza en el poema es más que una denuncia, esto es un llamado abierto a la “Tradición de rebeldía”, a la insurrección. El poema termina con un único verso, en el cual los puntos suspensivos convierten al lector-autor en artífice de su propio futuro, constructor de su propio espacio: “Y hoy quiero cantarte María Rural…”.
Todo lo expuesto del espacio literario llamado “María Rural”, símbolo de la ruralidad en el tiempo de la dictadura somocista en Nicaragua, pasa de ser un espacio interno para convertirse en un espacio externo contestatario y en la medida en que suma el descontento social se constituye en un llamado a la insurrección.
Desde 2007 hasta la fecha esta restitución de derechos se ha venido fortaleciendo como política de estado, bajo la administración de nuestros líderes revolucionarios Comandante Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murillo. En nuestra Nicaragua Cristiana, Socialista y Solidaria la mujer es y seguirá siendo dignificada. La mujer nicaragüense ahora tiene acceso a la educación gratuita (preescolar, primaria, secundaria, técnica, universitaria), a la salud gratuita (general y especializada), a la vivienda digna, a ser sujeto de prestamos y aportar a la economía del hogar y del país, etc. Por consiguiente, la mujer revolucionaria es en sí misma una alegoría de paz y bienestar.
La lucha librada por Sandino y el FSLN siempre ha sido por la emancipación de la mujer, por tanto, adquiere un rol feminista, no dogmático, sino de restitución de derechos en la constante aceptación de que para los verdaderos revolucionarios la mujer es sinónimo de revolución e igualdad.
Fuente: Tortilla con Sal