Entre abril y julio de 2018, bandas de delincuentes gritando consignas políticas, financiados, desde EEUU y Europa, pero también de América Latina, acosaron a familias sandinistas en las calles, en sus casas; amenazaban, insultaban, destruían sus propiedades, quemaban sus vehículos.
Desde troles en el exterior y la gran prensa, azuzaban la agresión contra el sandinismo; mentían, calumniaban, destilaban odio. Los apoyaba el gobierno norteamericano y los europeos, los gobiernos reaccionarios de América Latina, la derecha, y uno que otro de la izquierda, despistado.
En un gesto de paz, el gobierno concentró la policía en sus cuarteles. Los delincuentes pensaron que era temor y escalaron sus crímenes.
Hicieron tranques en calles y carreteras, y pasaron a acosar a todo el pueblo, a cobrar peaje para dejar pasar; quemaron unidades de salud, escuelas, centros de trabajo, casas de habitación, ambulancias, vehículos de las alcaldías, de empresas públicas y privadas. Implantaron el terror, robaron, torturaron, asesinaron; 24 policías murieron asesinados con armas de fuego, y más de 80 militantes sandinistas corrieron la misma suerte.
Cuando el gobierno y el pueblo, hartos de violencia decidieron acabar el espectáculo, en tres días terminaron los tranques, los asesinatos, la destrucción.
Hoy leemos en la prensa internacional que militantes de un partido de izquierda en España sufren acoso del fascismo, de partidos de la derecha y de algunos de los grandes medios de comunicación. Los insultan, agreden, calumnian. No es ajena a esa agresión la derecha europea y norteamericana.
Igual sucede hoy con militantes y partidos de la izquierda en Honduras, Brasil, Bolivia, Ecuador, Colombia y Chile. La agresión contra Cuba, Venezuela y Nicaragua hace parte de esa cruzada fascista de la derecha mundial.
Y los ataques individuales pronto pasan a procesos judiciales. El caso “Dina” y de “Isa Serra” contra Podemos muestran la punta del iceberg.
No hay que dejar solos a los españoles de Podemos. Que sepan que en el planeta hay quienes los apoyan, que tienen derecho a defenderse y deben hacerlo. Que los Tiempones de la derecha son cosas del pasado, y que las agresiones de la derecha fascista, son cortinas de humo para esconder sus cochinadas.
Escrito por: José Mario CR 29.07.2020