“Un día como hoy, 13 de junio de 1979, 37 compañeros cayeron en la histórica Colina 110, un bastión del sandinismo”
¿Qué ocurrió?
La Colina 110 era una zanja en curva de unos 15 metros de largo ubicado en lo alto de la loma, del reparto Los Laureles, la cual tenía dos pequeñas salidas a los extremos y unas pequeñas gradas. Esta posición servía a estos heroicos e intrépidos jóvenes como refugio antiaéreo, barricada defensiva, y mirador estratégico que permitía alertar a los combatientes del despegue de los aviones y helicópteros artillados de la Fuerza Aérea de Nicaragua, FAN-GN.
Combinadas las tropas regulares de la GN (Guardia Nacional), EEBI (Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería), soldados del ejército de Condeca (Consejo de Defensa Centroamericano), ingresaron a las dos de la tarde, un 13 de junio de 1979, por el camino de tierra de Sabana Grande, penetrando al reparto Los Laureles por las calles de la iglesia católica y por el camino y pozo llamado “Papa Chano”, transportados en siete convoyes, bien apertrechados de armas y municiones, dos tanquetas, y una pala mecánica.
Con todo este equipo rodearon y se tomaron por asalto la loma, en operación combinada con la fuerza aérea, que realizó con dos aviones y tres helicópteros simulacros de ataque, obligando y engañando a los muchachos, quienes se refugiaron en la zanja, los que en una batalla de cuatro horas fueron aniquilados en su mayoría.
De este violente exterminio, lograron sobrevivir ocho jóvenes. Estos muchachos lucharon con pistolas, escopetas, machetes, y piedras.
¿Quiénes fueron los caídos?
Los dos primeros combatientes populares fueron: Manuel Fernández, el “110”, primer combatiente caído en marzo del 79; y Carlos Juárez Cruz “El Monito”; nacido en 1965 y asesinado por la GN el 9 de junio del 79 frente a la entrada de las Américas I, casa de familia Rivas.
Los demás 35 jóvenes fueron muertos en la masacre de la Colina 110, lográndose identificar solo a 26, y el resto de nuevo desconocidos. Ellos son: Marvin Luís Úbeda Acuña “El Viejón”, Jefe de la columna “Manuel Fernández”, Oscar Omar Téllez Sánchez “Judito”, nombre del Centro Escolar Público del barrio; Nordia Esther González Hidalgo “La Estiliana”, Franklin Hodgson “El Negro”, Martín Vargas, Ernesto Pérez Briones “Pata de Chicle”, Elizabeth Méndez, Ernesto Sánchez “Tito”, Lorenzo García “Lencho Calilla”, Antonio Cruz Gómez (Chino Cebolla), Germán Miranda “Perro Mocho”, Sergio López, Francisco Javier Cerda, Saturnino Ortiz “El Mimado”, Ricardo Flores, Gustavo García, Carlos Pérez, Sebastián Ríos “El dormido”, Antonio Cruz, Carlos Portillo, Víctor Osorio “ElPelón” y el “combatiente desconocido”, que fue baleado por la guardia en la colina, socorrido por César Téllez Sánchez, pero falleció en el barrio de Los Corteses.
Además, hay otras tumbas anónimas, en memoria de otros 9 héroes desconcidos.
¿Quiénes fueron los sobrevivientes?
Los relatos que reconstruyen testimonialmente los violentos sucesos bélicos acontecidos en el bastión de la Colina 110 del reparto Los Laureles fueron realizados por: César Augusto Ampié Rivas (El Chino); César Téllez Sánchez (El Mou), el contacto del Frente Interno Fernando López Velasquez (Ramiro), y José Tellería López (Cara de León) fabricante de las “bombas de contacto”, Omar Téllez Sánchez (El Judito), Jorge Martín Vargas Pavón y Eduardo Julio Área Aguilar.
Monumento en honor a los caídos
En el barrio “Manuel Fernández”, contiguo a la terminal de la ruta 118, se erigió un parque monumento por la memoria de los caídos en la lucha, y para alegría de las nuevas generaciones de jóvenes y niños.
Sin el sacrificio de miles de jóvenes como los que murieron combatiendo y masacrados en la Colina 110 del barrio los Laureles, no sería posible que hoy en día los nicaragüenses gocemos de la libertad y los espacios de participación ciudadana que tenemos en nuestro país.
En este histórico sitio se encuentran sepultados los restos de los jóvenes, (una buena parte menores de edad), combatientes populares y guerrilleros, desenterrados días después del victorioso día de la revolución, 19 de julio de 79, logrando identificarse ese día solo a 24 de los masacrados, y dos más que perecieron antes, en los barrios aledaños, los que tienen inscritos sus nombres y fechas de nacimiento sobre las tumbas pintadas en rojinegro.
“Sin decir que morían por Nicaragua y por el pueblo, simplemente dieron sus vidas generosamente para obtener la tan preciada libertad de la que hoy gozamos”.
Referencias:
Agüero Aguilar, Arnulfo (2009). “Colina 110. Insurrección los Laureles y Masacre GN”. Crónica en homenaje a los Héroes y Mártires de la Colina 110. Primera Edición. Patrocinado por Alcaldía de Managua – Dirección de Patrimonio Histórico Municipal.