Compartimos con nuestros lectores un artículo de Carlos Emilio López Hurtado, titulado «Bienaventuranzas para quienes construyen La Paz (Parte I)». A continuación se presenta el texto original:
Bienaventuradas las personas quienes no promueven sanciones o agresiones contra su familia, su casa, sus vecinos, su pueblo, su prójimo, sino que aman y protegen su integridad.
Bienaventuradas las personas que dedican sus vidas, sus conocimientos, sus energías a crear lazos de fraternidad, vínculos de armonía entre hermanas y hermanos que piensan igual, parecido y diferente.
Bienaventuradas las personas que promueven relaciones de respeto, concordia y afecto entre su familia, entendiendo familia como la gran comunidad territorial, biosicosocial, cultural, nacional.
Bienaventuradas las personas que trabajan por reparar, restaurar, rehabilitar, reconectar, sanar las relaciones personales, familiares y comunitarias que han sido fragmentadas, laceradas, desconectadas, desarticuladas, pero que producto de la pacificación esas relaciones son restablecidas.
Bienaventuradas las personas que no meten cizaña, que no siembran chismes, que no atizan el fuego maligno del conflicto, que no crean, ni reproducen falsas noticias que destruyen la dignidad de seres humanos, matrimonios, noviazgos, amistades, equipos de trabajo, comunidades fraternas y naciones prósperas y justas.
Bienventuradas las personas jóvenes y adultas que unen sus voces, corazones, inteligencias, creatividades, voluntades para pacificar, despolarizar, desconflictuar relaciones escolares, familiares, laborales, políticas, económicas, sentimentales, sociales.
Bienaventurados los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y personas adultas que no se creen superiores porque todas y todos somos iguales, que no humillan, sino que sirven, que no miran por encima del hombro, sino miran a los ojos, que no gritan, sino que escuchan y hablan con voz apacible, que no destruyen sino que construyen.
Bienaventurados los hombres que no acosan a sus compañeras de trabajo, que no cometen actos de violencia con sus parejas o mujeres que pertenecen a sus familias, que no compran la sexualidad, ni el cuerpo de las mujeres, explotándolas y humillándolas como si fuesen mercancías, sino que se relacionan con ellas como lo que son, seres humanos con dignidad.
Bienaventuradas las personas que no cometen arboricidios, que no contaminan, que no tiran basuras al aire libre, que no lanzan tóxicos materiales y afectivos, sino que Reducen, Reparan, Reutilizan, Reciclan, Recuperan cuidando y preservando todos los elementos de la Madre Tierra, felices quienes se relacionan con el agua, la tierra, los animales, las plantas, la energía, los astros como sus hermanos y hermanas.
Bienaventurados los hombres y mujeres que no conspiran para destruir el desarrollo compartido, sino que inspiran para trabajar por el Bien Común; que no desacreditan los avances, los logros, los progresos persociales, comunitarios, sino que acreditan y reconocen los avances, las mejorías en la calidad de vida del pueblo quien es protagonista de su propia transformación.
Bienaventuradas las personas que han incorporado como valor esencial, amar a su Patria como a si mismas, y el trabajar y creer con optimismo que el porvenir será cada vez mejor.
Inspirado en las Palabras del Príncipe de Paz «Bienaventurados los que luchan por La Paz porque ellos serán llamados hijos de Dios» Jesús el hijo de Dios, el hijo del hombre, el hijo de la humanidad (Mateo 5:9)