Compartimos con nuestros lectores un artículo de Pablo Cáceres, titulado «El triunfo de la UNO: Derrota estratégica de la Oposición». A continuación se presenta el texto original:
A la vista de los analistas, lo sucedido en 1990, durante las elecciones generales en las que triunfó de manera inesperada la candidata de la oposición nicaragüense, fue una derrota para el FSLN, partido que como organización político militar había conducido al pueblo de Nicaragua hacia la victoria contra un marine[1] llamado Anastasio Somoza D.
Pero ¿realmente fue una derrota para el Sandinismo?
Resulta un tanto difícil de creer que el impulso revolucionario que se desarrolló en la sociedad Nicaragüense desde la década de los sesenta y setenta, que tuvo su mayor expresión en los años ochenta, se agotara rápidamente; y más difícil resulta entender como los programas revolucionarios[2] terminaron en negociaciones con un enemigo que los adversó a muerte con todo el apoyo de la potencia más grande del mundo[3], convirtiendo a la población protagonista en multitudes empobrecidas.
Pero lo más importante en la etapa que inició en ese año, fue un proceso que se ha definido como “Proceso de Pacificación” al momento de la toma de posesión de la Sra. Chamorro[4], esposa del político opositor más crítico del dictador Somoza, y sobre el que había descargado toda la furia de director de la Guardia Nacional, asumió entonces esa responsabilidad como tal.
El preámbulo de la UNO
El antecedente más cercano de los procesos de paz ocurrieron a finales de los años ochenta o comienzos de los noventa, fue la creación del Grupo de Contadora, el 5 de enero de 1983. Esta iniciativa de los estados de México, Venezuela, Colombia y Panamá, pretendía crear condiciones para frenar la casi segura regionalización del conflicto en Centroamérica[5] y favorecer el diálogo entre los gobiernos y sus insurgencias creando, de esa manera, condiciones para la paz, el desarrollo y la práctica democrática[6] en la región.
El intenso esfuerzo de Contadora terminó el 6 de Junio de 1968, con el Acta por la Paz y la Cooperación en América Central[7] en ella se expresaba que las Repúblicas de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, estaban convencidos que el conflicto bélico podía agravarse y escalar una situación regional, y ante tal situación se comprometían a:
- La renuncia a la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de los Estados.[8]
- El arreglo pacífico de las controversias[9].
- La no injerencia en los asuntos internos de otros Estados[10].
Aunque estuvieron de acuerdo todos los representantes de los estados participantes, una intervención norteamericana de última hora impidió que se firmara y solamente el presidente Daniel Ortega de Nicaragua firmó.
Los EE.UU. estuvieron en contra de esta iniciativa utilizando el argumento de se hizo al margen de la Organización de Estados Americanos. El resto de países, incluida la democrática Costa Rica, no aceptaron el acta, que inicialmente sus representantes estuvieron de acuerdo y participaron en su elaboración.
Pero la influencia del conflicto armado y su escalamiento fue decisiva, todos los Estados involucrados desarrollaron esfuerzos para crear un nuevo ambiente, tanto al interior con sus fuerzas políticas, como al exterior con otros Estados que habían comprometidos esfuerzos por alcanzar el cese del enfrentamiento, al punto que favoreció que la Cumbre presidencial en Guatemala aprobara el llamado Acuerdo de Esquipulas II o «Procedimiento para Establecer la Paz Firme y Duradera en Centroamérica» el 7 de Agosto de 1987.
En esa ocasión también ratificaron que era necesario “asumir plenamente el reto histórico de forjar un destino de paz para Centroamérica[11]”.
- Comprometernos a luchar por la paz y erradicar la guerra.
- Hacer prevalecer el diálogo sobre la violencia y la razón sobre los rencores.
- Dedicar a las juventudes de América Central, cuyas legítimas aspiraciones de paz y justicia social, de libertad y reconciliación, han sido frustradas durante muchas generaciones, estos esfuerzos de paz.
- Colocar al Parlamento Centroamericano como símbolo de libertad e independencia de la reconciliación a que aspiramos en Centroamérica.
Este documento constituyó la base de todos los mecanismos de negociación que se pusieron en movimiento, a partir de una de sus recomendaciones centrales, la creación de las Comisiones de Reconciliación.
La búsqueda de la paz y su solución tiene también rasgos comunes y particularidades nacionales. Se debe reconocer que ninguno de los procesos existentes se pudo desarrollar y luego terminar con éxito sin la culminación del enfrentamiento entre las potencias de la URSS y los EE.UU.
Con la desintegración de la Unión Soviética, los Estados Unidos orientan su política exterior a ordenar democráticamente lo que han llamado su traspatio y se desinteresó por la contención al “avance del comunismo en América[12]”.
Estados Unidos bajo la presión internacional que celebraba el acuerdo, finalizó el apoyo logístico que mantenía con los ejércitos de la región y, en un cambio de táctica, orientaron que el apoyo económico, se dirigiera hacia los partidos políticos y gobiernos civiles[13] manejables por ellos para el período que se avecinaba.
Era un reconocimiento al cansancio ocasionado por el desgaste económico de los pueblos que estaban sometidos a la contienda militar, sumado esto al desprestigio de los ejércitos nacionales, incapaces de vencer al adversario militarmente más débil y numéricamente menor, pero excedidos en las acciones de violación e irrespeto a los derechos humanos de sus pueblos.
En los países de Centroamérica, fue determinante la intervención que jugó la jerarquía de la Iglesia Católica, ante la realidad y el crecimiento de las iglesias cristianas evangélicas, no quisieron asumir las responsabilidades de promotores del conflicto con sus posiciones y actitudes y buscaron como vestirse de reserva moral para la conciliación nacional.[14]
El fenómeno de transitar de una guerra cruel y sangrienta entre dos sectores de la sociedad a un proceso de pacificación imperfecto y novedoso, es un hito inédito en un país como Nicaragua, que en su historia tiene impresa como parte de su cultura política, la ocurrencia de conflictos bélicos entre hermanos, cuyo proceso político se ha caracterizado por las crisis internas constantes y el reposicionamiento de los actores, y como novedad para este periodo fue la aparición de sectores económicos y sociales como sujetos políticos en ellos.
Este proceso iniciado ya desde antes de los años 1987, y que todavía aun no culmina[15], prueba de ello fueron los sucesos de abril del año pasado, con el intento fallido del golpe de estado al gobierno legítimo de Nicaragua, este fenómeno, es objeto de estudio por académicos de varias partes del mundo, especialmente donde han ocurrido procesos similares y cuyos resultados están aún en construcción.
Existe información sesgada sobre este fenómeno, debido a diferentes razones, entre ellas:
- Nadie priorizó el seguimiento y análisis sobre los eventos que se sucedían en este periodo.
- Un proceso de transición de la guerra a la paz.
- Del paso de un gobierno fuerte con rasgos militares a otro débil y con ese estilo de democracia a la Norteamericana[16].
- La transición de una economía, centralizada a una economía de mercado.
Aun así muchos han sido los esfuerzos por acercarse a este tema, todos ellos lo hacen desde una perspectiva signada por los colores políticos que representan sus autores, y desde fuera del proceso mismo, ello encubre un trabajo para justificar las acciones y tratar de ofrecer una perspectiva de triunfo o fracaso sean cual fuere la visión de sus investigadores.
Pero sea cual fuere su opción es necesario que ellos consideren las transformaciones que al interior de la sociedad ocurren. Hay que reconocer que la transición política nicaragüense a la democracia se inicia en julio de 1979[17] con el derrocamiento de la dictadura de la familia Somoza (1936-1979).
Estados Unidos y otros países de la región que sumaron esfuerzos para impedir la consolidación de la construcción del nuevo estado de la Revolución y desarrollaron un brutal bloqueo económico y comercial, guerra civil y, sumado a los errores de una política interna y exterior de la dirigencia del gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)[18], además el apoyo, unas veces público y otras privado, a los movimientos de Liberación, principalmente de Centroamérica, el cual se veía como un asunto de principios, del proyecto revolucionario y democratizador de Nicaragua que tuvo que ser interrumpido por la firma de los acuerdos.
El acercarnos un poco al proceso en la vida política del país no solo es un reto, sino una obligación como nicaragüenses, tratar de explicar lo que se produjo y las consecuencias de ello sin sesgos ni prejuicios en introducirnos en una materia pendiente todavía, no dejando esa explicación a los pseudos científicos que como profetas del pasado repiten la visión norteamericana desde ya sesgada por su participación interesada en el conflicto.
Un partido que llega al poder por medio de una revolución armada y violenta es derrotado en una contienda electoral por la fuerza de los votos[19], además, en una expresión de la creación de una cultura política nueva y poco conocido en Nicaragua.
La cultura política Nicaragüense existente era que los procesos de transición de gobiernos se daban mediante los enfrentamientos violentos entre dos contendientes políticos liderados por grupos tradicionales con intereses diferentes, disputándose el favor de ser el mejor representante de los intereses de los capitalistas del imperio norteamericano.
Con la inauguración de esta cultura política, el partido que no resultó vencedor[20], inicia un proceso de revisión profunda a o interno y sistematizando sus aciertos y evaluando las causas de sus errores e inicia un cambio de timón para superarlas y preparase para estar en mejor condiciones en las próximas jornadas electorales.
Pero el Imperio Norteamericano, no apostó a esa cultura, y tratando de reeditar la vetusta política anterior, se dispone a revertir los cambios revolucionarios,[21] interviene y con la fuerza que le da su poder económico unifica a las fuerzas políticas en un nuevo proyecto contra revolucionario, se enfrenta entonces a las fuerzas de la revolución vivas y activas con el fin de arrinconar y colocarlas a la defensiva sin capacidad de repuesta que rompiera el vincula FSLN-REVOLUCION-PUEBLO, se inicia el desmantelamiento de las instituciones que le daban fortaleza y garantía al proceso de cambios revolucionarios.
La Sra. Chamorro y su yerno, el Ing. Lacayo, representante de los capitales granadinos herederos de la colonia española, diseñaron un plan en conjunto con las fuerzas más reaccionarias y funcionarios norteamericanos que iniciaba con el desmantelamiento del trabajo sandinista en las instituciones del gobierno, miles fueron lanzados a la calle bajo el argumento de una reducción del gasto público, generando mayores niveles de desempleo y pobreza.
En ese contexto, las fuerzas contrarrevolucionarias declaran[22] que sus fuerzas no se van a desarmar como lo exigía el acuerdo de Esquipulas II, ello introducía una situación que complicaba a las instituciones del nuevo gobierno, la Constitución de la Republica afirma en su artículo 95 que “No pueden existir más cuerpos armados en el territorio nacional que los establecidos en la Constitución, ni grados militares que los establecidos por la ley”.[23] Dicha declaración coloca a las fuerzas de la contra revolución al margen de la ley, obligando al Ejercito de Nicaragua reanudar operaciones militares en su contra[24].
Muchos esfuerzos se hicieron para superar esta situación y el Ejército de Nicaragua aporto una dolorosa cuota al aceptar un proceso de reducción[25] pasando de casi 134.000[26] hombres sobre las armas, entre ellos soldados permanentes, Reservistas, milicianos y soldados del Servicio Militar Patriótico hasta llegar a casi 17,000[27] hombres.
Las fuerzas de la insurgencia contrarrevolucionaria contaba a la hora del desarme con 22,500[28] muchos de los cuales no eran efectivos en capacidad de combate, aduciendo sus líderes que se trataba de colaboradores armados o combatientes demedio tiempo, los que a la hora del desarme hicieron fila con armas en desuso, “Nosotros estábamos luchando para que se lograra cambios en el país, eso se logró con los votos, quitamos la dictadura y dimos pasos al proceso democrático” expreso a manera de justificación “Rubén[29]” jefe contra. Al no poder cristalizar sus expectativas[30].
Bajo promesas, que en muchos casos no fueron cumplidas[31], las fuerzas contrarrevolucionarias entregaron sus armas un 27 de junio en la plaza pública del municipio de San Pedro de Lovago[32], departamento de Chontales. Algunos de estos acuerdos no cumplidos fueron renegociados con dichas fuerzas, entregando el nuevo gobierno en lo general, Tierras, viviendas, vehiculos, cargos en el nuevo estado y más de un batallón de dichas fuerzas pasaron a ser efectivos de la policía Nacional en aquellos municipios que representaban mayores niveles de inseguridad para dichas fuerzas.
A esta fecha los ex contras[33] se encuentran divididos, unos en alianza con el adversario al que combatieron a muerte en los años 80, otros decepcionados y con incertidumbre, sus líderes integrados a la vida política y económica en diferentes instituciones políticas sin representar lo que algún día le vendieron aquellos que les financiaban, convertirse en fuerza beligerante en la vida de Nicaragua.
Un partido político que no representa ninguna opción que resulte en amenaza para el poder gobernante, los acuerdos no se cumplieron porque el “estado no cumplió los acuerdos del desarme, fuimos a la guerra para tener tierras, fuimos a la guerra para cambiar el sistema………lo más importante era que se afianzara la democracia… pero los políticos se dedicaron al negocio político[34]” con esa frase expresa la frustración del antes dirigente de la Resistencia Nicaragüense y hoy prospero ganadero y productor cafetalero dueño de muchas fincas y ganado de raza.
Antonio Lacayo[35], yerno y principal asesor de la Sra. Chamorro fue insultado con gritos al entrar a la sede de la OEA a una reunión con los Contras donde iba a explicar los acuerdos y a tratar de calmar los encendidos ánimos de los soldados que insistían en no desarmarse mientras el ejército y la policía fueran los “mismos que combatieran” exigían “seguridad de los combatientes y sus familiares[36]”.
Según el acuerdo de desarme firmado, los excombatientes de la Resistencia Nicaragüense[37], debían concentrarse en cinco zonas ya reconocidas y aceptadas por sus dirigentes y el Ejército Sandinista, en ellas el nuevo gobierno daba garantías de seguridad a quienes se establecieran en esas zonas, pero fue tanta la resistencia a ese acuerdo que se produjeron movimientos de última hora en las bases en Honduras que se hizo sospechar que los ex combatientes no obedecerían a sus dirigentes.
La ONUCA[38], reconoció en este contexto que alrededor de 4000 a 8000 hombres quedaran armados después de la fecha prevista, esos “no deben representar ningún peligro[39]” opinaron voceros de las Naciones Unidas, tratando de minimizar la peligrosa situación que se vivía en el país, es evidente que hubo resistencia al desarme y que los combatientes no reconocían que el nuevo gobierno representaba sus intereses,
A esa situación el Presidente Ortega y miembros del FSLN, en declaraciones en conferencia a los medios nacionales e internacionales manifestaron que el gobierno saliente hará el traspaso de mando al nuevo gobierno y que harán todo lo que esté al alcance de ellos para que los acuerdos suscritos se cumplan y se instaure la paz definitiva en el país.
Se generó de parte del nuevo gobierno una necesidad de firmar acuerdos para demostrar que se había pacificado el país., todo se firmaba y con todos, aunque no había capacidad de cumplir lo que se comprometía, había la necesidad de desarmar a las fuerzas irregulares y presentar al mundo una visión de solución al conflicto.
¿Pero realmente concluyo el enfrentamiento?
En los corredores donde se movían las fuerzas de la contra revolución las condiciones que dieron paso al verdadero conflicto estaban vivas, la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades, el desempleo, esos elementos se convirtieron en un reto al nuevo gobierno que estaba imposibilitado para cumplir, una ausencia de programa claro que no respondía a esos problemas.
La aristocracia capitalista, representada por los funcionarios en el nuevo gobierno veía a la resistencia Nicaragüense como un verdadero obstáculo para sus planes del acceso al poder, que el control del nuevo gobierno les ofrecía la oportunidad que durante años, estaban esperando para recuperarlo.
El conflicto se mantuvo latente y vivo, cambio de modalidad, paso de ser un enfrentamiento armado a una lucha contra la pobreza y la pobreza extrema, y las políticas públicas creadas por el gobierno de la Sra. Chamorro no estaban dirigidas a ese combate, hacerlo hubiese sido eliminar las condiciones que permitían el enriquecimiento de sus propios miembros[40].
Sin embargo el programa político del FSLN, representaba una oportunidad para avanzar en la superación de las condiciones de vida de las familias más pobres del país, sin exclusiones por colores políticos.
La fuerza derrotada, entonces se convirtió en beligerante fuerza opositora que capitalizó todas las oportunidades que los errores del gobierno de los ricos hicieron para construir un amplio movimiento de consenso, a la vez que se mantenía el movimiento por la defensa de las conquistas restituidas en los años de revolución.
Eso les permitió crecer en número de cara a las futuras contiendas electorales dentro de una cultura política creciente y nueva que les ofrece oportunidades para las transformaciones sociales de cara a las demandas ciudadanas en una amplia participación de todos los nicaragüenses.
Una agrupación político – militar que enfrento con las armas a sus adversarios sandinistas, fue relegada por un nuevo grupo político emergente, reducida y dividida a diferentes intereses personales de sus dirigentes, la oportunidad de obtener las posiciones en el nuevo gobierno se esfuman sus cuadros intermedios desplazan a los dirigentes originales y emergen poco a poco nuevos liderazgos de cara a las posibilidades reales de asumir espacios políticos y económicos con los cuales accedan a la obtención de condiciones que mejoren su nivel de vida.
A pesar de los acuerdos firmados entre grupos protagonistas del conflicto a sus diferentes niveles, el poder sandinista no pudo ser desmantelado como lo aspiraban los Estados Unidos, el gobierno entrante[41] y la propia Resistencia Nicaragüense, aunque en el acuerdo de Toncontin, se rubrico un alto al fuego “efectivo y definitivo[42]” en los siguientes meses se desencadenaron nuevos reclamos, nuevas expectativas y nuevos acuerdos, aunque la mayoría estaban dirigidos a temas de seguridad de los combatientes de la resistencia nicaragüense, y los mecanismos de reinserción a la vida civil de los armados.
Circularon dos percepciones en el país que reflejaban la polarización que se vivía, una sostenía que el pode sandinista estaba acabado, que existían diferencias aun dentro del ejército, y existía una división entre sus militantes que mantenían una disciplina férrea alrededor del liderazgo del comandante Daniel Ortega y los que propugnaban por una preparación para la recuperación inmediata del poder, el frene tiene sus días contados[43] Otros sin embargo también expresaban que “El gobierno de la UNO es frágil, es el más vulnerable que hay existido en la historia de Nicaragua, botarlo es lo más fácil que pueda existir, “En qué lugar del mundo se ha visto tamaña enemistad entre la Presidenta y el Vicepresidente de un país? Entre los ministros hay problemas, entre los dirigentes de los partidos hay problemas, en las bases tienen problemas. Es un desastre[44]«. La coalición ganadora se dividió en tres grupos claramente visibles que sostenían diferentes ópticas y planteamientos referidos a la solución de los urgentes problemas nacionales y al trabajo de la presencia en el concurso internacional.
En esa realidad aparecieron los primeros conflictos que demostraban que la tan cacareada pacificación no fue más que un movimiento d compra de armas buscando que con ello no se reeditara el enfrentamiento armado recién pasado.
Sin embargo la situación del país era desbordada por una realidad que no se podía esconder con discursos ni con promesas, ya en el mes de mayo estallaron los primeros conflictos que involucraron a las fuerzas políticas del nuevo gobierno.
El gobierno de la UNO obediente a los dictados de los organismos internacionales y a los personeros de la embajada norteamericana, impulsó una política de Shock, a la economía del país, sin tener el financiamiento para el soporte de dichas medidas.
El nuevo gobierno pos revolución, rompió los acuerdos del protocolo de transición, creyendo lo que gritaban de mañera equivocada los sectores radicales de la misma coalición, el sandinismos estaba acabado.
No se supo evaluar de manera correcta los resultados del creciente movimiento de los empleados públicos, amenazados por los despidos, que rebasó las expectativas del nuevo gobierno y tomando ola iniciativa al mismo FSLN se lanzó a una lucha frontal por defender sus derechos.
El gobierno de los Estados Unidos no respondió, como lo había prometido, con ayuda inmediata lo que complicó la ejecución de los planes del nuevo gobierno, en este sentido los sensibles primeros 100 días se convirtieron en una suerte de espectáculo circense, donde los afectados fueron las expectativas de la población hacia el nuevo gobierno que había prometido una mejora a la asfixiante situación económica.
En este escenario era previsible esperar que los excombatientes de la resistencia nicaragüense, iniciaran evidentes movimientos de reclamos por el incumplimiento de los acuerdos y escalaran posiciones cada vez más fuertes que hicieron pensar al nuevo gobierno en una realidad incuestionable
NO TENIAN TODO EL PODER HABIA QUE NEGOCIAR
Referencias
[1] Soldados Norteamericanos que invadieron repetidamente a Nicaragua.
[2] Entrega de tierras en Reforma Agraria y Urbana
[3] El Imperio Norteamericano
[4] Viuda de Pedro Joaquín Chamorro.
[5] Se estimaba que la intervención norteamericana provocaría levantamientos políticos espontáneos en los otros países de Centroamérica, situación tal que no hubiese podido ser controlada.
[6] Bajo los criterios y definiciones de los mismos norteamericanos.
[7] https://revistadigital.sre.gob.mx/images/stories/numeros/n12/actadecontadora.
[8] Íbid.
[9] Íbid.
[10] Íbid.
[11] Acuerdo de Esquipulas II.
[12] Argumento esgrimido para las ya comunes intervenciones en los asuntos internos de nuestros estados.
[13] Que le eran afines a sus intereses.
[14] Todas dijeron estar a favor de la paz, y por el respeto de los Derechos Humanos.
[15] Las causas como la pobreza y la desigualdad son evidentes en el campo donde están los corredores de lo que fue el conflicto.
[16] Como lo fue el gobierno de la Sra. Chamorro.
[17] El 19 de Julio, con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista.
[18] El tratamiento a sectores pequeños, medianos y grandes productores campesinos.
[19] Que no necesariamente es expresión de democracia.
[20] El FSLN.
[21] Desmontar el proceso de cambios.
[22] Como mecanismo de presión al nuevo gobierno.
[23] Constitución Política de Nicaragua.
[24] Lo que significaría la reanudación del conflicto.
[25] Exigido por el gobierno norteamericano al nuevo gobierno.
[26] Doctrina militar de la Revolución, Inicio de proceso de Paz.
[27] De acuerdo a Oscar Sovalvarro, entrevista a la Prensa, el 27 de Junio del 2016.
[28] Según la CIAV OEA.
[29] Oscar Sovalvarro.
[30] La victoria y desmantelamiento del Ejército Sandinista.
[31] Hasta 1991, sólo habían recibido un total de 15 mil manzanas de tierra en unas 75 fincas ubicadas en varios municipios de Chontales, Boaco, Matagalpa y Jinotega, lo que era apenas un 20% de la demanda total de tierras de los ex combatientes. en el campo.
[32] Así culmino el proceso de desarme de dichas fuerzas.
[33] Miembros de la Resistencia desmovilizados.
[34] Oscar Sovalvarro, que junto con Israel Galeano “Franklin” eran los comandantes de la RN, se refiere a que no se dedicaron a los negocios particulares.
[35] De rancia familia granadina.
[36] Arístides Sánchez, representantes de la contra en las conversaciones.
[37] Llamado indistintamente como Contras, o RN.
[38] Organización de las Naciones Unidas para el desarme en Nicaragua.
[39] De acuerdo a los portavoces de la Naciones Unidas en Nicaragua.
[40] La oligarquía.
[41] Representantes de los intereses más reaccionarios del capital de Nicaragua.
[42] Acuerdo de Toncontin.
[43] Declaraciones en radio Corporación por un dirigente de la UNO.
[44] Declaraciones de un dirigente Sandinista en radio YA.