La operación guerrillera de Pancasán en 1967, como aquella de 1963, estaba asentada en las remotas montañas del norte central de Nicaragua, una región que los rebeldes, igual que toda la gente del norte, llamaban la montaña. Esta es un área escasamente poblada y subdesarrollada de unas diez mil millas cuadradas, que se extienden desde las proximidades de Matagalpa hasta casi la frontera hondureña por el norte y hacia los minerales de oro de Siuna y Bonanza por el este, varía en altitud y vegetación, abarcando una densa jungla húmeda, bosques de pinos y laderas montañosas cubiertas de maleza. En gran parte de la región llueve virtualmente todos los días de mayo a diciembre, y el área está atravesada por ríos que deben ser vadeados a pie o en botes.
Para este entonces, el FSLN sólo pudo movilizar alrededor de cuarenta guerrilleros para la operación Pancasán, dos tercios del número acampado cuatro años antes. Sin embargo, para esta operación los combatientes estaban ligeramente mejor entrenados, mayormente en Cuba y virtualmente todos mejor armados.
Aquí fue la primera vez que una mujer combatió en las filas sandinistas. Gladis Báez, a los veintiséis años, mayor que muchos de sus compañeros soldados, venía de una familia de clase trabajadora de Chontales y había estado activa en el PSN (partido socialista nicaragüense) por diez años, antes de unirse al FSLN. Báez piensa que ella fue seleccionada porque su antecedente campesino y su experiencia de obrera convencieron a los dirigentes del FSLN que ella podía resistir los desafíos físicos de una guerra de guerrillas.
Había pocas mujeres en el FSLN para ese entonces, quizás no más de cinco o seis, o alrededor del 10% de la membresía; a excepción de Báez, ellas eran mayoritariamente activistas estudiantiles.
De acuerdo con Báez, los dirigentes principales (Carlos Fonseca, Silvio Mayorga y Oscar Turcios) estaban comprometidos con la idea de incluir mujeres, pero el resto de los guerrilleros no la querían a ella allí.
Respecto a esto, Báez menciona:
“Algunos decían que por mí los iban a matar a todos; otros, que ellos estaban a favor de la participación de la mujer, pero no ahora”.
Tres campesinos se fueron a causa de Báez, y el Comandante Carlos Fonseca llamó a todo el resto del grupo.
La Compañera Báez relata:
“Eran las 4 am y hacía mucho frío. Carlos dijo que si había gente que no quería combatir hasta el fin, podían irse y no serían considerados traidores. Todos me miraban a mí y yo pregunté si ellos pensaban que yo debía irme. Después miramos a Carlos que tenía esa mirada penetrante que te traspasaba. Y nadie se fue. Para ellos si yo, que era mujer, no me iba, mucho menos ellos. Algunos hubieran querido irse, pero su machismo no los dejaba.”
Báez percibía diferentes motivaciones para la inclusión de mujeres, hasta entre los comandantes guerrilleros.
“Carlos comprendía cuánto amaban las mujeres a sus hijos y a sus padres, y la idea de que ellas pudieran dejar a sus familias para unirse a la guerrilla, era algo para lo cual él tenía un tremendo respeto”.
Mayorga era (en la opinión de Gladis) el más entusiasta acerca de la participación de las mujeres. “Otros estaban convencidos de que era necesario, pero a Silvio le emocionaba. Él pensaba que las mujeres traían algo especial para la revolución, porque aprendían a pensar de sí mismas en un nuevo sentido”.
La experiencia de Gladis Báez en esta operación, es una ilustración contundente de la actitud hacia las mujeres en el FSLN: en lo abstracto, acuerdo general sobre el derecho de las mujeres a participar en una base de igualdad, combinado con un tremendo desnivel en la conducta personal y en el grado de comprensión de los varones sandinistas, acerca del rol de las mujeres en la sociedad.
El 8 de marzo de 2019, durante la realización del Primer Congreso Municipal de Mujeres «Josefa Toledo de Aguerri», la Alcaldía de Juigalpa entregó una distinción a Gladis Báez, su hija dilecta. Dicha distinción fue entregada por el Alcalde Erwing De Castilla y la vicealcaldesa Estelbina Báez[1].
La placa de reconocimiento decía lo siguiente:
“Por su trayectoria revolucionaria, política y social, militante del FSLN Siempre Eterna, primera mujer guerrillera, sobreviviente de Pancasán, ejemplo de heroísmo y lealtad, incansable luchadora de las reivindicaciones y empoderamiento de las mujeres, protagonista de los cambios y transformaciones de nuestra Nicaragua Bendita y Siempre Libre”
Texto tomado de: Zimmermann, M. (2003). «Carlos Fonseca Amador y la revolución nicaragüense». 1 edición, PAVSA. PP. 123-124
[1] https://barricada.com.ni/gladys-baez-hija-juigalpa/
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Muy bonita reseña