Por Carlos Emilio López Hurtado
Resumen
Este articulo aborda un recorrido por la vida del Padre Miguel d´Escoto desde la perspectiva de su misión de vida como Profeta de la Paz, no como religioso adscrito a una orden, o como sacerdote enclaustrado en un templo, sino como proclamador y practicante de un mensaje de Paz que tiene un fuerte contenido cristiano ecuménico, nacionalista, antiimperialista, sandinista y defensor de todas las formas de vida, seguramente no seremos justos en abordar la multiplicidad de temas sobre los que predicó y luchó nuestro canciller de la Paz, ni siquiera seremos justos con la visión de paz holística y de noviolencia que nos heredó, al menos dejaremos algunos destellos de su Luz permanente por la Paz.
Palabras Claves
Paz, noviolencia, antiimperialismo, Derecho Internacional, Derechos a la Paz, Soberanía y Autodeterminación, Revolución.
Introducción
En este artículo no nos detendremos en datos biográficos o académicos de nuestro humilde profeta erudito, sino que más bien resaltaremos algunos de los fundamentos y banderas de lucha del Padre Miguel d´Escoto, como Profeta de la Paz, dejando para fututos escritos otras temáticas por las que luchó en Nicaragua, América Latina, África, Medio Oriente y el mundo, en su aporte por construir desde su fe y compromiso político revolucionario antiimperialista una sociedad global fraterna, justa y libre.
Desarrollo
El Padre Miguel quizás sea uno de los últimos profetas de la Paz, durante aproximadamente 60 años predicó el mensaje de la convivencia armónica de la humanidad, sin poderes supremacistas que humillaran y dominaran a “los más pequeños” esta labor la desarrolló desde diferentes espacios, instituciones, y ámbitos geográficos, religiosos, políticos, sociales, educativos, diplomáticos, comunicacionales, estatales e interestatales.
Ese recorrido de nuestro misionero que proclamó la paz y noviolencia activa, lo realizó siempre combinando la acción social transformadora en favor de los empobrecidos, opción preferencial por las personas y pueblos excluidos de la tierra, más el discurso evangélico de la teología de la liberación, el “reino de Dios aquí y ahora”, más la denuncia política revolucionaria contra el imperialismo norteamericano, imperio del mal en el cosmos, más la asunción de la concepción y la práctica política del socialismo y el sandinismo, más una fuerte enseñanza cosmogónica de la paz, basada en distintas tradiciones filosóficas y religiosas humanistas y pacifistas, más una vida asceta, llena de misticismo, fe, oraciones, y soliloquios ligados a la relación con Dios y la humanidad.
Sobre esto último relacionado a su concepción de espiritualidad, él explicaba que la oración es “fundamental e indispensable en la vida de todo creyente…pero también hay quienes se dicen no creyentes – nada quieren con curas ni con cosas de iglesias – pero al mismo tiempo escuchan la voz de Dios que desde el interior de sus almas les invita a extender como el Buen Samaritano su solidaridad al más necesitado y a dedicar su vida a la causa de la justicia y la fraternidad. A estos porque dicen que no creen en Dios, podríamos llamarlos ateos teóricos, pero por vivir una vida de entrega a los demás de generosidad y amor los tendríamos que considerar como creyentes en la práctica, porque viven el amor, creen en el Amor y el Amor es Dios”.
El hermano mayor Miguel, era un hombre de prácticas de valores como la humildad, solidaridad, paciencia, gratitud, perdón, desprendimiento, desapego de lo material y entrega a las causas colectivos de bien común comunitario, nacional, continental y mundial.
Solo voy a destacar el valor de la humildad, nuestro Gandhi hablaba de forma tan cordial, concentrada, amena y respetuosa con una persona que ejerciera responsabilidades en un reinado, presidencia, cancillería, embajada, parlamento, o cualquier otro cargo estatal, de esa misma forma tan humana sin cambiar nada se comunicaba con una persona del mercado, artesana, productora, comerciante, vendedora ambulante, trabajadora por cuenta propia, iletrada, para él todas las personas eran iguales, todas merecían respeto y de todas se podía aprender, igual pensaba de los Estados, todos son iguales y todos merecen tener el mismo voto y el mismo poder de decisión dentro de las Naciones Unidas.
Nuestro San Miguel combinó esta teoría y práctica cristiana, socialista, solidaria, pacifista humanista y revolucionaria desde el Instituto Nacional de Acción Poblacional en Chile, defendiendo a poblaciones de barrios empobrecidos y trabajadores (1963), en la dirección del Departamento de Comunicaciones Sociales de su orden religiosa Maryknoll en New York, EUA y en la Editorial Orbis, donde denunciaba atropellos globales del imperio y anunciaba nuevos cielos y nueva tierra para la humanidad (1970). Nuestro profeta siempre fue antiimperialista, así como Cristo con el látigo de sus parábolas cuestionó el imperio Romano, y Gandhi el imperio inglés, el Padre Miguel trato de golpear con su logos los cimientos del imperialismo norteamericano:
“El capitalismo carece de humanismo y solidaridad a lo interno de sus propias sociedades, pero hacia afuera, convertido en imperialismo, es aún más criminal, guerrerista y gansteril, es decir, funciona al margen de todo derecho y se ha convertido en la mayor fuerza terrorista que la historia jamás haya conocido”.
Desde la Fundación Nicaragüense Pro Desarrollo Comunitario Integral (FUNDECI), donde inició canalizando, gestionando y materializando acciones de solidaridad social con las víctimas del terremoto de (1972) que destruyó Managua, victimas que recibieron muy poco alivio humanitario, porque la dictadura de los Somoza se robaban la cooperación internacional, después mantuvo una acción de solidaridad social desde esa organización hasta el último de sus días en la tierra (2017), fue parte de los equipos de trabajo internacional del Consejo Mundial de Iglesias (años 70), que es la comunidad internacional más grande de iglesias en el mundo y trabajan desde la fe en Cristo por la unidad, la justicia y la paz, desde ahí nuestro pregonero de “un mundo más humano y justo” lucho por el ecumenismo, “para que todas y todos sean uno”, la unión de todos las confesiones y denominaciones cristianas y más allá, es decir un dialogo y convivencia de distintas religiones en la búsqueda de una sociedad global justa y equitativa, sin explotaciones, desigualdades e inequidades.
Nuestro sembrador de “buenas nuevas” fue miembro del Grupo de «Los Doce» (1977) integrado por empresarios, profesionales, sacerdotes e intelectuales que en su momento denunciaron a nivel nacional e internacional la pobreza y represión que vivía el pueblo de Nicaragua, así como la corrupción de la familia de los Somoza y sus allegados y exigían la desaparición de la oprobiosa dictadura.
Es necesario recordar que la mayoría de miembros de este Grupo abandonaron los ideales nacionalistas, de que en Nicaragua bajo el liderazgo del FSLN se construyera un Gobierno que respondiera a intereses del Bien Común, finalmente casi todos asumieron a lo largo de los años, posiciones pro imperialismo norteamericano y pro oligarquía nacional, sin embargo el Padre Miguel, siempre se mantuvo leal a los ideales de nacionalismo, antiimperialismo y la convicción que el FSLN era la fuerza política representativa de los intereses colectivos de Nicaragua y que su líder indiscutible era el Comandante Daniel, San Daniel como le llamó él en uno de sus escritos, sermones y discursos.
En toda la década de los 70 el sacerdote artesano de bienaventuranzas respaldó la lucha revolucionaria explicando a nivel internacional el papel de vanguardia de la lucha de liberación que realizaba el FSLN y explicaba en distintos escenarios internacionales todas las barbaries y atrocidades que cometía la tiranía somocista.
Solo para ilustrar en una comparecencia ante el Congreso de los Estados Unidos testifica que “la situación de los Derechos Humanos en Nicaragua y la manera que se encuentran afectados por la ayuda de los Estados Unidos al régimen de Somoza…Yo no he venido aquí a pedir al gobierno de los Estados Unidos que nos ayude en nuestra obligación patriótica de liberar a Nicaragua de lo que es universalmente reconocido como uno de los más despóticos regímenes en la historia de América Latina…Lo que queremos es que Estados Unidos reconozca nuestro derecho a la autodeterminación como nación soberana que somos. Queremos que Estados Unidos desista de su política intervencionista de brindar ayuda militar y económica al Régimen Somocista…He venido a denunciar …al déspota que ha barrido del mapa que en Nicaragua había de institucionalidad democrática, el criminal responsable por el asesinato de miles de nuestros indefensos campesinos y obreros, el ladrón que se ha robado toda una nación para convertirla en su feudo personal…”
En la Primera Etapa de la Revolución desde Julio de 1979, hasta Abril de 1990 fue ministro de Relaciones Exteriores de la República de Nicaragua, convirtiéndose en el mejor canciller que ha tenido Nicaragua en su historia, el Canciller de la Paz, defendiendo la Patria durante esta década revolucionaria. Se convirtió en un símbolo eterno de dignidad y soberanía nacional, realizó su gestión por delegación del Presidente el Comandante Daniel Ortega, con una lógica de defender los Derechos Colectivos del Pueblo, Derechos a la Paz, Independencia, Soberanía y Autodeterminación, derechos que luego fueron incluidos en la Constitución Política de 1987 vigente hasta nuestros días.
Toda su argumentación de defensa de Nicaragua como Estado Libre e Independiente que construía su modelo de justicia y transformación radical en favor de los históricamente olvidados, frente a las agresiones del imperialismo norteamericano estaba basada en el Derecho Internacional, en el Derecho Humanitario, en las Convenciones, Tratados y Normas Jurídicas internacionales que rigen a las Naciones Unidas, en el Derecho Consuetudinario Comunitario y en principios éticos y pacifistas aceptados por la comunidad de naciones.
Sus homilías liberadoras basadas también en el Derecho Internacional le llevó a presentar con la aprobación del Comandante Daniel Ortega como Presidente de Nicaragua la demanda internacional conocido como caso de “Actividades militares y paramilitares en Nicaragua y contra Nicaragua contra los Estados Unidos de América” ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) el 9 de abril de 1984, donde acusó a los Estados Unidos de realizar actividades donde se violaban flagrantemente las normas y principios más fundamentales del Derecho Internacional al apoyar financiera, política, administrativa y militarmente a la contrarrevolución, en una guerra abierta y directa contra el pueblo y gobierno de Nicaragua. Esta guerra violaba el espacio aéreo, las fronteras terrestres, destruía la infraestructura económica y social del país, afectaba el comercio, las relaciones internacionales y causaba muerte a miles de familias y comunidades nicaragüenses. Primeramente, la Corte el 26 de noviembre de 1984 por 15 votos contra 1, falló indicando que poseía competencia para conocer y admitir el caso de la solicitud presentada por Nicaragua contra los Estados Unidos de América y Finalmente el 27 de junio de 1986 la Corte falló respecto al fondo del asunto y dictaminó en favor de Nicaragua y condenando al Gobierno de Estados Unidos por violentar el Derecho Internacional.
Era algo inédito en la historia que un país pequeño le ganaba al Gobierno más poderoso de la tierra en ese momento, se reconoció por primera vez los principios de no intervención y no uso de la fuerza y del respeto a la soberanía de un Estado.
Sobre la sentencia de la CIJ el Padre Miguel escribió “la sentencia fue histórica también por haber constituido la más fuerte condena jamás vista contra la política de Estado alguno, Se trataba ni más ni menos que, de la superpotencia norteamericana que pretende se la reconozca “el derecho” de ser dueño y señor del planeta. Es una vergüenza que muchos de la gente adinerada estén dispuestos a concederle “ese derecho”. El abogado de toda Nicaragua en su mismo escrito citando a Noam Chomsky en un artículo que este pensador escribiera en el 2011, apunta que
“en el histórico fallo Estados Unidos queda claramente condenado de terrorismo por el único tribunal competente para hacerlo. Este fue el primer caso y hasta la fecha el único caso donde un Estado es condenado por terrorismo…”
En los años 80 nuestro defensor de la Paz en las relaciones entre los Estados y defensor de la Paz a lo interno de los pueblos, contribuyó no solo a la Paz nacional, sino Paz en la región, ya que acompañó al Presidente al Comandante Daniel Ortega en los procesos de pacificación de América Central por medio de Contadora y Esquipulas, encaminados a poner fin a los conflictos armados internos de todos los países del istmo, promovió la resolución alterna a los conflictos, es decir mostró los caminos del dialogo, la tolerancia, la negociación, los acuerdos políticos y la reconciliación como una ruta para que toda América Central se convirtiera en una zona de paz, democracia, justicia, y convivencia fraterna.
De Abril de 1990 al 2006 se mantuvo al lado del pueblo, del FSLN y del Comandante Daniel Ortega, único líder de la oposición nicaragüense. Se mantuvo en la opción de resistencia frente al sistema neoliberal, tres gobiernos consecutivos, sumergieron al país en una ola de privatizaciones, confiscaciones de derechos, destrucción de los logros y conquistas alcanzados por la Revolución Sandinista, sumergiendo a la sociedad en la pobreza y pobreza extrema. Agregando a esta industria de la pauperización social entregaron la soberanía del país al imperialismo yanqui, a su gobierno y empresas, la agenda legislativa, económica e institucional del país era dirigida e impuesta por el Gobierno de los Estados Unidos y los gobiernos libero conservadores aceptaban y cumplían absolutamente todo, igual que los gobiernos libero conservadores que gobernaron en toda la historia de Nicaragua hasta antes de 1979.
Nuestro profeta de la fe, el amor y la esperanza, creía firmemente que un día el pueblo regresaría a gobernar, por eso no dejó de viajar y explicar por el mundo lo que estaba haciendo el neoliberalismo en nuestra patria, devastándola, expoliándola y despojándola de todas sus riquezas, en todo este tiempo mantuvo contacto con los grupos de solidaridad con el pueblo y la revolución sandinista, participó en foros, congresos, debates y conferencias en universidades, centros religiosos y espacios políticos y sociales internacionales, así mismo desmentía las mentiras y difamaciones de los traidores a la revolución que integraban el MRS. De igual manera nunca dejo de participar en los espacios políticos internos del FSLN, siempre estuvo participando en los congresos y asambleas del FSLN, siempre dando su voto y su argumentación espiritual, política y ética del porque el Comandante Daniel Ortega debía ser el Secretario General del FSLN y candidato presidencial.
Hasta que en noviembre de 2006 el FSLN, regresa al poder, tal y como lo había profetizado el Padre Miguel, cumpliéndose su profecía que regresaría para retomar los procesos de transformación social, política y económica que había iniciado en Julio de 1979.
Debemos mencionar que durante la época neoliberal además de respaldar siempre la causa sandinista que es la causa del pueblo, apoyó también a nivel mundial una lucha por la Defensa de la Madre Tierra, defensa del Agua, los Bosques, la Floresta, las Energías, el Aire, las Culturas, la soberanía, la integridad territorial y los recursos naturales de pueblos África y Asia, en fin, la defensa de todas las formas de vida. En América Latina siempre mantuvo una posición de defensa de la Revolución Cubana, la Revolución Bolivariana en Venezuela y más tarde asumió la defensa de la Revolución Multinacional y Pluricultural de Bolivia, en esa labor de profeta de las revoluciones parecía ser embajador o canciller ad honoren de todas las revoluciones socialistas, antiimperialistas y humanistas de América Latina y el mundo.
Probablemente esta evangelización itinerante de proclamar un mundo sin imperialismo norteamericano – europeo, sin neocolonialismos, sin invasiones, sin injerencismos, sin explotación irracional de la Madre Naturaleza, sin ecocidios, es lo que llevo a gozar de un consenso para que se le nombrara como Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, responsabilidad que le fue asignada por ovación y unanimidad de todos los Estados miembros de la ONU el 4 de junio de 2008 y tomó posesión de esa magna misión el 16 de septiembre de 2008 y presidió la sesión ordinaria 63 de dicha institución hasta 2009.
Al ser electo expresó “Para mí resulta conmovedor sentir el afecto y la confianza que me han manifestado en esta elección a la Presidencia de la Asamblea General en su sexagésimo tercer período de sesiones. Agradezco a todos los Estados Miembros, en particular a mi Nicaragua y a mi patria grande -los países de América Latina y el Caribe-, su generoso endoso por aclamación. Debemos mantener esa unidad para poder ayudar a encarrilar a nuestra Organización firmemente hacia las exigencias del tercer milenio”.
Durante su Presidencia en la Asamblea General de la ONU el profeta de las naciones asumió una cantidad de temas planetarios sensibles e importantes que jamás un líder de esa organización había asumido, como por ejemplo y voy a citar textualmente en base a su discurso de aceptación tras ser electo presidente:
– La crisis alimentaria. “…Existe un súbito encarecimiento de los alimentos y sus traumáticas consecuencias para miles de millones de personas en el mundo…debemos brindar una atención prioritaria a la lucha por la erradicación del hambre y la pobreza”.
– Preservar todas las expresiones de vida. “las Naciones deben estar unidas en el empeño por preservar al mundo y a todas las expresiones de vida que la habitan, por el bien de las generaciones presentes y venideras.
– Paz con valores. “Si la Paz nacida de la solidaridad el mundo no se salvará y se seguirá hundiendo en el pantano del egoísmo, individualismo e indiferencia…para quienes viven sumidos en el hambre y la pobreza”.
– Respeto a los Derechos Humanos “Daremos una atención muy especial a temas como Cambio Climático, Crisis Energética, Terrorismo, Derechos Humanos, Desarme y control nuclear, Derechos de las Mujeres y la Niñez, Preservación de la Biodiversidad y la Diversidad Cultural.
– La erradicación de las guerras.
Hubieron muchos otros temas que asumió el Profeta de la Paz desde la Presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y que están incluidas en muchos de sus discursos durante su gestión, pero que no tenemos espacio para desarrollarlos como: el reconocimiento de Palestina como Estado Libre y Soberano, Educación para todas las personas y pueblos, El Agua como Derecho Humano y Patrimonio de la Humanidad, el fin del imperialismo, el colonialismo y el neocolonialismo, desarme nuclear, desmilitarización, detente a la carrera armamentista, desnuclearización, protección de la Madre Tierra, la refundación de las Naciones Unidas que es algo más radical que democratizar o reformar la ONU, entre otros temas.
A nivel nacional nuestro profeta defensor de la Madre Tierra nunca se desvinculó de los procesos de transformaciones que vive su “amada patria”, liderado en esta segunda etapa de la Revolución por el Comandante Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murillo, durante 2007 – 2017 asumió el apostolado de ser asesor superior presidencial en asuntos internacionales, desde esta última tarea como discípulo de Cristo, contribuyó a consolidar la Política Exterior y de Cooperación Externa del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional.
La Política Exterior y de Cooperación Externa del GRUN desde sus inicios se ha implementado bajo los principios de:
“libertad, independencia, soberanía, seguridad soberana, autodeterminación, dignidad, respeto, unidad y solidaridad con todos los países y organismos internacionales con los que Nicaragua sostiene relaciones…” “…Se promueve y defiende el respeto de los principios que rigen el Derecho Internacional, el cumplimiento de la Carta de las Naciones Unidas, sus principios y propósitos, dirigidos al respeto a la igualdad soberana entre los Estados, la no injerencia en los asuntos internos, la abstención del uso de la fuerza y de la amenaza del uso de la fuerza y la no imposición de medidas unilaterales, ilegales y coercitivas. Nuestro gobierno promueve y apoya la lucha de las naciones por mantener su soberanía y el respeto a su autonomía y autodeterminación”.
Este marco conceptual de nuestra Política Exterior está fundamentado en el ideario del General Augusto C. Sandino, en el Programa Histórico del FSLN de 1969, en la experiencia de Defensa de la Soberanía y Dignidad Nacional en la Primera Etapa de la Revolución y en el legado del pensamiento del Padre Miguel.
El Padre Miguel aportó 20 años a la Política Exterior de Nicaragua, la primera mitad de ellos como canciller y la segunda mitad como asesor presidencial, la Casa Soberanía de la UNAN Managua está haciendo una gran labor de rescate y difusión del pensamiento de nuestro Profeta de la Paz, es responsabilidad de todas las generaciones de cristianos, sandinistas, pacifistas, nacionalistas y antiimperialistas de conocer y seguir el legado de este ser universal visionario e iluminado.
Conclusiones
La misión de Profeta de la Paz del Padre Miguel es la fusión de su fe, espiritualidad, compromiso político revolucionario, nacionalista y antiimperialista y esa debe ser la misión de todo militante del amor, unir la teoría y la práctica para dar a luz una nueva sociedad.
La Lucha por la Paz del Padre Miguel d´Escoto es la lucha del Pueblo de Nicaragua y de su vanguardia el Frente Sandinista de Liberación de Nicaragua por derrotar a la dictadura de los Somoza, al neoliberalismo y a su jefe el imperialismo norteamericano.
La labor profética por la Paz del Padre Miguel es la lucha por liberación de la Patria Grande, la liberación de la humanidad de todas las formas de explotación, discriminación y dominación.
La noviolencia es la construcción de una sociedad sin imperialismos, colonialismos o neocolonialismos, donde un Estado no se apropie de la vida de pueblos y otros Estados, es la construcción de un sistema global que proteja todas las formas de vida, que proteja la Madre Tierra y respete los derechos humanos de todas las personas y pueblos.
Fuente: Revista Soberania N11.pdf