Por Juanlu González
Cualquiera que vea, oiga o lea los medios de comunicación occidentales, tendrá la certeza de que Hamás es un grupo terrorista y que como tal debiera ser tratado. No obstante, y a pesar de que lo crean o no, la mayoría de la población mundial condena el genocidio de Israel en Gaza. Por muchas razones. Desde luego, porque matar muy mayoritariamente niños, mujeres y ancianos, periodistas y médicos, no parece que sea la manera de acabar con un grupo terrorista. De hecho, no tiene ningún sentido.
Esta es, sin embargo, la doctrina militar habitual del estado sionista. Lo hemos visto actuar muchas veces a lo largo de los últimos años en Palestina, pero también en Líbano. Asesinar inocentes indefensos en masa para persuadir a la resistencia de que desista de luchar. Los políticos occidentales saben de sobra que el ente sionista comete sistemáticamente crímenes de guerra, pero no están dispuestos a enfrentarse ni con Estados Unidos, ni contra el corazón del capitalismo mundial, que es al fin y al cabo, lo que representa el estado de Israel en el mundo.
Luchar contra el terrorismo parece otorgar a los aliados del imperio, plena libertad e inmunidad para cometer todo tipo de atrocidades. Es lo que lleva haciendo Estados Unidos y la OTAN desde que cambió su concepto estratégico tras el derribo del muro de Berlín. Recordemos, por ejemplo, la invasión de Afganistán y los centenares de miles de muertos que provocó, supuestamente para cazar a Bin Laden, que ni siquiera estaba dentro del país.
Así que, si al manoseado derecho a la legítima defensa, se añade “contra el terrorismo”, significa que se podrá contar con todos los parabienes necesarios para emprender acciones de castigo contra aquellos que son considerados como tales.
Pero parémonos aquí ¿qué es el terrorismo? Aunque parezca lo contrario, no hay una definición consensuada desde el punto de vista del derecho internacional. Porque claro, si la hubiera, se correría el riesgo de poder acusar a muchos gobiernos y sus ejércitos como entidades terroristas. Por eso han decidido dejar el tema abierto y en el terreno político, o lo que es lo mismo, en manos de los dueños del mundo, a los que se les otorga la capacidad de decidir quién puede ser o tildado de terrorista, imponer su relato y aplicar sus castigos.
Esto es así, hasta el punto de que, como escribió Alfonso Sastre y nos recuerda a menudo nuestro compañero Iñaki Gil, el terrorismo es la guerra de los pobres, especialmente cuando se enfrentan a los poderosos. Jean Rostand bordó este mismo concepto en otra frase: mata a un hombre y serás un asesino; mata a millones y serás un conquistador; mátalos a todos y serás Dios, que es justo a lo que parece estar apuntando Israel estos días en Gaza.
Tan arbitraria es la atribución de conductas terroristas que, cuando levantamos un poco el foco para buscar contexto nos podemos llevar muchas sorpresas. Resulta que únicamente consideran terrorista a Hamás los enemigos del estado palestino: Israel, Estados Unidos, Europa y unos pocos aliados de la OTAN más; para el resto del mundo son sólo una agrupación política. Si a ese mapa le superponemos el de los países que no han reconocido a Palestina, vemos que ambos coinciden prácticamente en su totalidad. Es curioso, ¿verdad?
¿Por qué dice Occidente que Hamás es un grupo terrorista? Todos sabemos que es el partido político que ganó legítimamente las elecciones en Gaza y que hoy, seguramente, se haría con la victoria en toda Palestina si se celebrasen otros comicios.
Quizá el problema sea que tiene un ala militar, las Brigadas Al-Quds, pero eso el algo común al el resto de las facciones palestinas, tampoco debe ser algo muy determinante. Fatah, el grupo palestino favorito de Occidente, tiene asociada las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, aunque trabajen bien poco. A lo mejor esa es la cuestión, que se enfrentan exitosamente al ocupante sionista para tratar de liberarse del dominio colonial de las turbas de invasores judíos integristas llegados de todo el mundo. ¿No es eso lo que se supone que tienen que hacer los pueblos ocupados como reconocen las leyes internacionales?
Ahí es donde entra el viejo y moribundo orden mundial, que da la potestad absoluta a Estados Unidos de categorizar y sancionar a quienes les venga en gana como terroristas si colisionan militarmente con sus intereses en cualquier lugar del mundo (o dictaduras si se enfrentan en el ámbito político). El contratiempo para ellos es que, sobre todo desde la guerra contra Rusia en Ucrania, el rey ya camina desnudo y lo que antes se veía como la todopoderosa comunidad internacional que representaba al mundo entero, hoy ha menguado hasta simbolizar única y exclusivamente al Occidente colectivo, una pequeña parte y bastante minoritaria, del planeta.
¿En qué se basan entonces para justificar su discurso? Suelen decir que es porque disparan a los civiles israelíes. Pero… ¿no es eso lo que hace Israel? Quizá el problema radique en que los cohetes caseros de Hamás no son lo suficientemente precisos para dirigirlos donde ellos quisieran, al contrario de los misiles sionistas, que sí pueden ser dirigidos milimétricamente y que mayormente se lanzan deliberadamente contra civiles palestinos, contra sus hospitales, escuelas, mezquitas o iglesias. ¿Quién es entonces el verdadero terrorista?
Aun más, es difícil reconocer que en el estado de Israel hay civiles cuando toda, absolutamente toda su población está militarizada desde los 18 años hasta más allá de los 50. Cuando los supuestos civiles del estado sionista están mayoritariamente armados y cuando practican cada día el terror contra los palestinos indefensos.
Otras veces dicen que Hamas es terrorista porque sus militantes practican el secuestro. Yo les preguntaría ¿saben cuántos miles de palestinos se pudren en cárceles enemigas? Ahora son aproximadamente cinco mil, pero han sido más del doble. Las celdas judías están llenas de presos políticos, de mujeres, niños, enfermos y personas sin ningún tipo de cargos, lo que llaman eufemísticamente detenciones administrativas. ¿Quién es de verdad el terrorista?
Así podríamos seguir hasta el infinito. No Hamás no es un grupo terrorista, son legítimos representantes del pueblo palestino, elegidos democráticamente. Y también son parte de las autodefensas del pueblo oprimido palestino, que se enfrentan a un estado terrorista de la peor calaña que existe en todo el planeta.
Probablemente, la cuestión es que, de acuerdo con las tesis de Sastre y Rostand, Hamás es pobre, no mata lo suficiente y se enfrenta a Estados Unidos y sus aliados. Eso es todo… tengámoslo en cuenta cada vez que oigamos a nuestros políticos o nuestros medios de comunicación.
Y quien piense que lo que antecede solo es fruto de una posición partidaria, que lea y relea la Resolución 3070 de la Asamblea General de Naciones Unidas, que:
… Reafirma igualmente la legitimidad de la lucha de los pueblos por librarse de la dominación colonial extranjera y de la subyugación foránea por todos los medios posibles, incluida la lucha armada.
Fuente: Portal Alba