Hasta nuestros días 182 países del orbe han establecido sus relaciones con la RPCh. En tanto que con la llamada República de China (Taiwán), son muy escasos los países que han mantenido su relaciones diplomáticas con la isla rebelde. Entre los países latinoamericanos y caribeños que por puro pragmatismo financiero o por presiones de Washington mantienen sus sedes diplomáticas, únicamente figuran Paraguay, Guatemala, Belice, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas.
Sin duda el mayor protector de Taiwán son los Estados Unidos de América (USA). Potencia occidental que junto con sus aliados de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), en medio de la guerra que libra contra Rusia en Ucrania, pretende seguir atizando el conflicto con la gran economía china que cada vez adquiere más fuerza y presencia mundial.
En los últimos tiempos se han gestado una serie de provocaciones que han realizado buques militares estadounidenses, como el Milius. Según el Ejército Popular de Liberación (EPL), denunció que es un destructor con misiles guiados, quien en la segunda quincena de marzo del presente año, “incursionó en aguas territoriales chinas (…) sin permiso, dañando la paz y estabilidad de la región” (La Jornada, 24/03/23). Esa presencia marítima en el mar de China Meridional, fue sin duda una grave provocación de la armada estadounidense. En ese espacio marítimo la Casa Blanca no quiere perder su influencia. De ahí incluso que el mismo jefe del Pentágono, Lloy Austin, declaró que las tropas estadounidenses deben estar preparando una ofensiva contra el gobierno del presidente Xi Jinping. Ese tipo de presiones reflejan el interés de los halcones del Pentágono para que el Congreso destine más de 842 mil millones de dólares para modernizar las fuerzas militares del imperio en la región Indo-Asia. De ahí que en esa lógica militarista se esté estimulando la alianza militar entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos (AUKUS).
Las tensiones se han presentado con la visitas de congresistas estadounidenses en Taiwán, como fue la reunión con la presidenta Tsai Ing-wen, a mediados de agosto de 2022, y la misma visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes a la isla días antes. Estas tensiones generadas por esos políticos del Congreso, se hicieron en un momento en que Beijing ratificaba que Taiwán es “una parte inalienable de China”.
En ese contexto, el establecimiento de relaciones entre Honduras y la República Popular China, es sin duda una postura que para nada agrada a Washington. Más bien se puede interpretar que es un avance de la presencia china en el traspatio de los EU. Como también es un escenario donde la tradicional política conservadora de Honduras, gobernada en otro momento por el Partido Liberal y el Partido Nacional ha quedado más que relegada. Ahora el gobierno de la presidente Xiomara Castro y el Partido Libertad y Refundación (Libre), muestra la fuerza de la política soberana de la patria de Francisco Morazán. Pero también la nueva situación visualiza la tendencia latinoamericana del cada vez mayor acercamiento con China y la relevancia que en el escenario regional y mundial tiene esa potencia emergente. En ese contexto la tendencia a nivel mundial pone de manifiesto que la moneda china como el yuan (renminbi), pueda desplazar paulatinamente al dólar como la moneda hegemónica en el sistema financiero internacional. Como también se hace más evidente que las inversiones chinas en la región centroamericana y latinoamericana sean un gran motor impulsor del desarrollo regional. Tal como acontece en la mayoría de los países de Centroamérica, donde la presencia de la potencia oriental es cada vez más estratégica en el comercio de la región con el mundo. Incluso los sectores tradicionalmente conservadores hondureños, hoy en la oposición no logran comprender esa tendencia de la dinámica mundial del multilateralismo que es en gran medida donde se apoya el pensamiento diplomático, económico y político de China. En otras palabras la Comisión Económica para America Latina (CEPAL) lo apunta de la siguiente manera: “China se ha convertido en un socio comercial clave para la región. Ya es el primer mercado de destino de las exportaciones del Brasil y Chile, y el segundo del Perú, Cuba y Costa Rica. También es el tercer país entre los principales orígenes de las importaciones de América Latina y el Caribe, con un valor que representa el 13% del total de las importaciones de la subregión y, a su vez, América Latina y el Caribe se ha transformado en uno de los destinos más destacados de la IED china”.
Si se prefiere Honduras cuenta con dos regiones que dan acceso a espacios claves de la comunicación marítima por un lado a la región Caribe, área donde se ubican los puertos de Cortés, La Ceiba, Castilla y Tela. En tanto que en el litoral del Golfo de Fonseca con acceso al Océano Pacífico cuenta con el puerto de San Lorenzo a la par que la comunicación con el Puerto de Acajutla en El Salvador, le darán a China una mayor dinámica para el comercio mundial en el espacio estratégico centroamericano. En rubros estructurales como la energía, la cooperación mutua impulsará el desarrollo del país centroamericano, pero también la producción de mariscos, bananos y el café entre otros productos agrícolas, serán sin duda mercancías que impulsarán el comercio catracho con la gran economía oriental. Así, podría pensarse que una tendencia de Honduras con sus nuevos vínculos diplomáticos con la República Popular China, le ayudarán a salir precisamente de esas honduras en la cual se ha empantanado por más de 500 años.
Fuente: TeleSur