La presencia de Fidel Castro frente al Consejo de Ministros fortalece e imprime un nuevo estilo y un gran impulso a las tareas del Gobierno Revolucionario, rompe las trabas y parecieron las leyes que el pueblo esperaba.
El 16 de febrero de 1959, en el Palacio Presidencial de La Habana, Fidel tomaba posesión como primer ministro del gobierno revolucionario. El primero de enero anterior había triunfado la Revolución que él mismo había liderado.
Mientras más avanzaba la Revolución, mayores eran los ataques de sus enemigos. El gobierno de Estados Unidos, las agencias de prensa norteamericanas, la burguesía nacional, los asesinos, especuladores, chivatos y politiqueros del pasado régimen conjuraron una campaña que impidiera el avance revolucionario. Pero la decisión de la Revolución era una: continuar avanzando.
La actividad de Fidel es indetenible, aprovechó todos los espacios y escenarios para que el pueblo comprendiera la Revolución; y se enfrentó cada día a desbaratar las campañas que desde el exterior nos amenazan.
Así lo cuenta Luis M. Buch Rodríguez, testigo de los primeros pasos de la formación del Gobierno, en su libro Gobierno Revolucionario: génesis y primeros pasos:
“La crisis interna se intensificaba sin vislumbrarse una solución. Necesitábamos una autoridad de prestigio y arraigo popular, y llegamos al criterio de que Fidel era la figura indicada para hacerse cargo del Gobierno, como Primer Ministro».
En el acto de toma de posesión del cargo que asumiría, el líder cubano reconoció la alta responsabilidad que se le avecinaba:
“Paradójicamente, en los instantes en que recibo este honor de ponerme al frente del Consejo de Ministros, no experimento sino una honda preocupación por la responsabilidad que se ha puesto sobre mis hombros, por la seriedad y la devoción que siempre he puesto en el cumplimiento de mi deber.
«De cuantas tareas he tenido que realizar en mi vida, ninguna considero tan difícil como esta, ninguna considero tan preñada de obstáculos, ninguna considero tan dura de llevar adelante, porque estoy consciente de todas las dificultades, estoy muy consciente de todos los obstáculos».
Fidel en su discurso de asunción del cargo estableció el rumbo futuro de la nación, sin desconocer los peligros y obstáculos que tendría por delante.
No obstante, una vez que terminara el acto público, comenzó la primera sesión del Consejo de Ministro. Allí llegarían las leyes más radicales de esa primera etapa, cuyo punto más alto sería la aprobación de la Primera Ley de Reforma Agraria; se aprobó un proyecto de ley por el que se suprimió total y definitivamente la Renta de la Lotería Nacional, de tan triste historia de peculado y corrupción, y en su lugar se creó el Instituto Nacional de Ahorro y Vivienda.
Todo un grupo de medidas y proyectos sociales han devenido de aquel memorable acto, hace 59 años, de la pujanza y valentía de Fidel Castro, quien permitió el surgimiento de una sociedad más justa, alejada de los vicios y que cambió la vida de un pueblo para siempre.
Escrito por: Yenisei García
Fuente: Cubadebate