La mañana del 9 de febrero de 1966, frente al Palacio Nacional, fueron asesinados y heridos varios estudiantes por reclamar al Gobierno provisional de República Dominicana, que presidia Héctor García Godoy, una respuesta positiva respeto a la solicitud de reconocimiento gubernamental del Movimiento Renovador Universitario (MRU), entre otras demandas.
También se pedía al Gobierno provisional la salida de las tropas de ocupación de Estados Unidos del país y la desocupación de los planteles escolares de la capital ocupados por los invasores.
El reconocimiento al MRU implicaba la entrega de los fondos correspondientes a las asignaciones presupuestarias dejadas de entregar en los meses de vigencia del movimiento, fraguado en el proceso revolucionario constitucionalista y patriótico de la Guerra de abril de 1965.
Como los reclamos no eran satisfechos, la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED) y estudiantes de las escuelas públicas desarrollaron un plan de lucha para obtener los recursos necesarios.
El tiroteo se produjo, minutos después que el Secretario General de la FED, Amín Abel Hasbún, acompañado de una comisión del gremio esperaba que se le permitiera una cita con el presidente García Godoy.
Al prolongarse la aceptación de la cita, bajo el argumento que el mandatario no se encontraba en su despacho, los manifestantes, acalorados y colmados de indignación, agitaban con las banderas Nacional y de la UASD Universidad Autónoma de Santo Domingo).
Frente al Palacio Nacional cientos de estudiantes protestaban al Gobierno por la entrega del presupuesto universitario que por ley le correspondía en ese momento y la salida inmediata del país de las tropas de ocupación de las tropas estadounidenses.
La respuesta a las protestas fueron disparos sin compasión. Los estudiantes Antonio Santo Méndez, Miguel Tolentino y Luis Jiménez Mella perdieron la vida tras la balacera.
La estudiante Amelia Ricart Calventi, quien fue traslada a los EE.UU. para ser operada del impacto de una bala incrustada en la columna vertebral, murió un mes después.
En respuesta a la masacre, organizaciones políticas, sindicales, populares, académicas, sindicatos, convocaron a una huelga general que duró más de una semana y en la que se escenificaron acciones violentas que produjeron la muerte y heridas de varias personas, entre ellas, soldados, policías, y efectivos de la FIP.
La huelga logró la destitución del Jefe de la Policía Nacional, Coronel Hernán Despradel Brache, sustituido por el General Manuel de Jesús Morillo López, y ldel Comodoro Francisco Rivera Caminero, Secretario de las Fuerzas Armadas, sustituido por el General Enríquez Pérez y Pérez.
En ese tiempo, en la Universidad, se vivía con intensidad el Movimiento Renovador, proyecto académico que buscaba convertir la institución en un centro democrático que facilitara el ingreso de los jóvenes estudiantes.
Contrario a ese movimiento, las autoridades encabezadas por el doctor Tomas Mejía Feliz, hacían esfuerzos para mantener el control de la alta casa de estudio, pero su influencia había llegado a su fin.
En medio de la crisis político-militar que afectaba el país desde finales de 1965, el gobierno provisional de García Godoy, asesorado por la Organización de Estados Americanos, preparaba las elecciones de junio de 1966.
Entre las demandas que tenían los estudiantes pertenecientes a la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), la Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER), la Juventud Revolucionaria Cristiana (JRC) estaban pedir al Gobierno la salida de las tropas estadounidenses de los liceos y escuelas públicas del país, y el aumento al presupuesto estudiantil de la UASD.
La invasión de las tropas estadounidenses en Dominicana, bajo el auspicio de la OEA, se produjo en 1965 cuando el país caribeño vivía una guerra civil tras la salida de la Presidencia de Juan Bosch.
Fuente: TeleSur
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