Cada 9 de enero de 1964 se conmemora en Panamá el Día de los Mártires, recordando el asesinato de 22 estudiantes y los más de 500 heridos por parte de las tropas yankees desplazadas en el Canal de Panamá.
Ese día, debía enarbolarse en la Zona del Canal, según los Acuerdos Chiari-Kennedy de 1962, la insignia de Panamá junto a la de los Estados Unidos en los edificios civiles, incluidas las escuelas y los administrados por el gobierno estadounidense, con excepción de las bases militares.
La Zona del Canal tenía un área de 1,432 kilómetros cuadrados, que se extendía 8.1 kilómetros a cada lado de la rivera del Canal de Panamá. Existiendo 14 bases militares estadounidenses. Era un Estado sobre otro Estado. Era un país enclavado en otro país.
Salta la chispa del conflicto. Agresión a la bandera panameña
Los estudiantes estadounidenses, al percatarse que la bandera panameña ondeaba junto a la de su país, decidieron bajarla y romperla, porque ellos consideraban que ese pedazo de tierra era suyo.
Mientras tanto, en la ciudad de Panamá corre la noticia sobre esta agresión. Este hecho enfurece a los alumnos panameños que cursaban estudios en el Instituto Nacional, por lo que disponen, tras una junta estudiantil, que seis alumnos graduados, portando el emblema patrio, se dirigieran a Balboa High School.
El Instituto Nacional se ubica frente a lo que fue la Zona del Canal. Los separaba una calle y una valla construida por los Estados Unidos que impedía el acceso a cualquiera que intentara violarla.
Los aguiluchos, como se les apoda a los estudiantes del Instituto Nacional, intentan ingresar al centro educativo, pero su paso se lo impide la policía militar “gringa”. Evitando caer en la provocación, determinan cantar el himno nacional y solicitan que se enarbole su bandera junto a la de ellos. La contraparte se niega al pedido panameño.
En paralelo, se produce un forcejeo entre estudiantes panameños y los zonians, la reyerta termina cuando nuevamente es destrozada la bandera panameña.
Los zonians, los estadounidenses del Canal de Panamá
Los llamados ‘zonians’ eran ciudadanos estadounidenses nacidos en el territorio de la Zona del Canal de Panamá.
Los estudiantes panameños portando en sus manos la bandera hecha añicos disponen, de forma pacífica, retirarse.
Testimonios orales cuenta que los adolescentes caminaron con paso firme, bañados en dignidad, sin que brotara una lágrima, solo clamaban por la soberanía total.
Al llegar a su plantel narran lo sucedido por lo deliberan los alumnos, en un solo cuerpo, enfrentarse a la policía militar estadounidense, con la única arma que tenían, las piedras, que lanzaban contra los agresores.
Se difunde, a través de la radio, la crisis que se está produciendo en la zona límite, como se le nombraba a esa área.
Se desplazan miles de panameños al epicentro del conflicto en lo que piden a gritos: “Un solo territorio una sola bandera”.
Los panameños empiezan a destruir las rejas que separaban a ambos territorios, su deseo era entrar al territorio prohibido, al territorio que era de ellos por naturaleza. La reacción de la policía militar fue disparar contra una población civil panameña que llevaba entre sus manos su emblema patrio, como símbolo de su derecho a luchar, a no rendirse.
Entre tanto, unidades del ejército de los Estados Unidos toman posiciones estratégicas para evitar la avanzada de los inconformes panameños.
El testimonio: “Fue un momento trágico”
Para Ramiro Vásquez Chambonnet, uno de los participantes y testigos presenciales de esta gesta, cada 9 de enero “el tiempo se detuvo. Fue un momento trágico, pero nos dio la oportunidad de lograr las aspiraciones generacionales de nuestro pueblo, que fue el recobro de la soberanía”.
Vásquez Chambonnet camina junto con su pueblo en búsqueda de una plena libertad, la total independencia “con lo que nosotros llamamos patria, por lo que somos panameños”.
Para él la lucha aún continúa, “la desigualdad persiste con los esquemas neoliberales impuestos, por lo que es nuestro deber seguir, aunque sea contracorriente, para que las futuras generaciones sientan lo que es llevar en la piel tatuado el nombre de Panamá”.
Ese día fueron asesinado muchos de sus amigos, una generación sin rostro, jóvenes que dieron su vida por la patria.
El primero en caer fue Ascanio Arosemena, tenía 17 años, un disparo en el tórax. Fueron 22 panameños asesinados, hoy Mártires, un centenar de lesionados.
Panamá rompe relaciones con los Estados Unidos. La Organización de Estados Americanos (OEA) interviene. Los diplomáticos estadounidenses presentan como defensa en ese foro que su guardia y ejército no utilizaron arma letal, todo lo contrario, fueron municiones para matar patos.
Aún está viva en la memoria de Vásquez Chambonnet la imagen de un grupo jóvenes que, sin temor a las balas que disparan del lado contrario, suben a un poste de luz, ubicado en Zona del Canal, y colocan con gran osadía la bandera panameña.
Esa imagen recorrió el mundo, la foto fue portada de la revista ‘Life’. Panamá, un pequeño país, tuvo la solidaridad de casi todos los pueblos. Era una población digna que no le temió al otro, su honra estaba por encima de aquel que la pisoteaba.
Hoy, los panameños caminan libre por la franja que un día fue controlada por los Estados Unidos. La bandera de los Estados Unidos fue arriada el 31 de diciembre de 1999 y salió el último soldado del territorio panameño. Ese día la bandera panameña tremola en cada rincón del istmo.
La literatura canalera, poco conocida a nivel mundial, hoy está presente en el poema “A la bandera”, del poeta panameño Demetrio Korsi, que en su penúltimo párrafo dice así:
“…Y si alguna potencia
quiere humillarte,
Y si muchos cañones te
obligarían,
No hubiera panameño
para bajarte
¡porque sin manos antes se
quedaría!”
Fuente: https://www.lavanguardia.com/
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