El 17 de diciembre de 2014 retornaron Cuba los antiterroristas Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, lo que representó el fin de una lucha protagonizada durante más de una década por el pueblo cubano, para que cinco de sus hijos fuesen liberados de un encierro injusto en cárceles estadounidenses.
Hernández, Labañino, Guerrero, junto a René González y Fernando González (conocidos internacionalmente como Los Cinco), fueron arrestados por las autoridades de Estados Unidos en 1998 y sentenciados, en un proceso amañado según diversas personalidades, a desproporcionadas penas por alertar de acciones violentas impulsadas desde Florida contra Cuba por grupos terroristas.
Tal hecho representaría el principio de una larga y difícil batalla por la libertad de cinco individuos excepcionales, que pese a las vicisitudes de la prisión, nunca claudicaron frente a las presiones, ni cedieron ante la injusticia, ni traicionaron sus ideales.
De ese modo, se imponía la lucha por la liberación de estos hombres que fueron a su misión bajo la divisa de proteger a su tierra de los terribles efectos del flagelo del terrorismo.
Por ello, se escuchaban entonces las palabras del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, cuando afirmaba certero y avizor, el 23 de junio de 2001: La inocencia de esos patriotas es total. Sólo les digo una cosa: ¡Volverán!
Y volvieron. Primero fue René, después Fernando: en ambos casos tras cumplir sus respectivas condenas pisaron suelo patrio para recibir el homenaje y el afecto de Cuba agradecida. La causa de los Cinco se había convertido en la de todo un pueblo y atraído la expresión solidaria de las más disímiles partes del mundo.
Sin embargo, la felicidad no era completa, como se reconoció en aquel momento: faltaban tres hermanos de lucha, decían René y Fernando, y así lo sabían los familiares de los Cinco y lo sentía Cuba entera.
De ahí la magia del 17 de diciembre de 2014, cuando se anunció una nueva etapa en las relaciones Cuba-Estados Unidos y Washington reconoció claramente lo fracasado de su política hostil de más de medio siglo contra la isla, y al fin los tres héroes que permanecían prisioneros fueron liberados y regresaron a su isla.
La noticia se hizo oficial durante la memorable comparecencia televisiva del presidente cubano, Raúl Castro, acaecida en aquella extraordinaria jornada.
En su alocución, el dignatario recordó la promesa vigente de Fidel Castro y dijo para alegría compartida de 11 millones de compatriotas: arribaron hoy a nuestra Patria, Gerardo, Ramón y Antonio.
Al recibirlos ese mismo día, Raúl Castro les expresó la gratitud de todo un país: Orgulloso de ustedes por la resistencia que mostraron, por el valor y el ejemplo que representa eso para todos, aseveró.
Después sólo hubo cabida para los abrazos y el reencuentro largamente esperado con la familia. Además, acontecieron escenas de gran emotividad cuando Hernández, Labañino y Guerrero se encontraron con sus compañeros de causa, René y Fernando González.
Finalmente juntos, los Cinco ratificaron su fidelidad a la Patria y manifestaron su plena disposición y voluntad de seguir cumpliendo con las tareas que les asigne la Revolución.
Reconocimiento de un pueblo a sus héroes
Un especial momento para los antiterroristas lo constituyó también la imposición del título de Héroe de la República de Cuba y la Orden Playa Girón.
Aunque ya desde 2001 la Asamblea Nacional del Poder Popular les había otorgado la condición honorífica que los distinguía como héroes de su nación, la entrega de tal distinción en suelo patrio no había podido concretarse ante la cruda realidad de la injusta prisión en Estados Unidos.
Por ello, el 24 de febrero de 2015, al cumplirse el aniversario 120 del reinicio de la Guerra de Independencia, los Cinco recibieron en el Palacio de Convenciones de La Habana el merecido homenaje de su pueblo.
En acto solemne se les reconoció «por cumplir con dedicación, dignidad y firmeza la sagrada misión de defender a Cuba protegiéndola del terrorismo a riesgo de sus vidas y soportando enormes sacrificios en un medio hostil y agresivo».
El presidente Raúl Castro les impuso las sendas condecoraciones a los Héroes, quienes saludaron y abrazaron a su vez al General de Ejército con la satisfacción del deber cumplido.
Gerardo Hernández -en nombre de los Cinco- agradeció a Raúl Castro, al pueblo de Cuba y a todos aquellos que en el mundo hicieron posible la liberación y regreso suyo y de sus compañeros a la Patria.
Asimismo, reafirmó el compromiso, «a todo nuestro pueblo, de servirle hasta el último de nuestros días, y de ser siempre fieles a las ideas de Martí, del Che, de Fidel, y de Raúl».
Pero el primer pensamiento de los Cinco -aseguró- ha de ser para un hombre, cuyo liderazgo y visión estratégica fueron decisivos en la batalla que condujo a nuestra liberación y quien con su ejemplo nos inculcó siempre su espíritu de lucha, resistencia y sacrificio:
¡Comandante en Jefe (Fidel Castro), esta condecoración que hoy recibimos es también suya!, resaltó Hernández en su discurso.
Poco después, el 28 de febrero los Cinco cumplían un sueño: se reunían con el líder histórico de la Revolución Cubana, quien manifestó sentirse feliz, escuchando los maravillosos relatos de heroísmo de estos hombres, que nunca hicieron daño alguno a Estados Unidos, y que sólo trataron de prevenir e impedir los actos terroristas contra su pueblo.
(Tomado de Prensa Latina)
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