Compartimos un artículo publicado en el periódico Granma, titulado «Detrás de viejas intenciones, nuevos actos terroristas en Cuba». A continuación se presenta el texto:
Pese al fracaso continuo de todas sus acciones desestabilizadoras, el gobierno de Estados Unidos persiste en sus intenciones de derrocar a la Revolución Cubana. Hechos de sabotaje y terrorismo perpetrados en días pasados, y puestos al descubierto este lunes en la Televisión Cubana, así lo demuestran.
El material audiovisual explicó cómo, durante el mes de noviembre, se reportaron en el país planes y hechos contrarrevolucionarios de corte violento, estimulados por quienes cumplen, al pie de la letra, con lo diseñado en el permanente laboratorio experimental de Estados Unidos para derrocar a los movimientos de izquierda de la región, y en particular a la Revolución Cubana.
El modus operandi no es nuevo: un grupo de residentes en Estados Unidos, identificados como Yamila Betancourt García, Michael Naranjo Riverón, William Cabrera González y Alipio Alexis Estupiñán Tamayo, contactaron, mediante internet, a ciudadanos con características antisociales y con antecedentes penales para la ejecución de las acciones.
Una a una, caen las máscaras
De acuerdo con la información ofrecida, en horas de la madrugada del 16 de noviembre, mientras se realizaban los preparativos para la celebración del aniversario 501 de La Habana, se reportó el lanzamiento de un coctel molotov que cayó en las cercanías de las bombas de combustible del servicentro ubicado en Calzada de Ayestarán y calle Pedro Pérez, en el municipio del Cerro. En tan solo unas horas, sus autores fueron detenidos.
«Mi hermano preparó una botella con gasolina y una mecha, la encendió, y yo la tiré contra el servicentro, y nos mandamos a correr. Por esta acción me pagaron 300 cuc, en tres billetes de cien», declaró Alejandro Cesaire Gutiérrez, uno de los autores del hecho.
Posteriormente, el pasado 26 de noviembre, el ciudadano Manuel Arias Díaz fue detenido por dañar, con un fragmento de mampostería, la puerta de cristal de una sucursal del Banco de Crédito y Comercio (Bandec), situada en el municipio tunero de Jesús Menéndez.
Valdría entonces preguntarse, tal como se plantea en el material audiovisual, cuál es el denominador común para los ciudadanos implicados en estos hechos que transgreden la tranquilidad de las familias cubanas. ¿Quiénes los reclutan, orientan y financian desde Estados Unidos?
Para saberlo no hubo que ir muy lejos. Los propios acusados reconocen su vínculo con elementos terroristas radicados en Estados Unidos, así como haber recibido dinero por tales hechos.
«Yo me comuniqué con Yamila en Facebook y WhatsApp en varias ocasiones», señaló Alejandro Cesaire, mientras mostraba la foto de esta mujer en la pantalla de su teléfono celular.
Por su parte, Manuel Arias Díaz agregó que ella no era la que pagaba, era una amiga. «Por cada actividad, por ejemplo, golpear policías, vidrieras, tiendas en mlc, campos de caña, pagaban 200 cuc, y que por los Cupet pagaban 500 cuc, y creo que eran los grupos electrógenos», detalló.
De acuerdo con la información ofrecida, mientras se desarrollaba la manifestación pacífica de jóvenes artistas e intelectuales en su mayoría, frente al Ministerio de Cultura, Yamila Betancourt García, mal llamada en redes sociales «La hija de Maceo», dio orientaciones precisas a Abdel Alfonso Cárdenas para llegar hasta el lugar. «Es esto lo que estábamos esperando, para que se detone el estallido social».
Pero el curso que tomaron los acontecimientos se alejó del plan previsto desde el norte.
Ante la posible propuesta de diálogo, Yamila, junto a otros, no estuvieron de acuerdo. Por tanto, incitaron a Alfonso Cárdenas a perpetrar un acto de sabotaje contra la tienda en moneda libremente convertible (mlc), ubicada en Línea y 12, en el municipio capitalino de Plaza de la Revolución.
El pasado 28 de noviembre se reportó el hecho y, a las 48 horas, su autor fue detenido por las autoridades.
El audiovisual explica que la autodenominada «La hija de Maceo» se ha caracterizado por la utilización de redes sociales como Facebook, y plataformas como Youtube, para desacreditar a funcionarios cubanos y convocar a la realización de actos violentos contra su integridad física.
Ella cree que desde su celular, y viviendo en Estados Unidos, cambiará el destino de Cuba. Pierde de vista que es aquí, en esta isla irredenta, donde viven los verdaderos hijos de Maceo.
Títeres de la misma obra
Pero los actos descritos no son los únicos. El material también desenmascaró hechos que involucran a otros títeres.
Ante publicaciones de corte contrarrevolucionario de Yasser Fernando Rodríguez González, los conocidos como Kiki Naranjo y Willy González lo contactaron, con el fin de ejecutar actividades de sabotaje y terrorismo, como mismo lo hicieron en meses anteriores en tres instalaciones estatales en el municipio habanero de San Miguel del Padrón.
Pero el rosario de actos de sabotaje tiene más cuentas. Quemar mercados, lanzar cadenas en el tendido eléctrico, verter arena en motores de ómnibus o poner carteles contrarrevolucionarios no fueron las únicas orientaciones realizadas a José Osmani Bauta Acosta y Francisco Felipe Correa Ramírez, por el cubano residente en Estados Unidos, nombrado Alipio Alexis Estupiñán Tamayo.
Ambos ciudadanos fueron detenidos el pasado 29 de noviembre, cuando pretendieron ubicar el domicilio de dos oficiales del Ministerio del Interior, en la provincia de Artemisa, para golpearlos y provocarles la muerte mediante armas blancas.
De las declaraciones de todos los acusados se sacan conclusiones muy claras: cada uno de los hechos descritos fueron incitados por dinero; su fin es provocar un estallido social que induzca a más sanciones injerencistas, una guerra civil o suscite a una intervención militar por parte de Estados Unidos.
Ante este escenario, medios privados independientes ofrecen su versión intoxicada y en total comunión con los intereses yanquis. Cibercuba, por ejemplo, podría encabezar la lista, cuya vocera, Iliana Hernández, declaró abiertamente el deseo de la victoria de Trump, pues con Biden la oposición no tendría igual apoyo.
A la par de la denuncia pública, marcha el cumplimiento estricto de la ley contra aquellos que se atrevan a desestabilizar la paz y tranquilidad ciudadana conquistada a fuerza de mucho sacrificio. En ningún caso, sin dudas, habrá impunidad.
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