No es esto una opinión que me dicte la justa ira al leer las calumnias del presidente Taft, calumnias basadas entre otras cosas en algún memorándum entregado personalmente en audiencia privada por uno de mis enemigos políticos al mismo presidente. Nadie ignora que la opinión pública en los Estados Unidos favorece las miras dominadoras del gobierno; o por lo menos cierta opinión pública. Acaba de aparecer en aquel país un libro titulado The Valor of Ignorance, cuyo autor es nada menos que Mr. Homer Lea, Teniente General de los Ejércitos de los Estados Unidos, libro dedicado a Mr. Elihu Root, – ex Secretario de la Haya -, y que lleva dos prólogos de dos altos militares: el General Caffee y el General J. P. Story. En dicho libro se leen, entre otras cosas semejantes, estas palabras:
“La posesión de posiciones estratégicas viene a decidir en mayor grado que ningún otro factor, el resultado de un conflicto internacional. De aquí, sobrevendrá su tiempo las inevitables luchas para adquirir posiciones determinadas que habrán de precederá toda guerra de conquista de los territorios inexplotados del hemisferio occidental. Dividimos las posibilidades estratégicas de este hemisferio así: (1) el dominio del Canal de Panamá y de la América Central, (2) el dominio del Golfo de México y de la Costa Atlántica de México, (3) el dominio de la Costa Atlántica desde el cabo Hatreras hasta Cayo Hueso, (4) el dominio de la Costa Atlántica de la América del Sur. El dominio del Canal de Panamá es el más importante de estos cuatro, porque habrá de pertenecerle solamente a la nación que domine sus vecindades, poco importa quién lo construya.
En frecuentes declaraciones de la prensa americana, que, como en todas partes, es el eco de la opinión pública, se transparenta la convicción de que la América toda debe agregar algunas estrellas a la bandera del Norte. En México, en el Ecuador, en el Perú, en donde es más fuerte la influencia yanqui, los nacionales empiezan ya a mirar con recelo a esos misioneros del dólar que llegan con el propósito de intervenir para mañana dominar. La colonización de Nicaragua como quiero llamarla, no es pues sino un paso de una obra gradual y metódica.
Ante la evidencia de esta verdad que solamente espíritus miopes se atreverían a negar, se convencerá la opinión pública en América y en todas partes, de que las palabras que me atañen en el mensaje del presidente Taft sólo son una acusación inmotivada que disimula una incalificable conducta. Sólo hubiera respondido con el silencio si no temiera que esta ausencia de protesta fuera mal interpretada.
Referencias:
Darío, Rubén (2010). “Escritos políticos / Rubén Darío; selección, estudios y notas Jorge Eduardo Arellano y Pablo Kraudy Medina, — 1ª ed. – Managua: Banco Central de Nicaragua, pp. 173 – 174.