Compartimos con nuestros lectores una artículo de Moisés Martínez, publicado en La Primerísima, titulado «¿Qué debemos hacer para frenar las pandemias del Covid-19 y del terror?». A continuación se presenta el texto original:
Estoy viendo el mapa mundial del coronavirus y veo países que tiene más de 100 casos y gracias a Dios cero muerto. ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué unos cierran fronteras y otros reabren fronteras y turismo como Estados Unidos y Suecia?
Primero
Me parece que cada país van aplicando los protocolos conforme sus necesidades y sus realidades, dependiendo del alto tráfico comercial, mercantil, turístico y migratorio internacional, como España, Italia, México, Estados Unidos, Panamá, Costa Rica y El Salvador (éste último cuenta con una gran población en EEUU). No es la misma realidad de aglomeración habitacional, de circulación peatonal, transporte público, de comercio y turismo de Europa y Asia al de Centroamérica, son dos realidades distintas, y por tanto deben usarse los protocolos a escala de manera responsable, sin sembrar el pánico apocalíptico.
En el mundo desde hace más de una década vivimos con el virus de la desinformación virtual y esta vez mezclado con el pánico apocalíptico de las noticias falsas, fatalistas, se vuelve un mal consejero como le sucedió a la muchacha que salió huyendo del Hospital Alemán en Nicaragua, diciendo orondamente que en el Hospital Vivian Pellas se haría la prueba del Covid–19, cuando en todo el orbe las pruebas están restringidas a los sistemas de salud públicos. En algunos países –como Italia– lamentablemente hasta se han agotado los reactivos, y han sido China y Cuba quienes les han auxiliado. Los hospitales privados deben responsablemente informar a la población que no están haciendo pruebas de COVID19. Su omisión puede causar responsabilidad jurídica.
En el caso de Centroamérica, algunos pensamos que el gobierno de El Salvador se ha excedido, otros que es decisión soberana de un milenial exhibicionista que dirige por twitter su país, y otros más que quizás era para evitar el pánico apocalíptico del retorno de una gran avalancha de millones de salvadoreños que retornan a su terruño debido a la peste.
¿Tenía El salvador las condiciones materiales para retener y no hacinar más de 2 mil personas sin medidas sanitarias mínimas y dignas? Creo que no. ¿Quería retener a la gente para salvaguardar a los demás? Al menos hubiese intervenido varios hoteles, si poco le importa lo económico –como él mismo dice– y dar condiciones humanas a los retenidos.
Pero no sólo eso: al clausurar todas las fronteras, Bukele incentivó el ingreso por puntos ciegos y eso que es El Salvador tiene fronteras terrestres pequeñas. Todo El Salvador es más o menos como el municipio de Matagalpa y algunos otros municipios del departamento. ¿Se imagina lo que ocurriría en las fronteras de Nicaragua, que tiene fronteras terrestres mucho más extensas?
Luego el presidente del Salvador la emprendió gratuitamente primero contra las autoridades de Honduras, y después contra las de Nicaragua y de México. Todo un pendenciero de gallera. Pocos días después, estaba pidiendo productos alimenticios a Nicaragua y el Gobierno Sandinista, con amor y solidaridad, se los envió. Tengo mucho respeto y admiración a los hermanos salvadoreños porque son ejemplo de laboriosidad. Pero su Presidente, mucho suelta la lengua.
Segundo
Desde enero de 2020 Nicaragua está certificada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en cuanto a las medidas y protocolos a seguir en los casos del Coronavirus (COVID19); desde 2009 tenemos el único laboratorio de biología molecular de referencia y diagnóstico de influenza o H1N1 en Latinoamérica; pero además contamos con el instituto Mechnikov que ya en abril de 2019 realizó los primeros lotes de vacunas contra la influenza certificado por CEDMED, LA OPS/OMS. Les remito a la página de la OPS. Si un médico o científico del sector privado quiere hacer sus aportes que vaya al Ministerio de Salud de manera responsable y dejé sus sugerencias objetivas. No es por las redes sociales que se reciben las sugerencias.
¡Por favor, clase política! No hay que usar al Coronavirus de manera irresponsable como una mampara política y lograr con esta pandemia el paro nacional que nunca tuvieron la capacidad de hacer, pero ahora de manera inescrupulosa apuestan a jugar con los miedos y la salud mental de toda una nación. Cuidado se ganan el desprecio del sector informal que necesita alimentar a su familia, como ya la ve venir Donald Trump en Estados Unidos.
En cuanto a migración y los puntos ciegos. Aparte de las cámaras térmicas que hay en cada puesto migratorio, se cuenta con una base de datos de nuestros transeúntes: dirección, trabajo, escuela, universidad, tipo de sangre etc., y demás datos de cada persona que transita. Esa es la ventaja de entrar por los puestos fronterizos, se sabe de qué localidad viene y a dónde va. Algunos por desconocimiento creen que migración de Nicaragua está en taparrabos.
Tercero
Hace poco algunos nonagenarios eran expertos en macro y micro economía, geopolítica, boxeo, baseball, vulcanología y geología. Esos mismos de pronto amanecieron virólogos, infectólogos y epidemiólogos. ¡Por favor! Hay que ser más serios y darle gracias a Dios que aún no tenemos muchos casos de coronavirus en el país. ¿Ya se les olvidó que en 2018 Edgar Tijerino pidió tres millones de muertos? Sí 3 millones. Óscar René Vargas 500, Mónica López Baltodano y Edipsia Dubón otro tanto. Juntos, las muertes de sus deseos superarían las causadas hasta ahora lleva el Covid–19 en todo el planeta. Pero, «milagrosamente», de momento ya cambiaron su vocación genocida a una vocación de amor teresiano. Ahora están preocupados por el coronavirus y la salud del mundo. ¡Qué irónico! ¡Y qué cínicos que son! Sólo ellos se superan a ellos mismos. Lo que han probado es ser virólogos de noticias falsas, apocalípticas, aves de mal agüero.
Cuarto
Nicaragua desde hace muchos años ha padecido y ha manejado de manera responsable y organizada a través de su sistema de salud pública, distintas epidemias como el dengue, la malaria, el paludismo, el zika, el chikungunya, la leptospirosis, la hepatitis, el cólera, la tuberculosis, el mal de chagas y la influenza H1N1 (que surgió en 2009) entre otras. Si este gobierno quisiera tirar una cortina de humo como han hecho otros países irresponsablemente, hace semanas hubiera dictado una emergencia sanitaria, y ordenado la difusión únicamente por los medios oficiales de todo lo que se diga sobre la pandemia dentro y fuera del país. Pero no ha sido así: aquí cualquiera dice cualquier cosa. No sé si el Gobierno en algún momento va dictar o no una emergencia sanitaria, pero si se hace será cuando se lo recomienden los entendidos en Salud Pública, incluidos los de la OPS/OMS, cuyos expertos están acompañando a las autoridades nicaragüenses conforme a los protocolos existentes para resguardar la salud pública, como lo han hecho en otras ocasiones ante calamidades naturales, y a las pruebas me remito.
Quinto
Insisto: es triste ver cómo algunos medios de comunicación, cual aves carroñeras, quieren ver muertos con esto del coronavirus, en especial que mueran los dos primeros afectados y los colaterales. Esa es la cruda realidad de estos medios y algunos ONG. Tienen el mismo comportamiento cuando Nick Wallenda cruzó el volcán Masaya. Estaban esperando que el hombre se cayera con todo y palo en la caldera del volcán y verlo freírse en vivo para culpar al Gobierno. Hasta ahí llega la miseria humana de algunos. Da tristeza ese espíritu destructivo y mediocre. Más bien parece que se molestan que Nicaragua salga adelante, sea con quien sea, no importa el color político. Oírlos realmente deprime y por salud emocional no se los recomiendo. Destilan cicuta y escupen cianuro del puro. Sino, oigan un rato a Xavier Reyes, a Tijerino y al que le negó el riñón a su padre y se murió el pobre señor. Si deciden escucharlos, tengan leche al lado para desintoxicarse inmediatamente.
Sexto
Irónicamente y para desgracia de estas aves de mal agüero, la crisis o el golpe fallido de 2018 –según el ángulo que usted lo vea– afectó grandemente al turismo, pues los turistas salieron despavoridos y espantados al ver el nivel de salvajismo en los tranques. Eso produjo instantáneamente menos turismo, menos cheles, menos movimiento migratorio de extranjeros hacia Nicaragua. Los que corrieron a los turistas e inversionistas extranjeros son los mismos que han pedido sanciones y que ahora desean en el fondo que hayan muchos muertos por coronavirus para atacar al Gobierno, no importándole los hijos y la familiares de las víctimas. ¡Como que si la muerte no puede tocar sus puertas! Todos somos vulnerables ante este y todos los virus.
¿Ustedes creen que es auténtico y sincero que una persona como Edgar Tijerino que deseaba 3 millones de muertos en la crisis de 2018, ahora esté preocupado por las muertes del coronavirus? Falso, hipócrita y fariseo. Los veo desesperados haciendo campaña de desinformación usando el miedo de la gente ante un virus fatal. ¡Yo no te creo Tijerino! Ya no sé si es por eso que quieren fuera de la cárcel a sus «reos políticos», donde están más seguros y lejos del coronavirus según su propia campaña «quédate en casa».
Séptimo
Cada país establece, cambia o pondera los protocolos de salud pública según las necesidades y realidades de la pandemia. Como dije, no es lo mismo Asia y Europa que Centro América. Esta semana Trump cambió su opinión y ahora considera que paralizar la economía puede traer más daños que la misma pandemia de Coronavirus, igual que Suecia y ahora el congreso de Guatemala. En pocas palabras, Trump les está diciendo a sus súbditos: ¿Qué es primero? ¿Alimentar a la familia y seguir adelante? ¿Establecer medidas proporcionales contra la pandemia? ¿O bien, detener totalmente el país por miedo al coronavirus?
El miedo paraliza. En situaciones de emergencia no deben tomarse medidas a la ligera, sino sensatas y en eso nuestro sistema de salud ha sido responsable y cuenta con 40 años de experiencia, no como Bukele que recién llega. A veces nos cuesta entender eso a todos. Y cuando digo a todos, es a todos. Moros y cristianos. Pero no nos cuesta criticar y de un día a otro pasamos de macro economistas a epidemiólogos. Zapatero a tu zapato.
Ustedes han escuchado al embajador yanqui en Nicaragua. Pues Trump repatrió a todos sus ciudadanos en el mundo igual que hizo lo propio con los suyos España y posiblemente sea una de las causas del disparo de las cifras del coronavirus: el 1 de marzo EEUU, con frontera cerradas salvo para sus ciudadanos, sólo tenía 75 casos positivo de COVID19, hoy 26 de marzo cierra con 69,194 casos positivos, después que Italia (74,386) y más que España (56,188). China, donde inició el brote de la pandemia, hoy tiene 82,034 casos, de los cuales fallecieron 3,293 y 74,204 lograron recuperarse totalmente. Rusia, la nación con más territorio en el plantea, tiene 840 casos, con 2 fallecidos y 38 recuperados.
Así, Estados Unidos de América hoy se convierte en el epicentro de la pandemia y la economía va de caída. Ahora sobre Trump pende un costo político negativo o positivo para las próximas elecciones, según los resultados de las decisiones que tome, porque al gringo medio no le interesa quien gobierna, si es negro, machista, mal hablado, viejo o feo, sino quien lo saca adelante y quien hace grande la economía de esa nación.
¿Cómo se gobiernan EEUU, Rusia y China, las naciones más poderosas y ricas del planeta, con Trump, Putin y Xi Jinping a la cabeza? Les dejó esa pregunta.
Acá algunos quieren ser gringos aunque sean caitudos, pero sólo para lo malo: para malinchismo, racismo, discriminación, intervencionismo, individualismo y clasismo, pero no para hacer grande a nuestra linda Nicaragua que tiene todo para serlo, porque a muchos irresponsables lo económico «no les importa», pero sólo cuando no son ellos los únicos beneficiados. Esa es la gran diferencia entre los ciudadanos norteamericanos y los caitudos de aquí.
Ahora que Trump está cambiando su discurso y está preocupado por la economía de EEUU y pronto abrirá fronteras y comercios porque según dice Estados Unidos no nació para estar cerrado, ¿qué van a decir los gringos caitudos de Nicaragua como Miguel Jeli, la Lucy Valenti, el Chano Aguerri, el Chepe Pale, el Juancho Chamorrín, y todos los ONG pro apocalipsis promotores de paralizar totalmente la economía del país?
Los cambios de decisiones en las grandes naciones van más rápido que el mismo coronavirus. Por ejemplo, la UNESCO considera que el cierre de escuelas tendrá un efecto negativo y así lo ha planteado; la OMS advirtió en enero que es contraproducente el cierre de fronteras; Suecia mantiene su comercio, turismo, bares y restaurantes abiertos; Guatemala tronó contra el Presidente Bukele de El Salvador ya que el 25% de la energía eléctrica que consume lo producen empresarios guatemaltecos, que no quieren subsidiar las irresponsabilidades del mandatario «pupusero». En cambio, Nicaragua con responsabilidad sigue tomando medidas dentro del marco regional del SICA.
Tenemos un sistema de salud construido hace 40 años que sin ayuda ha superado varias epidemias en otros momentos críticos, y en cada uno de esos episodios, siempre han estado ausentes ante las necesidades de la población los que hoy gritan «quédate en casa» como los del Cosep, del Clero, Amchan y demás rémoras de ONG. ¿O quieren que les recuerde el deslave del Casita, maremoto, los huracanes, las inundaciones, los incendios de los mercados y los hacinados del Nemagón por casi dos décadas? ¿Quién ayudó a las víctimas? Contéstense ustedes mismos. Aunque es cierto: todos estos que hoy dicen «quédate en casa», también decidieron quedarse en sus casas cuando hubo calamidades nacionales. Nunca asistieron al necesitado. Ya están acostumbrados a darle la espalda y a querer manipular al pueblo como ahora.
No obstante, tampoco podemos decir que nuestro sistema de salud es totalmente invulnerable. Por eso debemos responsablemente tomar las medidas necesarias para prevenir esta y cualquier otra enfermedad pero sin pánico y paranoia. La responsabilidad empieza por casa, es de todos y no sólo del Estado.
Finalmente, les invito a informarnos bien por los canales correctos. Lavémonos no sólo las manos, sino el alma y el pensamiento eliminando el virus de la pandemia de la desinformación que nos han enquistado con «terror, miedo y paranoia excesiva», según el Colegio de Biólogos de Canarias.
También les invito a pensar en los dos mil millones de habitantes en el planeta que trabajan por cuenta propia sin salarios fijos, pero con gastos fijos de familia, hogares, medicina, servicios públicos, escuela y deudas, pero sobre todo con necesidad día a día de alimentar a sus hijos. Es fácil para el que tiene dinero, salario fijo o llena su alacena de víveres y alimentos en su casa decir «quédate en casa», pero para esos dos mil millones de trabajadores por cuenta propia no es tan fácil hacerlo. No caigamos en un cliché de moda, clasista, excluyente y sobre todo deshumanizado.
Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/
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