Por Cuaderno Sandinista
El 5 de septiembre ocupa un lugar especial en la memoria histórica de Nicaragua. Ese día de 1979, en los albores de la Revolución Popular Sandinista, se fundó la Policía Sandinista, semilla de la actual Policía Nacional, mediante el Decreto 559 que le otorgó funciones jurisdiccionales. Desde entonces, hombres y mujeres surgidos del seno popular asumieron el compromiso de convertirse en Centinelas de la Paz y la Alegría, en resguardo de la vida, la seguridad y la soberanía de las familias nicaragüenses.
Origen popular y raíz revolucionaria
La Policía nació como resultado del triunfo sobre la dictadura militar somocista. No heredó sus estructuras represivas, sino que fue construida desde cero con valores revolucionarios, con la mística de Sandino y de los héroes y mártires del Frente Sandinista. Con apoyo inicial de asesores panameños, la primera generación se formó en la Escuela de Entrenamiento Básico Militar, hoy Academia de Policía Walter Mendoza. Desde ese punto de partida, quedó claro que se trataba de una institución diferente: nacida del pueblo y para el pueblo.
Duras pruebas en los años 80 y 90
Durante la década de 1980, la Policía enfrentó la guerra impuesta por la contrarrevolución, financiada y armada por los Estados Unidos. Muchos policías cayeron en emboscadas, cumpliendo el deber de defender la patria en los campos y ciudades. Sus nombres se suman a la larga lista de héroes que ofrendaron su vida por la paz.
En los años 90, con los gobiernos neoliberales, la institución vivió uno de sus momentos más difíciles: se redujo drásticamente su personal de 15 mil a 5 mil miembros, se intentó borrar su identidad cambiándole el nombre, el uniforme y hasta persiguiendo a sus fundadores. Pero la esencia no fue quebrantada ya que con la Policía Voluntaria, se mantuvo el espíritu de servicio y la resistencia frente a la adversidad. Fueron años en los que, con recursos mínimos, se defendió la seguridad ciudadana y se evitó la desaparición de la institución.
La fuerza de las mujeres
Uno de los mayores avances impulsados por la Revolución y profundizados en los nuevos tiempos ha sido la incorporación de las mujeres a la vida policial. Desde las primeras compañeras que combatieron al somocismo y fundaron la Policía, hasta las actuales comisionadas y jefas departamentales, las mujeres han demostrado su temple, liderazgo y compromiso con la justicia. La creación de las Comisarías de la Mujer, la institucionalización del enfoque de género y las co-jefaturas en todo el país son muestra de una transformación única en la región. Hoy, más del 36% de la fuerza policial está integrada por mujeres, alcanzando un equilibrio histórico.
Primera trinchera de combate
La Policía Nacional no solo ha enfrentado el crimen común. En el año 2018, durante el intento fallido de golpe de estado, fue la primera trinchera en defensa de la paz, soportando campañas mediáticas y ataques violentos, pero nunca claudicando en su deber constitucional. Como expresó el Comandante Tomás Borge: “La seguridad de Nicaragua tiene que ver con la calidad de la Policía, la cual se caracteriza por su honradez y eficiencia original en honestidad”.
Modernización y compromiso
Hoy, bajo la conducción de la Jefatura Suprema del Comandante Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murillo, la Policía Nacional ha experimentado un proceso de fortalecimiento y modernización sin precedentes. Más de 271 nuevas unidades policiales, la incorporación de tecnología, la capacitación constante y el trabajo comunitario han permitido que Nicaragua se consolide como uno de los países más seguros de América Latina.
La institución cuenta con dos universidades propias, programas de formación técnica y un relevo generacional que garantiza continuidad. Su lema, “La Paz Somos Todos”, sintetiza la misión de preservar la seguridad ciudadana como base del desarrollo económico, social y cultural.
Una institución heroica
A 46 años de su fundación, la Policía Nacional sigue siendo una institución heroica, profundamente ligada a las luchas y esperanzas del pueblo. Su origen está en la Revolución, su presente en la defensa cotidiana de la paz y su futuro en la construcción de una Nicaragua segura, digna y soberana.
El pueblo reconoce a sus policías —mujeres y hombres— que cada día cumplen con el lema de ¡Honor, Seguridad, Servicio!, y que han demostrado, en cada etapa de la historia, que la lealtad al pueblo y a la Revolución es inquebrantable.
¡Gloria a los héroes y mártires de la Policía Nacional!
¡Viva la Policía Nacional, hija del pueblo y guardiana de la paz!