Por Cuaderno Sandinista
El 1 de septiembre de 2025 marca un hito en la historia reciente de la humanidad: el Presidente Xi Jinping presentó en Tianjin, durante la reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái Plus, la Iniciativa para la Gobernanza Global (IGG). Se trata de una propuesta estratégica y ética para superar la crisis de un mundo sacudido por guerras, bloqueos y sanciones impuestas por las potencias occidentales. Frente al unilateralismo de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, la IGG plantea un sistema de relaciones internacionales basado en la igualdad soberana de los Estados, el respeto al Derecho Internacional, el multilateralismo y la cooperación solidaria entre los pueblos.
Nicaragua, como nación libre y soberana, no dudó en adherirse inmediatamente a esta propuesta. El Copresidente Daniel Ortega y la Copresidenta Rosario Murillo firmaron la Declaración de Adhesión a la IGG, reafirmando que nuestro país se reconoce en esos principios y los asume como parte de su propio camino revolucionario: la defensa de la independencia, la autodeterminación y la paz.
El respaldo de Nicaragua no es casual ni protocolario. Se trata de una decisión estratégica en consonancia con la historia de dignidad de nuestro pueblo y con la visión de un mundo multipolar, justo y sin hegemonías. La IGG no busca imponer condiciones ni reproducir esquemas coloniales: apuesta a la cooperación en educación, salud, infraestructura, ciencia, tecnología y seguridad, con un enfoque centrado en el bienestar de los pueblos y no en los intereses de élites financieras o militares.
En su discurso del 46 aniversario del Ejército de Nicaragua, el Comandante Daniel Ortega subrayó el carácter solidario de esta iniciativa, destacando que los fondos y apoyos anunciados por China no llevan condiciones ni chantajes políticos, al contrario de lo que practican históricamente Estados Unidos y la Unión Europea. El Comandante Daniel Ortega recordó que mientras China y Rusia promueven el diálogo y el desarrollo compartido, Washington insiste en el bloqueo, la intervención y la desestabilización de gobiernos soberanos.
Hoy, cuando el mundo conmemora también el 80 aniversario de la victoria sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial, la propuesta china se convierte en una bandera de esperanza. Como advirtió Xi Jinping, las lecciones de la historia demuestran que la paz se conquista con justicia, cooperación y respeto, nunca con imposiciones. La IGG es, en ese sentido, un llamado a fortalecer el multilateralismo real, a cerrar la brecha Norte-Sur y a democratizar la gobernanza mundial.
Para Nicaragua, esta adhesión es coherente con la visión bolivariana, sandinista y martiana de una América Latina como zona de paz, comprometida con el desarrollo humano y no con las guerras imperiales. En un tiempo donde los organismos internacionales muchas veces guardan silencio ante los genocidios o se pliegan a la narrativa de las potencias, la alianza con China representa una bocanada de dignidad y un horizonte concreto de cooperación.
La IGG abre un nuevo capítulo en la diplomacia de los pueblos. Su valor no reside solo en los principios, sino en la práctica: consultas amplias, beneficios compartidos y acciones reales. Ese es el camino que Nicaragua, de la mano de la Revolución Sandinista, ha escogido seguir, en unidad con China y con los países que construyen un nuevo orden mundial multipolar, soberano y justo.