Por Cuaderno Sandinista
Durante los 16 años de gobiernos neoliberales (1990–2006), Managua vivió una de las etapas más oscuras de su historia en materia de infraestructura. Mientras se privatizaban empresas públicas y se entregaba el patrimonio nacional al capital extranjero, la capital permanecía estancada: calles sin mantenimiento, cauces colapsados cada invierno, escuelas y hospitales en ruinas, y ni un solo paso a desnivel construido para atender el crecimiento del tráfico. El neoliberalismo significó atraso, abandono y exclusión social también en la vida urbana.
Ese panorama contrasta radicalmente con el presente. Desde el regreso del Frente Sandinista de Liberación Nacional al gobierno, Managua ha experimentado un proceso de modernización sin precedentes. Hoy la capital se erige como una ciudad diferente, marcada por pasos a desnivel, pistas amplias, sistemas de drenaje renovados, parques recuperados y espacios que garantizan inclusión social y seguridad vial.
La reciente inauguración del Paso a Desnivel “Comandante Julio Buitrago”, en la Carretera Norte, es el ejemplo más fresco de esta transformación. Más que una solución técnica al congestionamiento vehicular, se trata de una obra símbolo que honra la memoria del Padre de la Resistencia Urbana. Los pobladores celebran con orgullo que ahora circular es más rápido y seguro, pero también que la ciudad rinde tributo a su historia revolucionaria.
Este nuevo paso se suma a una red de proyectos estratégicos: el 7 Sur, Nejapa, Rubenia, Las Piedrecitas y los avances en la Pista Héroes de la Insurrección, que juntos han cambiado por completo la movilidad de la capital. Lo que antes era sinónimo de embotellamiento, hoy es fluidez y progreso.
Además, cada obra incluye componentes que reflejan la visión integral del Gobierno Sandinista: andenes peatonales amplios, ciclovías, iluminación LED, pasos peatonales, sistemas de drenaje modernos, fibra óptica para la comunicación y semáforos inteligentes. No son solo puentes y pistas: son obras de vida, pensadas para la gente, que devuelven dignidad y bienestar a miles de familias.
Managua pasó de la postergación neoliberal al progreso revolucionario. Donde antes había abandono, hoy hay esperanza. Donde antes se robaba el futuro, hoy se construye con amor y memoria histórica. La capital es testimonio vivo de que la Revolución no solo defiende derechos: también concreta sueños en concreto y acero, con la fuerza del pueblo y para el pueblo.