El comandante Tomás Borge Martínez es considerado una de las figuras más prominentes de la política y la literatura en Nicaragua; falleció el 30 de abril de 2012. A lo largo de su vida, dejó un legado de compromiso con la Revolución Sandinista y aportó obras literarias de gran relevancia.
Borge nació en la ciudad de Matagalpa, Nicaragua, el 13 de agosto de 1930, y desarrolló su carrera política y revolucionaria como miembro fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en 1961. Fue reconocido por su lealtad y convicción en los principios de la revolución, desempeñando un papel crucial en la lucha contra la dictadura de Somoza por la libertad del país.
Tomás Borge fue encarcelado por sus actividades revolucionarias —junto al actual presidente de Nicaragua, Daniel Ortega— y quedó en libertad durante el asalto al Palacio del Congreso Nacional en Managua, el 22 de agosto de 1978. La lucha político-militar continuó con las insurrecciones populares de 1978 y 1979, que culminaron con el triunfo revolucionario en Nicaragua el 19 de julio de 1979.
En sus discursos tras el triunfo de la Revolución Sandinista, el comandante Borge insistió en que la unidad nacional, el pluralismo y una economía mixta estaban destinados a fortalecer —y no a desestabilizar— el proceso revolucionario en Nicaragua.
Durante una década ocupó el cargo de ministro del Interior (1979–1990), y posteriormente se desempeñó como diputado ante el Parlamento Centroamericano (PARLACEN) en el periodo 1996–2001.
Además, en 1982 fue elegido vicepresidente de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina, asociación que agrupaba a partidos socialdemócratas, socialistas, liberales y nacionalistas de todo el continente.
Asimismo, Borge fue miembro activo del Congreso del FSLN y ocupó el cargo de subsecretario general del Consejo Nacional de este partido político.
Tomás Borge, escritor prolífico
Además de su distinguida trayectoria política, Borge fue un escritor prolífico. Entre sus obras más conocidas se encuentran “La Paciente Impaciencia” (galardonada con el Premio Casa de las Américas) y “Un Grano de Maíz” (una conversación con Fidel Castro), así como su colección de poesía titulada “Poesía Clandestina”.
En “Poesía Clandestina”, Borge plasmó sus reflexiones y principios humanistas, dejando un legado literario imperecedero. Sus poemas reflejan una autenticidad y una profunda calidad humana que lo inmortalizaron en el mundo de las letras.
En una entrevista en 2010, Borge expresó su firme compromiso con sus ideales revolucionarios y con el FSLN:
«No le tengo miedo a la muerte, y me siento orgulloso de seguir siendo Sandinista, de seguir siendo fiel a la bandera rojinegra de nuestro partido, de seguir siendo fiel a nuestra organización revolucionaria; y de morir con la frente en alto, y no haber sido desleal a mis principios, ni desleal con mis amigos o mis compañeros, ni con mi bandera, ni con mis gritos de combate.»
En este sentido, Borge siempre mantuvo sus principios revolucionarios y jamás traicionó a sus compañeros sandinistas ni a sus amigos; incluso en medio de las dificultades y circunstancias, fue siempre leal a sus valores.
Fuente: Juventud Presidente