Por Germán Van de Velde
30.03.2025
Durante más de 40 años, la brutalidad del régimen somocista, respaldado por intereses extranjeros, sumió al Pueblo de Nicaragua en un infierno de represión, donde cada acto de violencia era una herida en nuestra memoria colectiva. Nuestra tierra, testigo silencioso de incontables lágrimas y sueños truncados, también se vio utilizada para agredir a Revoluciones hermanas [1].
Sin embargo, en medio de tanta oscuridad, la llama de la resistencia empezó a arder. Como respuesta a estas atrocidades, y con la firme convicción de transformar el dolor en dignidad, el Frente Sandinista de Liberación Nacional fue fundado el 1 de mayo de 1961. Con el inquebrantable apoyo de los campesinos, el FSLN inició su lucha en las montañas, extendiendo poco a poco ese clamor de libertad hasta hacer eco en las calles, donde el Pueblo, harto del silencio, se levantó para decir basta a Somoza [2].
En este contexto de resistencia y transformación, no solo se forjaron hechos históricos, sino también expresiones que capturaron el alma del Pueblo. Fue en ese cruce de historia y sentimiento donde emergió la voz inconfundible de Leonel Rugama, un poeta cuya palabra se convirtió en testimonio vivo de la lucha por la libertad. Leonel era hijo de un oficial de carpintería y de una maestra empírica… encontró en la poesía la fuerza para desafiar la opresión…
«Tomó un compromiso, ya que a mi manera de ver, y creo que así debe ser, todo hombre debe respaldar con actos cada palabra que utilice. Y en esto hay que tener sumo cuidado». (Pablo Antonio Cuadra).
En aquel entonces pensaron que eso no era nada…. pero lo único que sucedió realmente fue la Revolución. La Revolución que se dio no solo políticamente sino, también, a nivel cultural (si es que pueden ir por separado) trayendo otra lengua, otra actitud a la vanguardia. Por eso Leonel Rugama se metió en la guerrilla urbana. Se hacía llamar exseminarista, marxista…. y describía la Revolución como la comunión con la especie. Es un suicidio no hacerla decía a sus amigos….
Yo les quería platicar que ahora vivo en las catacumbas y que estoy decidido a matar el hambre que nos mata cuando platiquen esto platíquenlo duro cuando no esté uno de los que siembra el hambre o un oreja de los que siembra el hambre o un guardia de los que siembra el hambre. Cállense todos y síganme oyendo en las catacumbas .... y esto cuéntenselo a todo el mundo platíquenlo duro platíquenlo duro siempre duro siempre con la tranca en la mano con el machete en la mano con la escopeta en la mano. ¡Ya platicamos! Ahora vamos a vivir como los Santos.
«Él habla la lengua del Pueblo, él es esa lengua y hace poesía, y a su vez agita con la poesía, aunque ese ya es su mundo, su vida. Era un agitador poético. Un luchador poético, un guerrillero de la poesía». (José Coronel Urtecho).
Los que se metieron en la Revolución eran Poetas. No estuvieron dispuestos a renunciar a la calidad humana última y se iban a la clandestinidad, a la lucha Revolucionaria. Simplemente se iban a vivir como los Santos.
Esa generación encarna valores de entrega, de quehacer colectivo, una poción radical para los pobres. Leonel es uno de esos emblemas. Su poesía lo es, tiene los pies sobre la tierra, un rigor matemático que asombra. Basta con leer «La tierra es un satélite de la luna». «O jugar al ajedrez», o en «Rampas, rampas, rampas». Todo pone por delante de su propia vida.
«Las casas se llenaron de humo», poema escrito tras la muerte de Julio Buitrago, quien resistió por horas interminables al asalto de 300 somocistas, pareció anticipar su propio fin.
En medio de la tendencia general a la desintegración hay una tendencia a la unión. Al amor .... Un repliegue de los guardias. Un silencio y después el gran estallido.... Otro... y otro... retiraban a la gente de las calles y nueva retumba del cañón, una niña (3 años) al reportero "me daba mucho miedo la pistola tirando pam pam". Otro cañonazo de la tanqueta del Batallón Blindado casi sin contestación del interior. Allí están el reportaje y las fotos a canción de la gesta fue un periódico que se llevó el viento. La casa ya toda acribillada a balazos y cañonazos tiroteo esporádico tiros desde el interior (débiles) Plap.... Plap... Plap.... Silencio Otra granada y un grito militar "Ríndanse que están cercados" allí fue que gritaste dicen "Que se rinda tu madre"...
En el abismo de la represión, donde el régimen somocista sembraba el terror y trataba de borrar la esencia de nuestro Pueblo, surgió la voz indomable de Leonel Rugama. Su poesía, forjada en el crisol del dolor y la esperanza, se alzó como un grito de libertad que desafió la opresión más brutal. Rugama transformó cada herida en un verso y cada lágrima en un canto de resistencia, recordándonos que, incluso en la noche más oscura, la llama de la verdad y la dignidad nunca se extingue. Su palabra es hoy un legado eterno, un faro que ilumina el camino hacia un mañana de justicia, donde el Pueblo se levanta y se niega a ser silenciado.
Recordemos que Leonel Rugama gozó de la tierra prometida en el mes más crudo de la siembra, sin más alternativa que la lucha, muy cerca de la muerte, pero no del final.
«Soy único testigo, he comprendido que la muerte no es menos que la vida». (Leonel Rugama)
Referencias:
-
La invasión fallida a Cuba. http://www.cubadebate.cu/especiales/2022/04/19/la-invasion-fallida-a-cuba/ .
- Los fundadores del FSLN https://noticias.asamblea.gob.ni/los-fundadores-del-fsln/