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Contra la Revolución cubana los yanquis no hacen nada por gusto, su accionar siempre responde a un plan para intentar derrocarla, o al menos desestabilizar el orden interno. La historia así lo recoge en múltiples documentos y hechos.
Por esa razón lo publicado en la plataforma X, por la representación diplomática de Estados Unidos en La Habana el 10 de diciembre del 2024, hace pensar que algo se pudiera estar cocinando por Mike Hammer, recientemente nombrado como jefe de esa Misión, al asegurar que había sostenido un encuentro con Berta Soler Fernández y Martha Beatriz Roque Cabello, dos desgastadas figuras de la contrarrevolución cubana, supuestamente para celebrar el Día de los Derechos Humanos.
Dicha noticia fue desmentida por la propia Berta Soler, quien explicó en sus redes sociales que la reunión no ocurrió ese día, sino poco después de la llegada de Hammer a La Habana, quien envió un auto diplomático para recogerlas en sus casas y trasladarlas al encuentro, donde se abordaron varios temas, entre ellos: la liberación de los presos, la inventada represión a los contrarrevolucionarios, la situación general en Cuba, la deseada reapertura de la oficina para refugiados políticos en la Isla, así como la importancia de condicionar las relaciones entre Estados Unidos y el Gobierno cubano a los avances en derechos humanos.
Estos aspectos avizoran cuáles pudieran ser las exigencias de la nueva Administración de Donald Trump y su secretario de Estado Marco Rubio, para mantener las relaciones diplomáticas y su embajada en la Isla, quizás con la idea de retomar la línea de estimulación, preparación y mayor financiamiento a los grupúsculos contrarrevolucionarios, política ampliamente fracasada.
Cabría preguntarle al diplomático yanqui si leyó los antecedentes de ambas “opositoras”, incluso los cables secretos confeccionados por los diplomáticos que le precedieron, y las mentiras que ellas les dijeron a los yanquis todos estos años, incluida la destacada huelga de hambre, conocida como del “aguacate”, protagonizada por Martha Beatriz y otros relevantes fracasos, entre ellos el de 1997, cuando bajo orientaciones desde Miami y un fuerte respaldo de los congresistas de origen cubano encabezados por Ileana Ros-Lehtinen, fabricó el Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna, en un intento por lograr la ansiada unidad de la contrarrevolución.
Aquel grupito lo integraron además de ella, Vladimiro Roca, Félix Bonne Carcasés y René Gómez Manzano. Recibieron amplio financiamiento y una campaña de reconocimiento internacional. El objetivo era analizar la situación socio-económica cubana, bajo los documentos titulados “La Patria es de Todos” y “Plataforma para la transición”. Alcarecer de verdaderos propósitos ideológicos también fue un rotundo fracaso.
Desesperados por derrocar a la Revolución y ante la división interna de los “opositores”, los yanquis deciden en 1994 crear en Miami el Grupo de Apoyo a la Disidencia, dirigido por el agente CIA Frank Hernández Trujillo, quien sirvió como intermediario del abastecimiento financiero y material entregado por la USAID para la contrarrevolución interna, como radios, grabadoras, agendas electrónicas, literatura subversiva, medicinas y alimentos, todos enviados en las valijas diplomática de la SINA. Los principales receptores fueron Martha Beatriz Roque Cabello, Víctor Rondo Arroyo Carmona, Raúl Rivero Castañeda y Osvaldo Alonso Valdés, quienes se llenaron los bolsillos de dinero y fue otro fiasco.
La historia ilustra las acciones de esa “oposición”. En el 2002, los ideólogos estadounidenses organizaron con Martha Beatriz Roque, la denominada Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba, dirigida y apoyada por el jefe de la SINA y un grupo de países europeos que enviaron sus representantes a la misma para respaldarla. La prensa extranjera acreditada en La Habana recibió órdenes de darle apoyo mediático.
Todo resultó un festín para Martha Beatriz y con el dinero enviado desde Estados Unidos cambió hasta el inodoro y el refrigerador de su vivienda y llenó su alacena de alimentos comprados con los dólares para la Asamblea. El resultado fue nulo para los planes yanquis, pero como perros hueveros siguen por el mismo camino.
Las burlas de Martha Beatriz Roque hacia Michael E. Parmly, entonces jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, SINA, 2005-2008, fueron vistas por el pueblo en grabaciones expuestas en la TV cubana.
Berta Soler tiene al igual que Martha un dossier de acciones similares, apoderándose del dinero que la Fundación Nacional Cubano Americana le envía y hasta compró una residencia de tres niveles en un reparto de La Habana, situación que le impide sumar seguidoras al grupúsculo Damas de Blanco, al embolsarse la mayor parte del financiamiento asignado por el gobierno de Estados Unidos.
El 15 de abril de 2009, el jefe de la SINA Jonathan D. Farrar, 2008–2011, envió un cable secreto al Departamento de Estado y a la CIA, publicado en el sitio de Wikileaks titulado: “Los Estados Unidos y el papel de la oposición en Cuba”, donde entre otros elementos afirma:
“Vale la pena preguntarse qué hace la oposición política cubana y qué papel puede desempeñar en el futuro” […] “Sin un verdadero milagro entre los líderes de la oposición, no es probable que el movimiento disidente tradicional pueda reemplazar al gobierno cubano” […] “No vemos plataformas diseñadas para llegar a amplios sectores de la sociedad cubana, sino que más bien dirigen sus mayores esfuerzos en obtener recursos suficientes para solventar las necesidades del día a día de los principales organizadores y sus seguidores claves”.
Nada ha cambiado en los últimos 15 años, por el contrario, cada vez son menos sus seguidores y la “oposición” como su medio de vida se desmorona, sin que nadie pueda conformarla como hicieron los yanquis en los años 80, cuando el presidente Ronald Reagan, embriagado con su Proyecto Democracia para derrocar el socialismo en Europa oriental, recibió en 1988 a Ricardo Bofill Pagés, fundador en 1976 del Comité Cubano Pro Derechos Humanos, y cuando Berta Soler fue atendida en la Casa Blanca el 25 de octubre 2013, por Joe Biden, entonces vicepresidente de los Estados Unidos.
Mucho llovió desde entonces, pero al no poder fabricar nuevos “opositores” entre la juventud cubana, a pesar de los cursos impartidos en Estados Unidos, no tienen otra alternativa que resucitar a ambas mujeres, muy desgastadas en la Isla y en el exterior, dado sus embustes constantes, el acomodamiento logrado con parte del dinero asignado por el gobierno yanqui y la falta de resultados.
No obstante, la iniciativa de Mike Hammer de convocarlas para sostener una reunión de trabajo, resulta un claro indicio de lo que pudiera suceder después del 20 de enero 2025, al tomar Trump posesión del cargo, teniendo en cuenta sus medidas sancionadoras contra Cuba, entre ellas el cierre del consulado y el haber dejado a la embajada con muy poco personal diplomático y oficiales de las agencias de inteligencia.
Mal camino ha tomado el nuevo representante de Estados Unidos, porque de esa lacra no se puede esperar nada bueno. Si lo duda solo tiene que buscar los antecedentes para que lo compruebe.
Los fiascos de quienes en Washington y Europa apuestan por la contrarrevolución interna son amplios, a pesar de los más de 20 millones asignados anualmente por los presidentes de turno y las presiones al Parlamento Europeo para entregar premios y fabricar campañas mediáticas contra la Revolución.
Pero los cubanos conocen bien de esos planes y están preparados, porque como afirmó José Martí: “Prever es vencer”.
Fuente: Cubadebate