Por Fernando Ponz Cantó
Nicaragua posee algunos de los más bellos, agrestes y a la vez delicados ecosistemas de la Tierra, algunos de los cuales he tenido ocasión de admirar durante mi mandato como Embajador de la Unión Europea. Y todos ellos sufren los efectos de un fenómeno global de deterioración del medio ambiente, provocado por la desenfrenada utilización de combustibles fósiles y energías contaminantes. El país de lagos y volcanes, de biodiversidad única y naturaleza extraordinaria, es también uno de los más amenazados por el cambio climático.
Toda Centro-América, de hecho, está especialmente amenazada por los efectos del cambio climático, como lo está también la Unión Europea. La catastrófica y mortífera DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que sufrimos en España a finales de octubre, y los preocupantes records de temperaturas y lluvias alcanzados estos últimos meses en ambas regiones, atestiguan esta realidad. Compartimos por tanto un mismo desafío de trabajar juntos y con urgencia para promover energías alternativas y limpias, acordar objetivos comunes en foros globales, y aliviar el impacto de los fenómenos naturales extremos ocasionados por el calentamiento global.
La cooperación con Nicaragua para proteger el medioambiente
Por ello, cooperamos en foros internacionales y apoyamos firmemente los esfuerzos del país y de sus ciudadanos para combatir el cambio climático y proteger el medioambiente en Nicaragua, poniendo especial énfasis en ayudar a las personas vulnerables en zonas sensibles.
En ese contexto, un área clave en la que se ha centrado el trabajo de la UE ha sido el agua y el saneamiento. A través de varias iniciativas la UE ha beneficiado directamente a cerca de 500,000 personas en Nicaragua, facilitándoles un mejor acceso al agua potable y saneamiento, y fortaleciendo las capacidades para la protección y conservación de los recursos hídricos, por ejemplo en la cuenca alta del Río Coco. Estas iniciativas también han apoyado la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales, reduciendo la contaminación medioambiental.
La UE también reconoce la importancia de la agricultura sostenible y el importante papel que deber jugar para frenar el cambio climático. A través de proyectos como NICACAO, que promueve la recuperación de la cadena de valor del cacao, o el proyecto Bovinos, que con la misma ambición apoyó a la cadena de valor ganadera, se está empoderando a las comunidades rurales para que adopten prácticas resilientes al clima, conserven los recursos naturales y protejan la biodiversidad.
Además, la UE promueve el empoderamiento de las mujeres en los temas relacionados al cuidado y conservación del medioambiente y busca fortalecer su participación y liderazgo.
Otras áreas donde la UE y sus Estados Miembros apoyan los esfuerzos del país para mejorar la situación ambiental son la deforestación, la contaminación de las aguas y la gestión de los residuos. En el futuro, seguiremos apoyando estos y otros esfuerzos, y también a través de iniciativas de intercambio de conocimientos, desarrollo de capacidades y otras.
Y en estos días también tenemos la oportunidad de trabajar más estrechamente coordinados a escala global, puesto que el problema es de todo el Planeta. Las importantísimas citas multilaterales que están teniendo lugar este mes deben producir más compromisos firmes y globales; todos debemos contribuir con decisión y generosidad. Dichas citas incluyen la Convención sobre el uso sostenible de Plásticos, que requiere un acuerdo rápido, global y vinculante con obligaciones claras y medibles; Las COP29 y COP 30, donde actualizar las Contribuciones Nacionales y asegurar su ambición y alineación con el objetivo de 1.5 grados será un objetivo clave; la COP16/Desertificación y la COP16/Biodiversidad, donde hay que asegurar implementación y seguimiento de los compromisos. En todas esas citas, la cooperación entre la UE y nuestros socios será clave para el éxito.
Compartimos con Nicaragua la necesidad de impulsar compromisos similares a nivel global, con la participación de todos y teniendo en cuenta las necesidades de los países en desarrollo. Apoyamos juntos el Acuerdo de París y trabajamos juntos para conseguir que las promesas se cumplan y que se fijen objetivos ambiciosos y medibles. Y en todas partes nos esforzamos para asegurar una transición verde y justa.
Europa y Latinoamérica y el Caribe, socios para proteger el Planeta
El partenariado estratégico de la Unión Europea con América Latina y el Caribe, relanzado en 2023, ofrece una oportunidad renovada para impulsar con más fuerza nuestros objetivos comunes, también en el terreno clave del medioambiente. La reunión ministerial UE – CELAC que se celebrará en 2025 en Colombia tendrá sin duda mucho que aportar en ese contexto. Y también trabajamos a nivel bilateral con todos los países del Continente, para promover juntos más y mejores medidas globales para proteger nuestro Planeta.
Los inevitables vaivenes de las relaciones políticas no pueden hacernos olvidar que compartimos desafíos urgentes y oportunidades que debemos aprovechar; ya no podemos permitirnos perder tiempo; no hay excusas para no actuar juntos y de forma eficiente contra el cambio climático. El negacionismo climático es, ciertamente, la amenaza más extrema, pero afortunadamente es hoy una postura minoritaria en nuestras sociedades, contraria a la evidencia científica y a la exigencia popular. Sin embargo, hay otros peligros tal vez más agudos y peligrosos, por más insidiosos: entre ellos, notablemente, la tentación de acomodarse en la aceptación de una “nueva normalidad” climática, o la de atacar sus efectos sin combatir sus causas, así como el riesgo de pensar, ilusoriamente, que existen soluciones técnicas – más o menos fantasiosas – que pudieran atajar esta emergencia.
Por el contrario, la única manera de combatir seriamente y de forma efectiva el cambio climático, es la cooperación y el compromiso multilateral y global para hacer realidad una auténtica transición verde y justa, una transición que respete y promueva los medios de vida de las comunidades afectadas y al mismo tiempo reemplace los combustibles y las fuentes de energía más contaminantes por otros sistemas y herramientas compatibles con la necesidad imperiosa de mantener las temperaturas globales a niveles que permitan la supervivencia de nuestras sociedades y también de nuestros ecosistemas.
Un futuro común
Vivimos un momento histórico de emergencia climática. La Unión Europea está plenamente comprometida. Este mes de noviembre celebramos a nivel global el mes de la Diplomacia Verde. Y hay motivos para la esperanza: recientemente, y por primera vez, los combustibles renovables han superado a los fósiles en la Unión Europea.
Debemos recordar que el Planeta no nos pertenece; lo tomamos prestados de nuestros hijos e hijas. Tenemos por tanto la obligación de respetarlo y preservar su riqueza, su belleza y su diversidad para las generaciones futuras. Es, a mi modo de ver, el mayor desafío común al que nos enfrentamos. La Unión Europea y Nicaragua tienen, estos días y meses, muchas citas comunes y muchas oportunidades para avanzar, a través de la “diplomacia verde”, hacia un futuro mejor, más sostenible y más justo, para todos y todas. Estamos comprometidos a darle máxima prioridad a este trabajo, porque nuestro futuro común está en juego. Trabajando juntos con Nicaragua y con todos nuestros socios a nivel internacional lo conseguiremos.