M. Ortega. 30.09.2024
Hablar pajas todo el día, aunque sea frente a un teléfono, tiene su arte. Con facilidad cualquiera se vuelve repetitivo, salvo que la naturaleza lo haya premiado, aunque sea, con un mínimo de talento. Porque, para no ser repetitivo, hay que tener algo de inteligencia. Pero no es ese el fuerte de los periodistas apátridas en sus redes (les gusta que los llamen influencers).
Sus programas reproducen todo aquello que los gobernantes norteamericanos quieren escuchar. Debe ser por aquello del que paga pone la música. Es común, además de sus lamentos por la corrupción en el exilio y el sálvese quien pueda entre ellos mismos, escuchar sus mentiras sobre lo que pasa en Nicaragua, y, además, contra todos los pueblos que EEUU no puede controlar. Sus preferidos, no podrían ser otros que Venezuela, Cuba, Honduras, Rusia, China, aunque no son los únicos; y eso porque su horizonte no les da para conocer que cada día más pueblos buscan alternativas, en la economía y la política, lejos de la agresión y el chantaje permanente de EEUU.
Por eso a estos periodistas nunca se les oye condenar el genocidio israelí en Palestina; ni destacar el rechazo de los países africanos al dominio europeo y norteamericano; ni repudiar el nazi fascismo ucraniano. Tampoco los oirán salir en defensa de los gobiernos que en América Latina defienden la soberanía de sus pueblos, y su derecho a construir su propio modelo democrático.
Su presencia en las redes, almidonada por financiamiento gringo, es permanente. Decenas de programas e influencers pre pago abarrotan las redes las 24 horas con mentiras, inventando historias y hablando pendejadas.
Hace unos tres o cuatro años, me parece, lograban alguna audiencia interna, por lo menos esa era mi impresión por los comentarios en el país a las noticias que divulgaban. No sé cómo andarán hoy, pero estar en las redes y tener audiencia son cosas diferentes. Poco circulan sus noticias. Parece que cada vez se les escucha y se les cree menos. Es común oírlos lamentarse, de lo que, según ellos, es la división de los paisanos en EEUU y Costa Rica. Y es que ni por esas bandas se los tragan.
Personalmente los leo de pasada, y los escucho menos. Soy más de leer que de oír, y sus mensajes salen sobre todo en vídeos. Escriben poco, porque escribir exige más seso. Y son repetitivos, mentiras tontas, de poca o ninguna repercusión interna, las mismas a diario, en las que cambian la persona o la institución, pero la mentira es la misma.
Un día de estos me detuve en un vídeo de Café con Vos, una cosa que quiere ser un espacio comunicacional, manejado por un personaje siempre financiado por las agencias norteamericanas, y que hoy, supongo, habla desde Miami; entrevistaba el suso dicho a un especialista, no me acuerdo en que, pero según el presentador, un especialista.
Comenzó contándole que los nicaragüenses que pasan de visita por Miami, conocidos, amigos y parientes, le dicen que en Nicaragua todo está tranquilo. Aunque no soy capaz de repetir textualmente su perorata, contaba que los que llegan dicen que las mentiras que se pregonan a diario desde afuera, no interesan en Nicaragua. El pueblo anda trabajando, construyendo y de fiesta; los bares y lugares turísticos, llenos de gente. Y le preguntaba al especialista, que opinaba de ese fenómeno.
Nuestro buen entrevistado comenzó respondiendo que a él le pasaba lo mismo. Incluso con sus parientes, que le contaban que en Nicaragua todo estaba tranquilo. Entonces -y puso cara de seriedad como para impresionar a quienes escucharíamos su sapiencia- eso sucede porque es como estar preso, porque los presos se acostumbran y les termina gustando estar preso. De ahí en adelante la embarró con una falta de imaginación antológica, como para llenar por lo menos un capítulo del diccionario perpetuo de las pendejadas.
Con razón ni sus parientes les creen.
Los Sandinistas a toda prueba estamos conscientes que más de un tarifado de las agencias N. A, =a Cía van a hablar cualquier miércoles en contra del buen gobierno de Daniel y Rosario.
«La verdad brillará como el sol cuando la mentira sea descubierta»
En mi sector donde vivo acá en Managua han habido muchos cambios en las viviendas porque todos trabajan en sus casas y eso es notorio en todo el país, así que hablen miércoles pero afuera. Acá seguimos avanzando a paso gigante.