El 28 de septiembre de 1979, el Comandante Daniel Ortega pronunció el primer discurso en la 34 Asamblea de las Naciones Unidas. A continuación se presenta el texto original:
Agradecemos la oportunidad que aquí se nos da y saludamos al presidente de la Asamblea, señor Salim Amed Salim, y también deseamos reconocer la gestión a favor del pueblo nicaragüense supo hacer y sigue desarrollando el señor Kurt Waldeim.
Durante 31 años el somocismo usurpó la representación de Nicaragua en las Naciones Unidas.
Durante 31 años la intervención habló por la boca de Somoza y los somocistas en esta sala. Durante 31 años la representación que recorría estos pasillos y hablaba en estos foros en nombre de Nicaragua, agredió la conciencia de los pueblos.
En el año 1948 fue Somoza, fue la guardia somocista, frutos ambos de la intervención, quienes se hicieron miembros de las Naciones Unidas. El 19 de julio fue el pueblo de Nicaragua el que pasó a ser miembro de las Naciones Unidas.
Durante 31 años, el somocismo encontró apoyo en esta Asamblea… en aquellos representantes que eran también enemigos de sus pueblos. Con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en Nicaragua han sido también derrotadas las posiciones injustas, las actitudes entreguistas, la política intervencionista, el crimen, la tortura, el robo, el genocidio, la explotación que representaba la dictadura somocista y que era difundida por los cómplices de Somoza. Pero también en la victoria Sandinista han obtenido un modesto pero resonante triunfo los pueblos que han luchado por la liberación nacional, los pueblos que han luchado por la verdadera democracia. Y así como Somoza encontró cómplices en las Naciones Unidas, el pueblo de Nicaragua tuvo hermanos en las Naciones Unidas.
Queremos saludar con nuestra victoria a los representantes Gobiernos Revolucionarios, de Gobiernos progresistas, de Gobiernos democráticos que supieron estar al lado del pueblo nicaragüense. La guerra que se libró en Nicaragua fue una guerra de liberación. En nuestro país, el pueblo unido y vanguardizado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, derrotó en desigual batalla a las tropas de ocupación que la intervención norteamericana había dejado tras asesinar a Sandino. En Nicaragua siempre se supo ver en Somoza y en su llamada Guardia Nacional la manifestación de la agresión extranjera. Sólo de esa manera puede entenderse la gran unidad del pueblo y entenderse también la barbarie del somocismo.
La dictadura somocista no tiene paragón en América Latina. Un criminal que es capaz de bombardear escuelas, hospitales, ciudades enteras; de asesinar mujeres, niños y ancianos, de incendiar y saquear el país sólo puede ser un extranjero, mejor dicho: un mercenario y Somoza fue un fiel seguidor de las correrías de William Walker, aquel filibustero del sur de los Estados Unidos, que en el año 1857 luego de incendiar la ciudad de Granada, en nuestro país, dejó escrito un letrero que decía: “HERE WAS GRANADA”.
Hemos dicho y repetido que el somocismo dejó, entre otras cosas, en la bancarrota económica a nuestro país. No trataremos por esta vez de llamar la atención con cifras sobre las pérdidas causadas por el bombardeo de la aviación de la dictadura. Ni sobre la falta de capacidad de pago de nuestro país, ni sobre la deuda externa y demás. Pero creemos obligación de nuestra parte reclamar con energía el apoyo incondicional a la reconstrucción de Nicaragua.
Los pueblos que, en África, en Asia y en América Latina fueron sometidos a la esclavitud, a la servidumbre de los países grandes, civilizados, han ido rompiendo con la dominación a costa de grandes sacrificios.
Los hombres han sido declarados libres en el mundo y se ha decretado la independencia y la soberanía en la mayor parte de los países de la tierra, pero otras formas de dominación más sutiles han ocupado el lugar de las cadenas del esclavo. El mercado mundial, los organismos de financiamiento internacional, los bancos, son instrumento de persuasión política y de sometimiento económico. Sabemos que el somocismo fue el más fiel representante de esos intereses extranjeros en nuestra Patria. El somocismo encadenó la economía de nuestro país, el somocismo facilitó el saqueo de nuestros recursos naturales, el somocismo asumió deudas con la banca internacional en nombre de Nicaragua. Pero ¿vamos a culpar sólo al somocismo? Acaso no conviene quién más es responsable, si Somoza, que gestionaba inversiones, préstamos, empréstitos, etc., en beneficio de su enriquecimiento propio, o los que facilitaban esas inversiones, esos empréstitos y esos préstamos. En 1972 un terremoto sacudió a nuestro país. Las pérdidas fueron cuantiosas y la ayuda internacional se volcó rápidamente. Para nadie fue un secreto el hecho que el dictador y su pandilla de funcionarios civiles y militares se repartieron desde los víveres hasta las donaciones y préstamos financieros. Ese hecho era más que suficiente para condenar a la dictadura a no entregarle un centavo más. Pero otros intereses se impusieron y fueron más poderosas las razones del sometimiento económico, del sometimiento político, que los de la justicia y la moral.
En los dos últimos años de dictadura, de repulsa mundial se hizo cada vez más patente. En los dos últimos años, la dictadura incrementó su índice de criminalidad de manera ostensible. En los dos últimos años el robo del dictador y sus cómplices se volvió descarada. Pero en los dos últimos años, los empréstitos, los créditos de la banca internacional, a plazos cortos y a intereses duros, se redoblan a tal grado que al pueblo de Nicaragua le tocaría en estos meses cancelar alrededor de los 600 millones de dólares y Nicaragua no puede pagar esa deuda, tampoco va a reendeudarse para pagar esa deuda.
Somoza y sus cómplices tienen en cuentas bancarias y en inversiones fuera de nuestra Patria, el dinero que captaron de la banca internacional, dinero que robaron al pueblo. Somoza y sus cómplices deben ser demandados por los acreedores internacionales de Nicaragua.
Es nuestro criterio que la deuda externa que el somocismo dejó a Nicaragua debe ser asumida internacionalmente, sobre todo por países desarrollados, por los países económicamente poderosos y en primer lugar que rutinariamente alimentaron al somocismo con el financiamiento. De tal manera que el pueblo de Nicaragua propone a esta Asamblea de las Naciones Unidas dicha idea.
Nuestra lucha, como dijimos, es de liberación nacional y se encuentra en la etapa de Reconstrucción Nacional. Ese hecho le convierte en blanco de la política imperialista. Los sectores más agresivos de Estados Unidos y de América Central sueñan con restituir al somocismo en nuestra Patria. Una macabra alianza intenta mediatizar nuestra Revolución. Quieren formar la opinión de que el sandinismo es una amenaza para el gobierno salvadoreño. Ahora resulta que los problemas de El Salvador, que los asesinatos de campesinos, de obreros, de religiosos en El Salvador, los provoca Nicaragua.
Algunos representantes norteamericanos dicen haber sido informados por el gobierno de El Salvador y por industriales y comerciantes salvadoreños de que los sandinistas echamos a andar varias operaciones en ese país para provocar su caída. El Senador Stone, por ejemplo, asegura eso y salta en defensa la democracia salvadoreña. Y dice que va a pedir al gobierno de Estados Unidos una mejor vigilancia sobre Nicaragua. Nosotros vemos todo eso como una provocación; una provocación para justificar sobre Nicaragua presiones económicas, presiones políticas y hasta militares.
No podemos evitar los nicaragüenses la alegría que produce en el pueblo salvadoreño nuestra victoria. No podemos evitar los nicaragüenses que nuestro ejemplo preocupe a los criminales más connotados de América Latina. Pero a la par de esto hemos definido una política encaminada a normalizar nuestras relaciones con todos los gobiernos del mundo, en un marco de igualdad y de respeto mutuo.
En la búsqueda de nuestra total emancipación económica y política, decidimos integrarnos a los países No-Alineados y en la Sexta Cumbre en La Habana definimos nuestra posición internacional. Compartimos la idea de la unidad de los débiles y así como el triunfo de nuestra Revolución hemos compartido con los pueblos libres y con los que no liberados, luchan por romper las cadenas; también hoy consideramos la puesta en vigencia de los tratados que devuelvan a Panamá su soberanía sobre la Zona del Canal como victoria para nuestros pueblos. Pero sobre todo al pueblo panameño que había jurado entrar el primero de octubre de este año, costase lo que costare.
En estos momentos recordamos la victoria de los pueblos de América Latina cuando en la histórica 17 Reunión de Consulta de la OEA, fueron derrotadas las presiones imperialistas de intervenir en Nicaragua. Hoy las noticias nos hablan de capturas en Puerto Rico, se capturan religiosos, abogados y políticos. Se violan los Derechos Humanos de los ciudadanos de Puerto Rico, al mantener lo Estados Unidos bases militares en la Isla de “Vieques”; al no reconocer el inalienable derecho de su independencia, derecho que tiene Puerto Rico. Vamos a ver cuántos de esos Senadores que hoy andan preocupados por la suerte de los guardias y Somoza y por la seguridad del gobierno salvadoreño, van a protestar por esa inconcebible violación de los Derechos Humanos de los puertorriqueños.
Nosotros dejamos sentada nuestra protesta por esa escalada represiva desatada en contra de los patriotas de Puerto Rico.
En nuestra lucha por la paz, por la independencia, por la verdadera transformación, respaldamos a Bolivia en su lucha por lograr una salida al mar. Apoyamos al Frente Patriótico de Zimbawe, la Swapo, al Frente Polisario, a la Organización para la Liberación de Palestina.
Nicaragua hace énfasis en la solidaridad histórica con el sufrido, heroico y combativo pueblo palestino. Respaldamos como decimos, a la Organización para la Liberación de Palestina, representante legítimo del pueblo palestino y a las organizaciones antes mencionadas como representantes legítimos de los pueblos que luchan por su libertad, por su independencia.
También nos sentimos en la obligación moral del respaldar al pueblo de Belice por la lucha por su independencia. Al pueblo de Corea en su objetivo de unificación […]
Nicaragua, un país pequeño, un país independiente, un país que quiere hacer honor a su no-alineamiento, se identifica con el heroico pueblo de Vietnam. Estamos luchando y vamos a seguir luchando con los pueblos y por los pueblos oprimidos del mundo. Estamos luchando y vamos a seguir luchando sin claudicaciones de ningún tipo; estamos luchando y vamos a seguir luchando por el avance de nuestro pueblo; por la defensa de nuestra Revolución; por la paz justa que es la de los pueblos soberanos; por la paz verdadera que es la de los pueblos libres. Muchas Gracias.
Fuente: https://barricada.com.ni/
Excelente mensaje, y seguimos de Frente., porque a 44 años después de este mensaje el enemigo es el mismo.
El ENEMIGO SIGUE SIENDO EL MISMO.