Por Maribel Ochoa Espinosa y Herman Van de Velde
La cooperación genuina y la paz son prácticas que se entrelazan de manera intrínseca. La cooperación genuina se refiere a la voluntad y el compromiso de trabajar juntas/os para lograr objetivos comunes. La paz se expresa en sentires de armonía y convivencia disfrutada, que se logran cuando hay un ambiente de confianza profunda y disfrute de la diversidad. Ambas se construyen y son tanto camino como también horizonte.
En la resolución y transformación de relaciones sociales, la cooperación genuina es una práctica que se promueve para concretar un sueño compartido, como por ejemplo un proyecto pedagógico-político nacional, un proyecto de nación, como nuestra Revolución. Además, es un factor clave en la prevención y resolución de desacuerdos, ya que puede facilitar a las partes a comprenderse mejor y a buscar soluciones que satisfagan a todas y todos.
En educación, por ejemplo, la cooperación genuina es un medio para promover la paz al fomentar el respeto activo, el disfrute de la diversidad presente entre actoras/es y autoras/es involucradas/os. En el ámbito educativo, una estrategia pedagógica para la resolución pacífica de divergencias es justamente la cooperación genuina, ya que esta implica la construcción de confianza, el escucharse para comprender, el descubrirse, el compartirse, el comprometerse, acompañarse e integrarse armónicamente. La gestión de la paz en una comunidad educativa es también una eficaz estrategia para fomentar la cooperación genuina como característica del ambiente educativo en general.
En la política, la cooperación genuina es un medio para lograr la paz al fomentarla entre gobierno, como autor nacional, y comunidades, como autores locales. En la sociedad en general, es un medio para alcanzar la paz al fomentar la comprensión, el compartir, el compromiso y el acompañarse constructivamente entre diferentes comunidades y grupos, construyendo una convivencia que se disfruta, con creatividad, emprendimiento y alegría.
En nuestra Nicaragua de hoy, fomentando el cooperativismo, el trabajar juntas/os en armonía e identificadas/os con nuestro proyecto político pedagógico de nación, se visualiza esta cooperación genuina entre gobierno nacional y comunidades locales, como expresión esencial de Paz, a través de las grandes campañas de vacunación, del censo nacional, de las campañas de alfabetización, proyectos de vivienda, la educación en el campo, la educación técnica (por ejemplo, las escuelas municipales de oficio), etc.
¿Para qué competir si cooperar es esencia humana?
La cooperación genuina es esencial para la supervivencia y el bienSER de la humanidad, el cual implica la paz. Nos permite superar desafíos, alcanzar metas comunes y crear una sociedad más equitativa y justa. Implica un compromiso auténtico con el bienestar y el bienSER del otro y de la otra, lo que a su vez promueve un ambiente de entendimiento mutuo y disfrute de esta diversidad omnipresente. Tanto la cooperación genuina como la paz implican una visión necesariamente incluyente: entre quienes nos apuntamos a nuestro proyecto común, a nivel nacional o local, nadie puede quedar atrás.
También, contribuye significativamente a la creación y el mantenimiento de relaciones creativas, duraderas y beneficiosas. Cuando las personas trabajan juntas de manera cooperativa solidaria, construyen lazos sociales y vínculos emocionales que trascienden las diferencias personales. Estas relaciones interpersonales sólidas son la base de comunidades fuertes y cohesionadas, donde prevalece la armonía y se promueve el bienestar común, un bienSER comunitario. A medida que estas relaciones se fortalecen, se reduce la probabilidad de conflictos y se fomenta un ambiente propicio para la paz y la estabilidad.
Por último: la cooperación genuina parte de la construcción colectiva de un ambiente de confianza y se basa en varios pilares (ver imagen abajo): el escucharnos para comprendernos, el descubrirnos para poder disfrutarnos diversas como personas, la ternura al compartirnos y comprometernos, el acompañarnos e integrarnos. Estos pilares se van construyendo a través de la participación en experiencias, de las cuales aprendemos (experienciación), con la sistematización de estas, construyendo nuestras conciencias (concienciación), tal que nos podamos comunicar e integrar cada vez mejor, apuntando al transformarnos para poder transformar también nuestro contexto, concretando nuestro sueño en común.
Cooperación Genuina y Paz: una interacción dialéctica
La paz no es simplemente la ausencia de conflictos, sino una práctica, una convivencia en armonía y entendimiento mutuo, de comprensión profunda y de disfrute de la Vida, desde un enfoque EcoPerSocial1, en su sentido más amplio, integral.
La cooperación genuina juega un papel crucial en la construcción de un ambiente de paz. Cuando las personas, comunidades y naciones cooperan de manera genuina, se fomenta el diálogo, un Diálogo en Encuentro (DenE), se superan los desacuerdos de manera constructiva y se promueve la comprensión, llevando al compromiso del acompañamiento activo para la integración.
Por otro lado, la paz, cuando sea posible, proporciona el contexto necesario para que la cooperación genuina prospere. Es camino, porque en un entorno caracterizado por violencia o inseguridad es difícil establecer relaciones de confianza y trabajar juntas/os hacia objetivos comunes. Por lo tanto, crea las condiciones propicias para el florecimiento de la cooperación genuina al reducir las tensiones y los temores que pueden obstaculizar la cooperación. Cuando las personas se sienten seguras y protegidas están más dispuestas a comprometerse y a cooperar entre sí para trabajar desafíos compartidos. Sin embargo, una desgracia mundial es que en muchas ocasiones nos imponen la guerra, como en el caso de la lucha palestina en estos momentos. También en esta lucha es indispensable la unidad y la cooperación genuina en defensa de sus derechos, por ejemplo, del Pueblo Palestino.
La relación entre la cooperación genuina y la paz es fundamental para comprender cómo las sociedades pueden avanzar hacia un futuro más próspero y armonioso. La cooperación genuina implica un compromiso sincero entre personas, comunidades o naciones para trabajar juntas/os, concretando el sueño compartido. La paz se refiere a un estado de satisfacción / plenitud que se construye y se expresa tanto a nivel interno de las personas como en la comunidad, en el territorio. Esta interacción dinámica es necesariamente una consecuencia de una política intencionada, tanto a nivel internacional, nacional como local (comunitaria, familiar y personal) con un enfoque de identidad EcoPerSocial.
Esta interacción, además de dinámica, es multidireccional y beneficiosa para todas/os sus autoras/es, porque cooperar genuinamente fomenta la comprensión, construye confianza y facilita superar diferencias o desacuerdos. A su vez, un ambiente de paz facilita el cooperar genuinamente, al implicar un ambiente seguro de convivencia saludable. De allí que ambas interactúan dialécticamente. En última instancia, tanto la cooperación genuina como la paz son fundamentales para construir sociedades más justas y equitativas en todo el mundo. Lastimosamente, en muchas ocasiones las guerras impuestas lo obstaculizan y demandan la unidad de nuestros pueblos en la lucha por sus derechos, por la soberanía.
La negociación cooperativa, en la que las partes buscan satisfacer un gran abanico de intereses y crean relaciones beneficiosas a largo plazo, es una estrategia importante en consolidar un camino de paz, por ejemplo, cuando los sectores involucrados dialogan y acuerdan respecto al aumento del salario mínimo en nuestro país. Otra estrategia es fomentar la cooperación y la resolución mutua de problemas, alentando el diálogo abierto y el intercambio de ideas.
Además, la implementación de políticas y procedimientos de resolución de conflictos, así como la capacitación en habilidades relacionadas, pueden ser eficaces en el fomento de la cooperación genuina.
Desafíos
El cooperar genuinamente implica un proceso lleno de aprendizajes y se va construyendo, se va perfeccionando desde la experiencia. Los prejuicios, la desconfianza y los intereses personales, a menudo pueden convertirse en desafíos y obstaculizarla. Para enfrentar estos desafíos, es esencial fomentar el arte de escucharnos para comprendernos: la empatía, la comprensión, el compromiso, acompañamiento e integración, así como el profundo respeto mutuo, o aún más allá: el disfrute de la diversidad, apuntando siempre al sueño compartido. La educación y el diálogo son herramientas poderosas para promover la cooperación genuina y, por consiguiente, la paz.
Tal como ya indicamos, al practicar la cooperación genuina promovemos la comprensión mutua y la confianza entre las partes involucradas. Cuando las personas se comprometen sinceramente a cooperar, están dispuestas a escuchar y comprender las perspectivas y necesidades de los demás. Esta comprensión mutua es esencial para superar las barreras y los prejuicios que a menudo conducen a malentendidos y hasta a conflictos. Al establecer un diálogo abierto y constructivo, un diálogo en encuentro, la cooperación genuina fomenta la superación de diferencias, la resolución pacífica de disputas y la búsqueda de soluciones, satisfactorias para todas las partes involucradas.
Y un desafío singular que queremos plantear a la comunidad académica en cada país, especialmente en Nicaragua: crear e instalar una Cátedra permanente de Cooperación Genuina, a la cual se integran estudiantes, docentes, líderes y lideresas comunitarios/os con el objetivo de ir profundizando en los significados, implicancias, alcances de su esencia y sus contribuciones cada vez más visibles a una paz duradera. El reto está planteado: ¿qué universidad se apunta? ¿nos apuntamos?
Entonces:
En conclusión, la cooperación genuina es un pilar fundamental para la construcción de la paz. A través de ella, podemos fomentar un ambiente de entendimiento mutuo, de disfrute de la diversidad y superación de desafíos, construyendo un mundo más justo, equitativo y armonioso, una sociedad en Paz.
Fuente: 19 Digital