El escritor nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento, mejor conocido como Rubén Darío, falleció el 6 de febrero de 1916 en la ciudad de León, Nicaragua, a la temprana edad de 49 años.
El también poeta, periodista y diplomático nació el 18 de enero de 1867 en la población nicaragüense de San Pedro de Metapa (ahora Ciudad Darío).
Desde temprana edad, se vio influenciado por otros escritores, músicos y poetas. Desde Las Mil y una Noches hasta la Biblia despertaron en Rubén la pasión por el arte literario. Su primer poema conocido como “el niño poeta”.
Tuvo la fortuna de encontrarse con otras culturas, al viajar a El Salvador, Chile y Argentina. En este último país trabajó como periodista en La Nación y estrechó vínculos con Bartolomé Mitre, a quien dedicara una de sus obras.
Entre sus libros publicados, Darío se consagró como representante del modernismo literario en lengua castellana. Se casó con Francisca Sánchez, una mujer de origen campesino, con quien tuvo cuatro hijos y tres de ellos murieron.
También sirvió a la política, pues fue cónsul de Nicaragua en París y formó parte de una comisión para resolver conflictos territoriales con Honduras.
Entre los textos más reconocidos está Azul, Abrojos, Prosas profanas y otros poemas, Tierras solares, Los raros y El canto errante. Entre las características de esa obra están el cromatismo, la sonoridad y el ritmo para tratar la mitología, lo exótico, lo sus subjetividades. Navegó desde el patriotismo hasta la angustia el tono suave y angustiado.
Diez frases de Rubén Darío
- “El libro es fuerza, es valor, es fuerza, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor”.
- “La luz produce los colores: los colores no encienden la luz”.
- “Cuando quiero llorar, no lloro…Y a veces lloro sin querer”.
- “Si pequeña es la patria, uno grande la sueña”.
- “Para qué querré yo la vida cuando no tenga juventud”.
- “Eres un universo de universos y tu alma una fuente de canciones”.
- “La muerte es de la vida la inseparable hermana. La muerte es la victoria de la progenie humana”.
- “Las letras, como las flores, como las frutas, como los pueblos, suelen sufrir epidemias que las devastan y desfiguran”.
- “La muerte es de la vida la inseparable hermana. La muerte es la victoria de la progenie humana”.
- “El eterno femenino puede tornar humano lo divino”.
Fuente: TeleSur