Escrito por Enrique A. Silveira Prado y Alfredo Pérez Amores
Introducción
«…Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba… Una línea de acción que tuviera el mayor impacto es negarle dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios reales y monetarios a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno». Lo expresado anteriormente lo escribió un importante funcionario del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América (EE.UU.), L.D. Mallory, el 6 de abril de 1960, después de reconocer en su documento que «la mayoría de los cubanos apoyan a Castro» y que «no existe una oposición política efectiva» La guerra biológica contra Cuba fue una de las líneas de acción que emplearon las administraciones norteamericanas, para como dijera Mallory, «causar hambre y desesperación». En la Demanda del Pueblo Cubano al gobierno de EE.UU., proceso judicial que culminó en una condena a este país en mayo del año 2000, se expone lo siguiente: desde 1962 hasta el presente, el Gobierno de los EE.UU. ha utilizado el recurso de la agresión biológica como una de las armas principales en su guerra sucia contra Cuba, con el resultado de sensibles afectaciones a la economía del país y, lo que es mucho más grave y criminal, a la salud y la vida de los ciudadanos cubanos. En el orden económico, esta guerra biológica ha estado dirigida principalmente contra la producción agropecuaria cubana, con el objetivo de sabotear las fuentes de alimentación de la población, impedir ingresos por concepto de la exportación de producciones agrícolas y ocasionar cuantiosas pérdidas por concepto de producciones perdidas y gastos incurridos para combatir las plagas y enfermedades introducidas.
En un documento de fecha 18 de enero de 1962, en el que con el título de «Proyecto Cuba» se exponían los objetivos y las 32 tareas originales de lo que después se llamaría la Operación Mangosta, aparece la siguiente formulación de la Tarea 21: «La CIA someterá el 15 de febrero un plan para provocar fracasos en las cosechas alimentarías en Cuba.» Los dos siguientes renglones del texto desclasificado de este documento, en los que cabe suponer que se precisaba el método que se emplearía para lograr este propósito, aparecen censurados: evidentemente su contenido resulta tan repugnante que incluso los funcionarios encargados de la desclasificación consideraron conveniente mantenerlos aún en secreto. En 1979 el diario The Washington Post informó que la CIA tenía un programa contra la agricultura cubana y que desde 1962, los especialistas del Pentágono fabricaban agentes biológicos para estos fines.
Bio-terrorismo agropecuario: cronología de las agresiones contra Cuba Año 1962
• Avicultura: enfermedad de Newcastle
A la luz de la revelación, no puede resultar una simple coincidencia el hecho de que, ese mismo año (1962) y coincidiendo con el inicio del desarrollo acelerado avícola en el país se produce la primera acción que se conoce de agresión biológica contra la economía del país, mediante la enfermedad viral Newcastle. A finales de 1962 se detectó la aparición simultánea en la población avícola de las provincias de Pinar del Río, La Habana, Matanzas y en la región oriental. Todos los brotes tenían una causa común, surgían después de haber utilizado una vacuna contra la viruela aviar que se les pone a los pollitos de un día de nacidos. En las investigaciones realizadas se pudo comprobar que esa vacuna había sido manipulada mediante la contaminación con una cepa virulenta del virus del Newcastle en los entonces, Laboratorios de Productos Veterinarios del Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA) en que se producía, cuya distribución y uso provocó la muerte de más de un millón de aves en el territorio nacional. La afectación económica, entre las pérdidas de carne y los gastos de saneamiento, se elevaron a 3,36 millones de pesos a precios corrientes. Esta acción de sabotaje fue corroborada en un juicio donde se determinó la responsabilidad individual.
Años 1971 y 1980
• Ganadería porcina: fiebre porcina africana
Después de dicho “éxito”, EE.UU. se preparó para introducir el virus de la fiebre porcina africana en Cuba en 1971. En el mes de junio de ese año se detectó el primer brote de fiebre porcina africana en el hemisferio occidental en el municipio de Boyeros, en la entonces provincia de La Habana, desde donde se propagó al resto de esa provincia y a algunas zonas de la provincia de Pinar del Río. Como resultado de la epidemia, Cuba se vio forzada a sacrificar más de medio millón de animales – entre ellos, ejemplares de genéticos de un alto valor – eliminando así el abasto de carne de puerco, pilar de la dieta cubana.
Según los especialistas cubanos, no fue casual se seleccionara la fiebre porcina africana, ni se escogiera la provincia de La Habana para el artero golpe. En el primer caso, se seleccionó la fiebre porcina africana porque es una enfermedad viral, muy contagiosa, que cuando se introduce en un territorio que no ha sido afectado previamente produce una mortalidad virtualmente del ciento por ciento, pero, además, produce síntomas y lesiones, que por su comportamiento desde el punto de vista poblacional son semejantes a otras enfermedades que por entonces existían en el país, especialmente una muy conocida popularmente, a la que se denomina pintadilla, y eso contribuía a que al aparecer la enfermedad se pudiera presentar a confusión y, aprovechando ese período de confusión, la enfermedad pudiera seguirse propagando. En el segundo caso, que se haya escogido como escenario la provincia de La Habana, porque precisamente a partir del año 1969, aunque ya previamente se habían realizado esfuerzos en el desarrollo de la rama porcina en el país, se potenció el desarrollo porcino del país con la creación del Combinado Porcino Nacional, y en el caso de la provincia de La Habana se creó un plan especial en el cual se importaron valiosos ejemplares porcinos del extranjero, material genético que tenía como propósito no solo incrementar la crianza, sino, a más largo plazo, producir una mejora en nuestros animales autóctonos.
Existía también en esta provincia un centro de cuarentena a través del cual nuestras autoridades sanitarias realizaban las importaciones que se hacían del extranjero como una medida de garantía de que esas importaciones no comprometieran el estado sanitario del país. Es precisamente La Habana el lugar que se escoge para dar el zarpazo, y surge la enfermedad en un cebadero que tenía más de 11 000 cerdos de ceba, y a la cual, dada la estructura de la producción en aquellos momentos, se llevaban tantos cerdos de las unidades estatales como también de los que se les compraban a los particulares, lo que facilitaba, como sucedió, la introducción de la enfermedad.
A partir del momento en que se realizan las primeras investigaciones y se llega a la certeza, se tomó la decisión por parte del Gobierno Revolucionario y de las altas autoridades de nuestro país, de acometer de inmediato su erradicación, y junto con ello tomar todas las medidas para evitar que la enfermedad se expandiera a los países vecinos.
Este es un hecho que fue trascendental, por cuanto esta enfermedad, que era conocida desde los primeros años del presente siglo y que su primera descripción por un científico inglés fue en el año 1921, en 50 años estuvo circunscrita al continente africano, precisamente al África sudsahariana. A finales de la década del 50 llegó a España y posteriormente a Italia, países que tenían intereses coloniales en el África y a través de ese movimiento llegó; un poco después hubo episodios de introducción en Francia e Italia que lograron erradicarla rápidamente. Es decir que no había realmente vínculos que justificaran su introducción por vía natural; no obstante, junto con la campaña de eliminación, que exitosamente se desarrolló en un período muy breve, solo 45 días, se realizaron investigaciones tratando de confirmar las vías, llamemos normales, a través de las cuales la enfermedad podía haber sido introducida al país; se hicieron no solo estudios de carácter epidemiológicos, sino se hicieron estudios forenses: se desenterraron huesos de animales que habían muerto en períodos anteriores a la fecha de la epizootia, y por método de laboratorio se determinó si la enfermedad había estado o no presente, y se pudo precisar con toda exactitud que era imposible que la enfermedad hubiese sido introducida por canales normales, comerciales, viajeros, etc.
Se conoce que en los momentos en que se produjo en la Isla el brote de la fiebre porcina africana, la CIA y el ejército de EE.UU. estaban experimentando con venenos, toxinas mortales, productos para la destrucción de cosechas y otras técnicas de la guerra bacteriológica.
La causa de esta grave enfermedad del ganado porcino fue la introducción al país desde Fort Gullick, base militar norteamericana en la zona del Canal de Panamá también utilizada por la CIA del virus altamente patógeno por parte de un agente de la CIA, según se pudo conocer de manera inequívoca y fue confirmado después por informaciones aparecidas en la prensa internacional tras haberlo admitido públicamente el propio agente. Para impedir la propagación de la enfermedad, fue preciso sacrificar cerca de 500 mil cerdos, lo cual significó para la economía del país pérdidas millonarias por concepto de animales incinerados, costo del sacrificio, gastos de la campaña, indemnizaciones a productores privados y afectaciones a la calidad del rebaño y a su desarrollo perspectivo. Sin cuantificación posible quedó el impacto en la alimentación del pueblo de la drástica reducción de la masa ganadera porcina.
Cuando portavoces del gobierno cubano acusaron por primera vez a Washington de haber lanzado un ataque biológico, miembros del gobierno norteamericano negaron su responsabilidad con desdén. Sin embargo, seis años después, tras las investigaciones del Congreso que siguieron al escándalo Watergate sobre los tejemanejes de las agencias de inteligencia norteamericanas, un periódico neoyorquino informó que una “fuente de la inteligencia de EE.UU.” dijo al periódico que “había recibido el virus en un contenedor sellado y sin etiqueta en una base militar de EE.UU. con campo de entrenamiento de la CIA en Panamá con instrucciones de entregarlos a un grupo anticastrista” (“CIA Link to Cuban Pig Virus Reported”, Newsday, 10 de enero de 1977). El artículo explicaba en detalle cómo el virus fue transferido de Fort Gulick a Cuba.
A fines de enero de 1980 se detectó y confirmó la presencia de esta misma enfermedad en todos los municipios contiguos o cercanos al territorio ocupado por la base naval de EE.UU. en la bahía de Guantánamo. Esta vez fue necesario sacrificar un total de 297 037 cerdos. Al igual que en la ocasión anterior, las afectaciones económicas por las pérdidas de animales, pagos por indemnizaciones a criadores privados, gastos de campaña y pérdidas en transacciones de comercio exterior, fueron considerables. Pero más grave fue la afectación al desarrollo perspectivo del rebaño porcino y de una rama de importancia estratégica en el aseguramiento alimentario de la población.
En esta ocasión los especialistas cubanos enfrentaron por su cuenta el diagnóstico. En el caso del año 1971 se contó con la colaboración de virólogos de la ex-URSS y también con la ayuda de algunos especialistas de España y Canadá; ya en la segunda ocasión teníamos en el país una capacidad técnica muy superior. ¿Qué ocurrió entonces? Ya no era un virus clásico que podía ser visto rápidamente en el microscopio cómo el leucocito se unía a los hematíes, que es lo que hace el virus de la fiebre porcina, hace un puente y eso es muy fácil de diagnosticar. Era un virus que ya no producía eso. O sea, era ya un virus transformado. Los que lo manipularon— pensaron que como aquel primero fuimos capaces de detectarlo, había que transformarlo para confundirnos en el diagnóstico de la enfermedad. Incluso, llegamos a comprobar que, evidentemente, había sido un virus que se había pasado por aves.
El virus de la fiebre porcina africana tiene la característica de que es específico, es decir, solamente se multiplicaba en cerdos; o sea que había sido manipulado en el laboratorio para confundir. Los análisis de cómo se comportaba la epizootia nos indicaban que el objetivo estratégico era que se esparciera precisamente por las montañas para que se la enfermedad alcanzara la cronicidad en el país. En ese momento de nuevo se impulsaban los programas de desarrollo, los grandes planes integrales porcinos, buscando la posibilidad de satisfacer la proteína animal, tan necesaria para la nutrición de nuestra población, y en ese momento el imperio daba otra vez su nuevo zarpazo. Pero se equivocaron, la infección se erradicó en sólo 21 días, mientras que la primera fue en 45 días. Como dato interesante apuntamos que España tardó 5 años en liberarse de la fiebre porcina africana mientras que Francia lo logró en 4 años.12 Sobre los dos casos de introducción deliberada de la fiebre porcina africana existe un amplio expediente que pone al descubierto la participación directa de la CIA y grupos contrarrevolucionarios radicados en EE.UU.
Año 1978
• Caña de azúcar: roya de la caña de azúcar
En septiembre de 1978 en el territorio oriental de Holguín apareció la roya de la caña de azúcar – una de las enfermedades más agresivas de este cultivo – plaga que rápidamente se propagó por todo el país. Afectaba severamente sobre todo a la variedad Barbados-4362, de alto rendimiento en azúcar – que entonces era la predominante en las plantaciones cañeras Cubanas – y fue virtualmente destruida.
Hubo que demoler el 34% del área plantada de caña en la isla y comenzar a reponer esa variedad por otras variedades de mayor resistencia a la enfermedad pero de inferior comportamiento agroindustrial a Barbados-4362, añorada por los cultivadores de caña. La aparición brusca y extremadamente virulenta de la enfermedad, su propagación casi instantánea y la no correspondencia de la distribución de los focos con los patrones de las corrientes de aire prevalecientes indicaron desde el primer momento que se trataba de una infestación atribuible a causas no naturales. Durante los primeros años la roya de la caña produjo graves efectos para la economía. Solamente en la zafra de 1980-81 se dejaron de producir casi un millón de toneladas de azúcar.
Año 1979
• Tabaco: moho azul del tabaco
Quizás el impacto de agresión biológica más recordado por los cubanos fue la plaga del moho azul en el tabaco, un hongo que pronto se diseminó por las plantaciones, tras aparecer en noviembre de 1979 por la provincia de Villa Clara.
El moho azul del tabaco es una enfermedad ya reportada en Cuba en 1957, asociada al empleo por nuestros agricultores de tela de tapado que se importaba de uso desde EE.UU., donde estaba bastante extendida. Acciones adoptadas entonces liquidaron los focos y no se habían reportado otras manifestaciones. La aparición del moho azul en 1979, 22 años después de la primera infestación no fue casual. La forma de propagación de la enfermedad y la aparición casi al unísono de focos dispersos en un amplio territorio, permitieron determinar que los hongos pudieron ser diseminados deliberadamente por vía aérea.
El impacto económico del moho azul fue de tal magnitud en la campaña tabacalera de 1979, que cálculos conservadores refieren pérdidas ascendentes a casi 350 millones de dólares solamente ese año por concepto de disminución en las exportaciones y la afectación al consumo nacional, que tuvo que ser cubierto en buena medida a partir de importaciones que por primera vez en su historia el país se vio obligado a realizar. Fue necesario adoptar medidas excepcionales para erradicar la enfermedad, con altísimos costos por concepto de importaciones de medios fitosanitarios para combatir y prevenir la reaparición de la plaga, subsidios e indemnizaciones a productores. La economía del país se vio afectada no sólo por las multimillonarias pérdidas de ingresos por exportaciones no realizadas, sino que la ausencia de los mercados tradicionales creó espacios para otros productores concurrentes, por lo que se requirieron además gastos promocionales extraordinarios.
Año 1981
• Ganadería bovina: seudodermatosis nodular bovina
El 4 de agosto de 1981, en una empresa pecuaria de Placetas, provincia de Villa Clara región central de Cuba aparece la seudodermatosis nodular bovina, enfermedad viral que produce daños en la piel además de una linfoadenitis generalizada. En apenas 21 días la enfermedad se extendió por nueve provincias del país.
La seudodermatosis nodular bovina es endémica en África, nunca antes había existido en Cuba. El agente etiológico había sido aislado en Italia y EE.UU., cuyas autoridades nunca lo habían informado oficialmente a los organismos sanitarios internacionales. Por esa época se trabajaba con el virus en el laboratorio norteamericano de enfermedades exóticas radicado en Plum Island.
Como en el caso de otras enfermedades —en esa fecha no existía aún en Cuba la experiencia del diagnóstico y del control de las mismas. El impacto inicial no fue de grandes pérdidas por mortalidad, sin embargo, posteriormente la lucha contra la epidemia significó para el país gastos cuantiosos. Dadas las características clínicas de la enfermedad, fue necesario tomar estrictas medidas de cuarentena, inmovilidad de la masa bovina y eliminación de la producción de leche en los 2 895 focos detectados, con una afectación total de 226 181 animales enfermos. Todas estas medidas ocasionaron significativas pérdidas económicas y afectaciones en el suministro y consumo de leche por la población. Los efectos de esta enfermedad continúan produciendo pérdidas de consideración, pues aún no se ha podido erradicar.
En esa misma fecha un vocero de la Embajada norteamericana en Nicaragua propaga la noticia de que Cuba estaba sufriendo un brote de fiebre aftosa, cuestión que es completamente incierto, ya que Cuba es un país indemne a esta terrible enfermedad. Con el objetivo de apoyarnos en el programa de control y en el diagnóstico, vinieron científicos del antiguo campo socialista y de otros países occidentales. Un especialista en la enfermedad de nacionalidad francesa precisó bien claro la posibilidad del origen: «No me explico técnicamente cómo se pudo haber introducido la enfermedad en Cuba, ya que la vía fundamental de transmisión es por el contacto de animal afectado al animal susceptible», cuestión que en ese tiempo no era posible, pues no se había realizado ninguna importación de animales, y, lógicamente, se hacía evidente que la enfermedad se había introducido.
Año 1989
• Ganadería bovina: mamitis ulcerativa
El 4 de abril de 1989 se detectó en la provincia de Granma, la mamilitis ulcerativa, que se extendió rápidamente a otros territorios cercanos. Brotes semejantes aparecieron, sin embargo, en las distantes provincias de La Habana y Pinar del Río, en un esquema de propagación totalmente anormal.
Esta enfermedad provoca grandes pérdidas debido a su alta contagiosidad y en la reducción de la producción de leche: se estima una altísima morbilidad del 80% y afectación del 25% en la producción de leche. Supone, además, el tratamiento especial de los animales enfermos, su aislamiento y la aplicación de intensas medidas de desinfección y cuarentena. Desde la aparición de esta enfermedad, que no ha podido ser totalmente erradicada, se han detectado unos 400 focos. A las pérdidas en la producción de leche se añaden los costos en medicamentos, medidas de desinfección y tratamiento y otras acciones necesarias.
Resulta significativo el hecho de que en esa época el país había alcanzado importantes avances genéticos en la ganadería vacuna, con un favorable cambio de la estructura de la masa bovina mediante razas con propiedades superiores para la producción de carne y leche. Se había realizado un gigantesco esfuerzo inversionista en infraestructura y equipamiento. Se apreciaba un progresivo incremento de la producción lechera, renglón alimentario esencial para la población y, en particular, para niños, ancianos y enfermos.2 Este hecho coincide con el momento en que la ganadería cubana tenía un mayor desarrollo, cuya expresión mayor fue el millón de litros de leche que se estaba produciendo en este momento en la provincia de La Habana. Coincide también con el caso del descubrimiento de nuestra recordista mundial Ubre Blanca; o sea, como en otros casos, estas acciones han estado siempre ligadas al desarrollo de una determinada rama, en este caso la pecuaria.
Año 1990
• Plátano: sigatoka negra del plátano
En la década de los años 90, al interrumpirse las condiciones de comercio e intercambio prevalecientes en las relaciones económicas que Cuba mantenía con los países de Europa del Este y la desaparecida Unión Soviética, el sector agropecuario tuvo que enfrentarse a un reto de grandes proporciones. De una parte, vio sustancialmente reducidos los insumos que tradicionalmente disponía para el aseguramiento de los cultivos y producciones pecuarias con destino a la exportación y al consumo; por otra parte, debía responder a una demanda incrementada por las restricciones en las importaciones de alimentos, como consecuencia de las nuevas medidas tomadas por el Congreso y la Administración de EE.UU.
En esta compleja coyuntura, el sector agropecuario se convierte en uno de los principales objetivos de las agresiones norteamericanas, en particular de la guerra biológica desatada contra nuestro país, con una intensidad y dimensión como no ha conocido otro país del orbe.
En el país se estaba llevando a cabo un significativo esfuerzo por desarrollar lo que se conoció como el Programa Alimentario, que pretendía lograr en un período prudencial la autosuficiencia alimentaria en los renglones principales de la alimentación de la población. En ese programa tenía un espacio importante la producción de plátano, del cual se desarrollaban grandes plantaciones en diferentes regiones del país.
La introducción de sistemas de riego localizado en el plátano, una de las viandas más consumidas por los cubanos, sobre todo en la región oriental, posibilitaría aumentar los rendimientos. En los momentos en que se realizan inversiones de magnitud en este cultivo, se detectó en octubre de 1990 la presencia de sigatoka negra en la provincia de Camagüey. Esta enfermedad no había sido reportada antes en Cuba y resultaba sospechosa la coincidencia de su aparición con el esfuerzo que en ese momento realizaba el país para extender y optimizar la producción de plátano.
Los focos iniciales estaban situados muy cerca del corredor aéreo internacional Maya. Hasta el momento la introducción de esta plaga en Cuba ha representado gastos y pérdidas ascendentes a más de 100 millones de dólares. El total de áreas sembradas con clones tipo AAB de plátano vianda se redujeron en un 77% entre 1990 y 1995. A las cuantiosas afectaciones a la producción y el consumo y las pérdidas económicas de la producción y el costo de los medios empleados para combatir la enfermedad, se suma el perjuicio ocasionado al desarrollo y expansión de la producción de un componente básico de la dieta del cubano. Hasta el momento, la introducción de esta plaga en Cuba ha representado gastos y pérdidas ascendentes a más de 100 millones de dólares.
Año 1992
• Cítricos: tristeza del cítrico
La producción de cítricos, ha sido una de las actividades económicas en el sector agropecuario que ha experimentado mayor desarrollo en Cuba. En la década de los años 80 la producción anual alcanzó niveles de alrededor del millón de toneladas y las exportaciones sobrepasaron el medio millón de toneladas, con perspectivas de una mayor expansión. En la compleja coyuntura económica a la que se enfrentaba el país a principios de los años 90 del siglo pasado, los cítricos debían desempeñar un papel destacado como fuente de ingresos de exportación y en el consumo alimentario de la población.
En diciembre de 1992 fue identificada la presencia del pulgón negro o pulgón café (áfido Toxoptera citricidus), el vector más eficiente del Citrus tristeza closterovirus (CTV) agente de la enfermedad de los cítricos conocida como tristeza del cítrico, en plantaciones del municipio de Caimanera, provincia de Guantánamo, donde está enclavada la Base Naval norteamericana. Este insecto no había sido reportado antes en el país.1-3 El CTV es el virus económicamente más importante de los cítricos en el mundo.
Año 1993
• Cítricos: minador del cítrico
En 1993, cuatro meses después de introducirse el pulgón negro de la tristeza del cítrico, aparece en la provincia de La Habana el minador de las hojas de los cítricos (Phyllocnistis citrella), plaga que se extendió desde Pinar del Río hasta Camagüey. Este insecto no se había detectado hasta entonces en América. No es necesario asociar estas sospechosas enfermedades a la significación del cultivo del cítrico y su desarrollo para la economía del país. Entre ambas plagas el país ha tenido que enfrentar gastos y pérdidas multimillonarias, entre ellas una apreciable merma de los posibles ingresos en divisas por la exportación de cítricos.
• Conejos: enfermedad hemorrágica viral del conejo
En el año 1993, en momentos en que el período especial arreciaba, se detecta la enfermedad hemorrágica viral del conejo, también muy relacionados en este caso sus daños con el objetivo de que esta especie es utilizada para la producción de muchas vacunas, medicamentos e investigaciones y también como un elemento importante para la nutrición de nuestra población en esos momentos.
La enfermedad hemorrágica viral del conejo, hasta la fecha exótica en Cuba, fue diagnosticada en Ciudad de La Habana, desde donde se extendió rápidamente a otros territorios. En el continente americano sólo se había reportado su presencia en México, en 1989. La aparición de los focos no respondió por lo general a un proceso de propagación normal.
Entre las pérdidas económicas producidas por esta epidemia que pudieron ser cuantificadas, se cuentan los 122 135 animales muertos o sacrificados. El daño al programa de desarrollo cunícula y a la privación de una alternativa complementaria para el suministro de proteína animal en el consumo de la población es mucho más difícil de cuantificar. Las medidas adoptadas pudieron evitar que se produjeran grandes daños en el caso de la producción de vacunas y de medicamentos humanos. En el caso de la salud animal se afectó la producción de la vacuna contra el cólera porcino lo que propició que a finales de ese año surgiera una epizootia de esta enfermedad con los consecuentes daños indirectos.
Año 1995
• Café: broca del café
En febrero de 1995 fue detectada en las provincias de Granma y Santiago de Cuba en el macizo montañoso de la oriental Sierra Maestra la broca del café, considerada la peor plaga cafetalera. Esta enfermedad era exótica en Cuba y no hay posibilidad plausible de que haya aparecido por razones naturales. Por el contrario, existen elementos suficientes para afirmar que fue introducida de manera intencional y para determinar el procedimiento utilizado. A la broca del café se le atribuyen pérdidas a veces superiores al 80% de la producción. Se la reconoce también como causante de un serio deterioro de la calidad del grano, lo cual afectó negativamente, de manera muy sensible, los precios para su comercialización. Todo ello ocasiona que los gastos y pérdidas económicas ocasionadas por esta plaga sean muy significativos.
Año 1996
• Abeja melífera: varroasis
En abril de 1996 se detectó en tres apiarios del sector privado en el municipio de Limonar, en la zona occidental de Cuba, en la llanura de Matanzas entre las provincias de Matanzas y La Habana donde se localizaba casi el 30% de la producción apícola del país la varroasis, nombre de la ectoparasitosis producida por el ácaro Varroa destructor (jaconsoni), la plagamás importante de apicultura, temida por todos los apicultores en el mundo, por la alta mortalidad que produce.
Aunque en esa fecha había países del área afectados por la varroasis, si su propagación hubiera ocurrido de forma natural, sus primeros ataques se hubieran detectado en la zona oriental de la isla y no la occidental, según explicaron expertos apoyados en los antecedentes de esta enfermedad en la región americana y el predominio de los vientos del Este, lo que permite suponer que forma parte de la guerra biológica contra Cuba.
La varroasis se propagó con gran velocidad a otras regiones del país apareciendo muchos focos de manera aislada, sin vínculo alguno con los anteriores, ocasionando graves pérdidas por la muerte de las colmenas, las mermas en la producción de miel y otros productos que se obtienen de las abejas, los gastos en medidas cuarentenarias, y la erogación de divisas para la compra de medicamentos específicos contra esta ectoparasitosis, han representado un fuerte impacto económico para el sector.
• Papa y otros cultivos: Trips palmi karny
La más notoria de las últimas agresiones biológicas ocurrió el 21 de octubre de 1996, a las 10:08 horas, una aeronave de fumigación modelo S2R, con matrícula N-3093M del registro de Aeronaves Civiles de EE.UU. operada por el Departamento de Estado de ese país para la lucha contra la producción de drogas en Colombia y procedente de la base Patrick en Cocoa Beach (Florida) y con destino a Gran Caimán, volaba sobre tierras cubanas, de norte a sur, por el corredor aéreo internacional Girón, sobre la provincia de Matanzas, cuando se encontraba a 10.000 pies de altura «roció o pulverizó, de manera intermitente -unas siete veces- una sustancia desconocida.
Este hecho es detectado en ese momento por los tripulantes del vuelo regular de Cubana de Aviación CU-710, que a bordo de una aeronave Fokker-27 cubría el itinerario La Habana-Las Tunas, sobrevolaba el corredor aéreo Girón en la región occidental de Cuba. Al informar el piloto de Cubana de Aviación de inmediato al control de vuelo sobre la liberación de sustancias desconocidas, el controlador de vuelo cubano establece comunicación con la aeronave norteamericana y pregunta si presenta algún problema técnico, a lo que el piloto responde que no. Esta conversación está grabada. El hecho fue objeto de una nota de protesta del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
El 12 de febrero de 1997 EE.UU. contestó que el piloto de la aeronave estadounidense observó durante su vuelo a un avión comercial cubano debajo de él, con lo que aceptó la existencia del vuelo. La respuesta estadounidense indicaba que, al no tener certeza de haber sido visto y siguiendo los procedimientos de prudencia y seguridad con el fin de asegurar un contacto visual seguro, el piloto usó el generador de humo de su avión para señalar su situación. Sin embargo, la aeronave mencionada es utilizada por el Departamento de Estado de los EE.UU. en la lucha contra el narcotráfico para la destrucción de sembrados y dispone de los sistemas de dispersión apropiados para el empleo de aerosoles y partículas líquidas y para el lanzamiento de partículas sólidas, y no se conoce que está provisto de generador de humo. Además, el piloto de cubana tenía experiencia como piloto de fumigación y aseguró sobre esa base que la emisión realizada por la nave estadounidense no fue de humo, sino de sustancias sólidas. EE.UU. aceptó el 6 de mayo de 1997 la existencia del vuelo en el momento en que se produjo, el territorio cubano que sobrevoló y que se trataba de un avión utilizado para la destrucción de plantaciones dentro de la lucha antidrogas.
El 13 de mayo de 1997 Cuba reiteró ante la Comisión de Desarme de la ONU su denuncia de que la plaga de Thrips palmi karny en su territorio está relacionado con el lanzamiento de una sustancia desconocida, el 21 de octubre de 1996, por parte de una aeronave del departamento de estado de los EE.UU.
El 18 de diciembre de ese año, dos meses después, aparecen en esa provincia los primeros indicios de la presencia de una plaga Thrips sobre cultivos de papa. En el mes de enero siguiente, focos del mismo insecto fueron detectados en otros Munichpios matanceros y de la provincia de La Habana. El 14 de febrero de 1997, el Laboratorio Central de Cuarentena confirmó que el insecto analizado era el Thrips palmi karny, hasta ese momento exótico para el territorio cubano.
Rápidamente la plaga se extendió por las zonas principales productoras de ese tubérculo y devastó las cosechas de papa al extremo que en la cosecha de 1998 la recolección se redujo en un 50%. Para controlar la plaga se erogan cada año casi 3 millones de dólares, en productos químicos y que devastó las cosechas de papa.
Aunque fue dirigida principalmente contra el cultivo de la papa, el Thrips palmi karny es una plaga polífaga y tiene un rango de hospedantes de cultivos económicos muy importantes. Desde su aparición en Cuba, ha afectado 17 cultivos en las áreas contaminadas, entre ellos la papa, el fríjol, el pimiento, el pepino, la calabaza, berenjena y habichuela.
Los daños económicos directos por afectaciones al cultivo de la papa, al fríjol, por cambios de tecnologías en la aplicación de productos, y por nuevos productos que fue necesario introducir, ascendieron a 32,4 millones de dólares; y por gastos anuales, 2,9 millones cada año, de ellos solamente en el cultivo de la papa se gastan 2 millones. El Thrips palmi karny es una de las plagas que más impacto económico ha tenido de las agresiones que Cuba ha recibido en la agricultura. Era imposible la existencia del Thrips palmi karny con anterioridad, pues ya desde 1988 existía en Cuba un programa de defensa por los daños que causó en República Dominicana y se hacían encuestas dirigidas a localizarlo en un grupo de plantas que pudieran ser hospedantes, además de que los cultivos se revisaban.6,17 Otros insectos plagas de ese género Thrips existían en Cuba, como es el Thrips tabasic que ataca los cultivos de la cebolla, el ajo, y ese es un género bastante estudiado, es decir que desde el punto de vista taxonómico no podía existir ningún tipo de dudas de que pudiera haber existido antes.
Si hubiera sido por distribución natural, era detectable porque no vuela a grandes distancias, es una plaga que se mueve de un surco a otro cuando el adulto va a buscar plantas sanas, y así se puede mover a algunas distancias, pero no es posible que, como otras, digamos la langosta u otros lepidópteros que sí vuelan a grandes alturas, que son distribuidos ya por el viento. Esta es una característica que tiene que realmente no le da posibilidad de una forma de distribución natural. Sin embargo, apareció en el centro de la provincia, por debajo del corredor aéreo donde se detectó la aeronave, lejos de las provincias orientales, que eran las cercanas a los lugares donde había aparecido antes en la región: Haití y República Dominicana.
El análisis de los hechos y los resultados de las investigaciones realizadas permitieron determinar que los focos primarios de afectación tenían una relación inmediata con el corredor aéreo Girón, y que, teniendo en cuenta la población de insectos observada en diciembr e y el tiempo de reproducción de esa especie, podía estimarse el inicio de la infestación en torno al 21 de octubre, es decir, la fecha en que ocurrió el vuelo de la aeronave norteamericana. Atendiendo a la presencia del vector en Haití, República Dominicana y Jamaica, era de suponer que su introducción en forma natural en territorio cubano se hubiese producido en la región oriental, la más cercana a esos países. Su aparición a más de 600 kilómetros de esa región resultaba, cuando menos, extraña y sospechosa. En este caso existen justificadas evidencias que posibilitan concluir, con un alto grado de certeza, que, una vez más, Cuba había sido objeto de una agresión biológica.
El Trips palmi karny fue detectado en Asia en 1925, por naturaleza es muy resistente a los insecticidas químicos a insecticidas de tercera generación incluso, crea muy rápidamente resistencia , le favorecen las altas temperaturas y la sequía. Es vector de enfermedades virales de gran importancia económica, que tienen un rango de hospedantes muy amplio y eso es algo que lo caracteriza como bastante nocivo. Por esas características, su rápida multiplicación y porque ocasiona en poco tiempo grandes daños en los cultivos, está en la lista de insectos aptos para ser utilizados como instrumentos de lucha biológica.
Nuestros enemigos, en un momento determinado, publicaron que esa plaga ya existía en Cuba antes de la denuncia del vuelo del avión, y queríamos argumentar por qué no podía haber existido y por qué se considera exótica precisamente a partir de su manifestación ya en forma nociva en el mes de diciembre, es decir, posterior al vuelo del avión el 21 de octubre de 1996.
• Trucha: enfermedad ulcerativa de la trucha
En 1996 se diagnosticó la presencia, en la presa Zaza (embalse artificial más grande de Cuba), en la provincia de Sancti Spíritus, de la enfermedad ulcerativa de la trucha, que se ha extendido a otras especies de interés comercial como la tilapia. Aún no existe una evaluación definitiva del impacto económico de esta enfermedad para un sector tan importante de la producción alimentaria en el país como es la acuicultura, en el que el país ha realizado un ingente esfuerzo de desarrollo como vía alternativa ante las dificultades generales que para Cuba, como para casi todos los países, presenta el desarrollo de la pesca marítima.
Año 1997
• Arroz: ácaro del arroz
En septiembre de 1997 se detectó la plaga del ácaro de ese grano en el municipio habanero de Nueva Paz, precisamente en una finca de semillas donde se produce la semilla básica para el desarrollo del cultivo del arroz, de donde se toma esa semilla para llevarla a las grandes plantaciones. Hasta esa fecha, esta plaga, de origen asiático, no existía en ningún otro país del continente americano ni reportada por la ACE. El lugar de su aparición es particularmente vulnerable, por su ubicación colindante con la Autopista Nacional, para una introducción intencional. Una vez más coincide una afectación de esta naturaleza con un programa agrícola prioritario del país, en este caso el desarrollo de la producción de arroz para reducir la dependencia de las importaciones y, eventualmente, alcanzar la autosuficiencia en este cereal básico en la dieta del cubano.
La plaga del ácaro del arroz afectó a 12 de las 14 provincias del país y contribuyó de manera significativa a la reducción de cerca de un 50%
de la cosecha de 1998 con relación a la del año anterior. La introducción del ácaro del arroz ha representado considerables pérdidas totales para la economía.
Conclusiones
La característica común de las agresiones agroterroristas contra Cuba es su coincidencia en el tiempo con el impulso a planes de desarrollo de actividades productivas específicas. Las pérdidas ocasionadas no solo comprenden la destrucción o afectación directa de cultivos o animales, sino a su efecto sobre los planes de desarrollo que se venían gestando en cada una de las ramas objeto de agresión.
Prácticamente todos los cultivos y producciones agropecuarias fundamentales del país han sufrido en estos años los ataques de plagas que nunca antes habían estado presentes en Cuba y que se habían mantenido alejadas debido a las estrictas políticas de control fitosanitario aplicadas de manera sistemática por las autoridades cubanas. En muchos casos la participación de agentes intencionales ha sido documentada. En algunos se cuenta con la confirmación explícita de los propios culpables de la agresión biológica. En muchos otros existen elementos suficientes para llegar a una certeza casi absoluta de que la introducción de las plagas fue deliberada, como parte de la campaña de guerra biológica desatada contra Cuba por el Gobierno de EE.UU.
Las pérdidas económicas ocasionadas por las enfermedades relacionadas han sido enormes. Las afectaciones a las producciones agropecuarias en casi todos los casos importantes y en muchos fundamentales para el país, como la caña de azúcar, el tabaco, el arroz, los cítricos o el plátano, han sido significativas, en algunas ocasiones durante varios años, y han ocasionado sensibles decrecimientos de los niveles de abastecimiento alimentario del pueblo y en los ingresos que hubiese podido percibir el país por la exportación de azúcar, tabaco, cítricos y algunas otras de esas producciones.
Para enfrentar estas agresiones biológicas Cuba ha tenido que dedicar más de 2 000 millones de dólares y actualmente es necesario dedicar recursos a enfrentar esas plagas introducidas deliberadamente y que afectan esa producción agrícola en beneficio popular. Esta guerra biológica es, sin duda, una de las manifestaciones más pérfidas, despiadadas y criminales de la política agresiva de EE.UU. contra el pueblo cubano.
Fuente: Redvet