Escrito por Stephen Sefton
Estados Unidos y sus aliados occidentales siempre han saboteado la misión fundacional de las Naciones Unidas de crear relaciones internacionales de cooperación basadas en la igualdad, el respeto y la autodeterminación de los pueblos, libre de la agresión y la intervención externa. En oposición a la práctica neocolonial del Occidente, Han sido los países del mundo mayoritario que han rescatado y mantenido esos principios y valores y el respeto por el derecho internacional. Desde los años 1950s y 1960s lo hacían por medio del Movimiento de Países No Alineados y, dentro del formato de las Naciones Unidas, por medio del llamado Grupo de 77. Fundado en 1964, el Grupo de 77, ahora con 134 países miembros, ha sido un bloque imprescindible para la defensa de los intereses de los países del mundo mayoritario.
El señor Boutros Boutros Ghali, Secretario General de la ONU desde 1992 hasta 1996, a quien Estados Unidos opuso su re-elección en ese puesto, escribió en 2014, en el 50 Aniversario de la fundación del G77, “Se trata de un medio para otorgar voz y mayor influencia a los países en desarrollo, cuya inmensa mayoría sigue estando marginada en el panorama mundial… en un sistema mundial donde sigue prevaleciendo la hegemonía y el ejercicio del poder puro y duro, el único modo de superar en cierta medida su posición periférica y dependiente, de adquirir cierta relevancia y de ser tenidos en cuenta es a través de una acción en grupo y de la cooperación Sur-Sur.” Ahora diez años después de estas palabras, se están armando los mecanismos de un nuevo orden de relaciones internacionales con mayores opciones disponibles al mundo mayoritario para lograr el desarrollo de sus pueblos.
En 2003 se formó la Organización de Cooperación de Shanghai y luego, en 2004, el Comandante Fidel el Comandante Chávez fundaron ALBA, la Alianza Bolivariana de los pueblos de nuestra América. Poco después en 2006 los Cancilleres de Brasil, Rusia, India, y China aprovecharon la 61 Sesión de la Asamblea General de la ONU para iniciar lo que en 2010, con la integración de Sudáfrica, llegó a ser el grupo de los países BRICS. Ahora, con su ampliación programado a tener efecto el primero de enero del próximo año, el grupo BRICS tendrá cuatro de los miembros de la Organización de Cooperación de Shanghai: Rusia, India, China e Irán. Se espera que dentro de poco el grupo BRICS tendrá otra etapa de ampliación en que se va a poder incluir a Bolivia, Cuba y Venezuela y posiblemente Nicaragua también, los países más grandes del ALBA.
Lo que distingue el grupo BRICS y la OCS es que sus miembros son países del mundo mayoritario con mucho poder económico y militar, capaz de defenderse contra los poderes imperiales y con gobiernos comprometidos con la visión de la cooperación y solidaridad para el Bien Común promovido por el Movimiento de los Países No alineados y el G77, en base a la igualdad de la soberanía de cada país y el respeto por sus intereses nacionales y regionales. Además, como expresó el Presidente Vladimir Putin en la reciente Cumbre del grupo BRICS: “Me gustaría señalar que los BRICS no compiten contra nadie y no buscan actuar como contrapeso para nadie. Sin embargo, es obvio que el surgimiento de un nuevo orden mundial, que es un proceso objetivo, tiene sus feroces oponentes que buscan detener este proceso y evitar el surgimiento de nuevos centros independientes de desarrollo y poder en todo el mundo.”
Por supuesto, el Presidente Putin refiere a la fiera resistencia neocolonial de Estados Unidos y sus aliados al avance de la visión de los dirigentes antiimperalistas del mundo mayoritario desde los primeros años de la descolonización de una cooperación basado en la igualdad y respeto entre las naciones. La fase más reciente de la agresión neocolonial ha visto la extensión a muchos otros países del genocida bloqueo de 60 años contra el pueblo de Cuba. Ahora los países occidentales están aplicando las mismas criminales medidas coercitivas para agredir a países en todo el mundo incluso la Federación Rusa y la República Popular China. En América Latina y el Caribe la criminal agresión económica occidental se dirige contra Cuba, Nicaragua y Venezuela porque son los países que enarbolan precisamente los principios de la cooperación solidaria, la democracia genuina y la soberanía independiente que promueven Rusia y China y sus países socios del grupo BRICS y de la OCS. Además en contraste a los demás países de América Latina y el Caribe, los procesos de soberanía revolucionaria de Cuba, Nicaragua y Venezuela impiden la subversión o cooptación de sus policías, sus fuerzas armadas, o sus sistemas electorales y judiciales.
En 1979, la Revolución Popular Sandinista marcó otro hito histórico en el proceso de la descolonización a nivel mundial, 20 años después de la Revolución Cubana. Derrocar la dictadura somocista fue otra tremenda derrota de los Estados Unidos en un período de la imposición de sus aliados dictaduras militares en muchos países de la región. Casi de inmediato, con la Gran Cruzada de Alfabetización, la Revolución Popular Sandinista puso en práctica su modelo para la creación de un mundo de cooperación genuina, integralmente participativo y solidario y, por encima de todo, soberano. En las palabras de nuestro Presidente Comandante Daniel, “La Cruzada Nacional de Alfabetización, obra del Pueblo nicaragüense, fruto de la Revolución, es un aporte de un infinito valor en la lucha de los Pueblos contra la esclavitud”.
El compañero Gadiel Arce Mairena, en un reciente artículo, nos recuerda que: “Junto al Ejército Popular de Alfabetización (EPA), Las Milicias de Alfabetización Campesina (MAC) y las Brigadas rojinegras de ANDEN, Sumando a las Brigadas de Salud, Culturales y de Rescate Histórico se contabilizaban 95,582 combatientes de la alfabetización. Además, se contó con la participación de brigadas internacionalistas como la “Brigada Augusto Cesar Sandino”, que integró a 2200 maestros y maestras cubanas. La “Brigada Internacional Oliverio Castañeda de León” de la Unión Internacional de Estudiantes (UIE), formada por estudiantes de todas las partes del mundo; cincuenta maestros costarricenses y sesenta maestros españoles, entre otros.”
La población de Nicaragua en 1980 fue de unos 3.3 millones de personas. La Gran Cruzada alfabetizó a 406,056 mil de ellas y ellos y con ese tremendo resultado redujo la tasa de analfabetismo de más de 50% a menos del 13%, entre el 23 de marzo y el 23 de agosto de 1980. Luego, el Maestro Orlando Pineda nos ha recordado como “En 1987 Nicaragua vuelve a conseguir el Premio Nadesha Krukpskaya, este Premio la UNESCO lo da a todos los Países u Organismos que han hecho grandes logros en el campo de la Educación. Nicaragua lo tiene 2 veces, por la Gran Cruzada Nacional de Alfabetización en 1980 y por la gran proeza que hizo la Revolución en Río San Juan, logrando teñir toditas las montañas llenas de Escuelas y logrando Escuelas de Primaria, Secundaria, Preescolar, la Escuela de Agricultura y Ganadería, la Normal, para sacar los propios Maestros de Allí.”
Y también, sigue explicando el Maestro Orlando, en esa entrevista con Alberto Mora del año pasado, “Con el ‘Yo sí puedo’, los jovencitos de 16, 17 y 18 que estaban en la Universidad o en Secundaria o en Primaria se enamoraron de ese “Yo sí puedo”, y fueron masivamente a todo el país, alfabetizando barrios, valles y caseríos. Para mí el “Yo Sí Puedo” trajo a Nicaragua una segunda Cruzada Nacional de Alfabetización con estos jóvenes que estaban ansiosos, incluso hay jóvenes ansiosos de participar en Alfabetización en estos momentos.”
El escritor Ramón Pedregal ha hecho la conexión fundamental entre la historia contemporánea internacional y esta épica experiencia en Nicaragua de la solidaridad y cooperación genuina, de aprendizaje mutuo entre iguales, cuando escribió, “Podríamos decir que la alfabetización ha sido y es, como alguien ha declarado, mucho más que un asunto de justicia con la persona. El trabajo revolucionario ha dado como fruto una organización social que toda ella es enseñante, una organización social más unida, capaz de ponerse a resolver obstáculos de clase y de género, de asegurar bienes sociales como alimentación, salud, energía,… y tomar posición independiente y soberana junto al nuevo mundo multipolar que viene.”
A nivel nacional, esta democratización revolucionaria de las relaciones entre las personas es la esencia de todos los procesos sociales, económicos y culturales en marcha en Nicaragua y sus hermanos países revolucionarios Cuba y Venezuela. Las clases gobernantes de Estados Unidos y la Unión Europea odian a los países del ALBA porque los programas solidarias como Yo Sí Puedo o Misión Milagro demuestran la cínica falsedad del modelo de desarrollo basado en la deuda y la “ayuda” occidental. Su visión de la cooperación solidaria ha permitido a Cuba, Nicaragua y Venezuela superar, a pesar de todas las dificultades, la constante agresión y sabotaje de Estados Unidos y sus aliados.
Es una visión y una práctica que contrasta fuertemente con los lamentables crisis provocadas por la disfuncional democracia electoral que impide el desarrollo humano nacional de la mayoría de los países de América Latina. La mayoría de los países de la región siguen sujetos a la intervención extranjera en sus asuntos internos en todos los ámbitos de la vida nacional, militar, económica, política, judicial, cultural, siendo entre los ejemplos más claros la crisis en Argentina. Es posible, en dependencia de sus resultados electorales del próximo 22 de octubre, que Argentina se unirá al grupo BRICS desde el primero de enero de 2024.
Los mecanismos de la desdolarización del comercio y la posibilidad de financiamiento sin condiciones de parte del Reserva de Contingencia del grupo de los países BRICS ofrecerán opciones alternativas a Argentina para resolver a corto plazo las dificultades más agudas de su crisis. Sin duda, es de gran importancia el desarrollo por los países del BRICS de estos mecanismos alternativos de intercambio comercial y financiero. Por medio de ellos sera posible rendir irrelevante el brutal asedio criminal de las medidas coercitivas occidentales contra miembros de BRICS y la OCS como Rusia, China y Irán y la amenaza de su aplicación a otros países miembros de estas organizaciones.
Pero de importancia más fundamental es la capacidad de los países del nuevo BRICS+ de consolidar todavía más sus principios de la cooperación solidaria, de la democracia entre iguales en sus relaciones con los demás países del mundo mayoritario y de la soberanía genuina. En todo caso, la última cumbre de los países BRICS ha confirmado de manera contundente las palabras del compañero Laureano Ortega en una entrevista con el compañero Erving Vega en abril de este año cuando observó: «Hay alianzas estratégicas que se están conformando y se están reforzando entre China, Rusia, India, los países árabes, ese es el Mercado del futuro donde Nicaragua tiene que ver que hay una gran oportunidad».
Fuente: 19 Digital