Escrito por Germán Van de Velde || 18.08.2023
En la década de los 60, los jesuitas fundaron la extinta Universidad Centroamericana (UCA), primera universidad privada que se había creado en Centroamérica, con sede en Managua. En la creación de este proyecto participaron diversos “intelectuales” de filiación religiosa.
En tiempos de dictadura, el proyecto universitario no fue visto con malos ojos porque fue considerado afín a los intereses desarrollistas del somocismo. La dictadura supuso que con la fundación de esta institución podría contrarrestar la fuerza del movimiento estudiantil de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN)[1], cosa que nunca ocurrió, pues el Movimiento Estudiantil se fortaleció a medida que se acercaba la insurrección final.
A raíz del Triunfo de la Revolución Popular Sandinista, la extinta UCA tenía serias dificultades de personal docente. En el país, la actividad docente en la Educación Superior no había tenido un estímulo sostenido. Los bajos salarios y las restricciones en recursos educativos y didácticos no motivaban la incorporación del Pueblo a esta actividad revolucionaria tan necesaria para aportar en formación académica profesional.
Para dar solución a esta problemática, se gestionó a nivel internacional la cooperación de docentes extranjeros y la cooperación estudiantil de estudiantes ayudantes. En el segundo año después del Triunfo, la extinta UCA por ejemplo, tenía aproximadamente el 60% de profesores extranjeros, que posteriormente disminuyó al 25%. Con una actitud solidaria y de cooperación se dio respuesta a la problemática presente.
Hasta inicios de los 90, la extinta UCA mantenía una posición contra el poder imperial y se criticaba fuertemente el neoliberalismo como modelo político y económico. En los primeros años de la década de los 90, la extinta UCA participó en las protestas para que el Gobierno de Doña Violeta Barrios de Chamorro entregara el 6% constitucional a las Universidades, pero su participación se fue enfriando progresivamente, hasta llegar a un punto de silencio cómplice. Poco a poco, fue abandonando las posiciones de crítica al sistema imperial y pasó de ser una Universidad con opción preferencial por los pobres a ser una Universidad al servicio del gran capital.
A mediados de los 90, en la extinta casa de estudios se cerraron carreras humanistas como filosofía, artes y letras, entre otras, clausuraron el Programa de Derechos Humanos, el Departamento de Cultura, empezaron a hacer cambios en el currículo en donde se eliminaron contenidos educativos que contribuían a cuestionar el neoliberalismo global, como sistema que crea injusticias, desigualdades y asimetrías entre los Estados y a lo interno de los Estados entre las clases sociales.
Las autoridades de la extinta UCA, de 1994 – 1995 en adelante, se dedicaron a perseguir, sancionar y destruir el Centro Estudiantil Universitario de la Universidad Centroamericana (CEUUCA), a sus dirigentes, hecho que tenía como intención aniquilar a la dirigencia de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), organización que actualmente existe y está conformada por jóvenes revolucionarias/os.
En la segunda mitad de la década de los 90 y del año 2000, en adelante, arrinconaron y discriminaron a las carreras de Sociología y Trabajo Social. Estas carreras humanistas eran menospreciadas, se canceló el centro de documentación, se finiquitó el contrato de muchos docentes sandinistas, se envió a las/os estudiantes a las peores aulas, se dejó de promocionar las carreras, se les trasladó de horario regular a horarios poco usuales.
Muchas oficinas o programas de la extinta UCA, que en los años 80 y principios de los 90 tenían vocación de servicio social, se convirtieron en adelante en aparatos mercantilizados (Nitlapan), que pasó de hacer investigación para la acción social a otorgar créditos con fines lucrativos, un verdadero vampiro para los sectores populares[2].
Durante este tiempo se incrementó de forma estratosférica el costo de la matrícula, mensualidades, entrega de notas y títulos, es más, ya ni siquiera se cobraba por mensualidad o cuatrimestre, sino por asignatura, llegando a convertirse la extinta UCA en una institución de élites, ubicándose en la lista de las Universidades más caras de Nicaragua y Centroamérica.
Desde el año 2007, la extinta UCA comenzó a funcionar como centro ideológico de la contra revolución y promovió la creación de trincheras digitales que servían como plataforma para divulgar noticias falsas en todo el país, generando matrices de opinión contra el Gobierno Sandinista. Desde estas instalaciones se prepararon cursos y diplomados de “liderazgo” financiados por la USAID y la NED, donde se educaron los mal llamados “líderes estudiantiles” que fueron actores fundamentales durante la intentona golpista.
El intento fallido de golpe de estado de 2018 inició en las instalaciones de la extinta UCA, la cual sirvió como cuartel y puesto de mando golpista. Esta casa de estudio universitario se convirtió en guarida de delincuentes, terroristas virtuales y portavoces del caos, Durante esta etapa, ya la extinta UCA pasó al servicio del gobierno de EE.UU., de los micro grupos políticos que querían y aún quieren la destrucción del Modelo de Desarrollo Humano que se implementa en Nicaragua.
Finalmente, durante los últimos 3 años, correspondientes a los períodos fiscales 2020, 2021 y 2022, la extinta UCA no reportó estados financieros, origen de sus donaciones y beneficiarios finales. La extinta UCA omitió los desgloses detallados de ingresos y egresos, balanza de comprobación y detalles de donaciones (origen, proveniencia y beneficiarios) y Junta Directiva vencida desde el 18 de marzo de 2022 (no identificando el beneficiario final), violentando el estado de derecho y el ordenamiento jurídico establecido en el artículo 34 numerales 3, 7, 24, 25, 26, 26.1, 26.3, 27 y artículo 35 numeral 7 de la Ley N° 1115, Ley General de Regulación y Control de Organismos Sin Fines de Lucro.
Esta es la deplorable transformación de la extinta UCA a lo largo de la historia. El Gobierno de Nicaragua, como ente regulador del estado está en la responsabilidad de hacer cumplir la Ley.
El 16 de octubre de 2023 quedará marcado en la historia de Nicaragua como el día en que la Universidad Centroamericana pasó a ser la extinta UCA, acogiendo el nombre de Universidad Pública Casimiro Sotelo en honor al destacado dirigente estudiantil que llevó el mensaje revolucionario a los jóvenes de la Universidad Centroamérica de los años 60’s.
La Revolución Popular Sandinista, nuestra Revolución, se guía, fundamentalmente, por el propósito de servir al Pueblo y de servir a los seres humanos; resguarda la Paz, promueve la educación popular en solidaridad y cooperación genuina para seguir construyendo una Nicaragua Bendita y Siempre Libre.
Referencias:
[1] Monroy, G. (2007). La Iglesia católica y su participación política en Nicaragua (1960-1979). Contribuciones desde Coatepec, núm. 12, enero-junio, 2007, pp. 85-105 Universidad Autónoma del Estado de México Toluca, México
[2] Comentarios de Carlos Emilio López Hurtado (2023).