Escrito Por Alonso.
Porque los héroes no dijeron que morían por la patria, sino que lo hicieron; conmemoramos el legado histórico de 37 valientes guerrilleros, que defendieron con su vida la Colina 110, a 44 años continuamos su legado, les seguimos gritando: ¡PRESENTES, PRESENTES, PRESENTES!
Inferioridad de fuerzas, Superioridad moral
De los 37 mártires dos perecerían en los días previos al combate del 13 de Junio de 1979, en las zonas aledañas a la colina, 35 de ellos serían brutalmente masacrados en combate o fusilados en la vía pública, 8 serían los únicos sobrevivientes.
En una batalla marcada por la desigualdad de fuerzas, donde los valientes armados de unos cuantos fusiles, escopetas, pistolas, bombas de contacto, piedras y machetes, se enfrentarían a más de 200 elementos combinados de la Guardia Nacional, la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI) y el Consejo de Defensa Centroamericano (CONDECA).
Estos últimos haciendo la función de un ejército invasor, con el apoyo de Estados Unidos y diversos países centroamericanos; los primeros, Guardia Nacional y la EEBI, armados, entrenados, al servicio de los yankees desde 1925, ejecutaron ese fatídico día de Junio del 79 la llamada “Operación Rastrillo” contra los chavalos apertrechados en la Colina 110, pertenecientes a la Unidad Táctica de Combate “Manuel Fernández”.
Con fusiles Garand M1, M16, 2 Tanquetas, granadas, una pala mecánica y apoyo aéreo, los esbirros somocistas divididos en 7 convoyes entraron a las 2 de la tarde por el camino de Sábana Grande, por el sector de la Iglesia Católica y el paso de “Papa Chano” hacia el Barrio Los Laureles, lugar donde se encuentra una pequeña elevación de tierra, una pequeña colina donde los chavalos Sandinistas armaron una trinchera/refugio anti aéreo improvisado de unos 15 metros de largo.
Resistencia por la vida, lucha cuerpo a cuerpo
Rodearon la posición de los combatientes, bloqueando las dos salidas laterales, dejando únicamente la parte trasera como opción de escape, una salida que daba hacia el Barrio Los Corteses, los dos tanques y los fusileros somocistas se acercarían a escasos metros de los muchachos.
Los cuales en su mayoría yacían resguardados en la zanja, el motivo de esto se debe a la estrategia de la Guardia, quienes minutos antes de penetrar por tierra realizarían falsos amagos de bombardeos, con la intención de acorralar a las fuerzas sandinistas.
Debido a esto, quienes se encontraban en la trinchera fueron asesinados casi al instante, bajo el fuego de los tanques, granadas y metralla somocista, quienes estaban afuera debieron realizar una defensa cuerpo a cuerpo, disparando a quema ropa, recibiendo disparos a una corta distancia, la resistencia duró 4 horas, en una batalla que se sabía perdida, pero a la vez, demostraría la inmensa superioridad moral de los combatientes Sandinistas.
“De esta operación de cerco que la Guardia genocida empleó en la Colina 110 del reparto de Los Laureles se dice: “En este anillo que nos hizo la guardia y el CONDECA, prácticamente se libró una lucha cuerpo a cuerpo” – Cmdt. Carlos Núñez Téllez. [1]
Supervivientes de la masacre, historia viva de la Revolución
De los 45 jóvenes de la Unidad Táctica “Manuel Fernández” solamente 8 lograron salir con vida ese fatídico día, con la única vía de escape a sus espaldas, enrumbaron hacia el barrio Los Corteses, algunos arrastrándose pecho a tierra, otros corriendo; agotados, seguros de estar a punto de morir, bajo una lluvia de metralla, de fusiles y tanques, algunos cargando heridos, otros cayendo en el camino de la retirada por las balas enemigas, ante la desesperación y el coraje que aun los embargaba, lograron, estos 8, mantener la historia viva de tal gesta, con la que forjaron las nuevas generaciones, a las que hoy les cuentan lo difícil de construir una revolución.
«Cuando de pronto miramos entre la barricada, que las patrullas de guardias venían subiendo por las faldas de la colina, y los aviones seguían haciendo simulacros de bombardeo, para que los chavalos se mantuvieran refugiados en la zanja. Esta maniobra táctica fue descubierta cuando los soldados estaban a unos quince metros; y comienza el combate con fuego a quemarropa, y lucha cuerpo a cuerpo, con los pocos que estaban afuera de la zanja, la que estaba cubierta con láminas de zinc, piedra cantera y madera; pero los que estaban dentro no tuvieron oportunidad de escapar, sino que fueron masacrados, y posteriormente la pala mecánica se encargó de sepultarlos.
Este operativo fue apoyado por las tanquetas, los que en retaguardia venían disparando en dos direcciones: por la iglesia católica, y el paso de “Papa Chano”, con la idea que las tropas avanzaran hacia el frente, y los flancos derechos e izquierda, pero por suerte nuestra, todavía no nos habían copado la retaguardia, que fue nuestra única salida de escape a campo abierto que daba hacia el barrio Los Corteses.
En esta única salida, un grupo de combatientes se batieron en retirada, llevándose a algunos heridos, otros cayeron en el camino heridos mortalmente por las balas enemigas» – César Augusto Ampié Rivas “CHINO” (Sobreviviente). [2]
¡PRESENTES, PRESENTES, PRESENTES!
De los 35 mártires que nos dejó la masacre del 13 de Junio de 1979, únicamente 26 lograron ser identificados, sin embargo, honramos a todos y cada uno de nuestros combatientes anónimos, aquellos cuyos nombres no figuran, pero cuyos aportes viven y crean, futuro, paz, construyen revolución.
De los caídos en combate en la Colina 110 recordamos a: Marvin Luís Úbeda Acuña “El Viejón”, Jefe de la columna “Manuel Fernández”, Oscar Omar Téllez Sánchez “Judito”, Nordia Esther González Hidalgo “La Estiliana”, Franklin Hodgson “El Negro”, Martín Vargas, Ernesto Pérez Briones “Pata de Chicle”, Elizabeth Méndez, Ernesto Sánchez “Tito”, Lorenzo García “Lencho Calilla”, Antonio Cruz Gómez (Chino Cebolla), Germán Miranda “Perro Mocho”, Sergio López, Francisco Javier Cerda, Saturnino Ortiz “El Mimado”, Ricardo Flores, Gustavo García, Carlos Pérez, Sebastián Ríos “El dormido”, Antonio Cruz, Carlos Portillo, Víctor Osorio “El Pelón” y el “combatiente desconocido”, que fue baleado por la guardia en la colina, socorrido por César Téllez Sánchez, pero falleció en el barrio de Los Corteses. [3]
A todos ellos, su legado, ejemplo y sacrificio les decimos: ¡PRESENTES, PRESENTES, PRESENTES!
Por esos muertos, nuestros muertos…
Juramos defender la victoria; en paz y unidad, como lucharon los héroes, con valentía, convicción y lealtad, como lo demandan nuestros mártires, victoriosos siempre, pues no hay derrota para un guerrillero, que impregnado de valor luchara hasta el final, por el bien de la humanidad.
Construyendo la nueva Nicaragua, donde ya no rugen los tanques en los barrios de Managua, sino las comparsas y los gritos entre juegos de los niños en las calles; cambiando las trincheras por las aulas, para un pueblo que sigue en formación, donde le decimos adiós al sacrificio de la guerra, por el esfuerzo del trabajo.
Junto al pueblo, junto a Daniel, recordando y estudiando nuestra historia, para construir nuestro futuro, junto a la juventud, heroica juventud, que hizo de esta tierra, magna obra de la literatura histórica mundial, entre guerras y masacres, para hoy, forjar otra magna obra, entre proyectos sociales, de salud, de educación, de producción, de recreación, de bienestar común.
Pero ante todo, atentos, vigilantes, pues la sangre derramada lo demanda, que sepa el enemigo que los héroes de la Colina 110 no murieron, caminan aun por las calles de Managua, siendo amantes de la Paz, pero listos como entonces para luchar hasta el final.
¿Quién Vive?… ¡COLINA 110!
PATRIA LIBRE… O MORIR
Referencias:
[1] https://eltayacan.wordpress.com/2019/06/13/colina-110-la-masacre-de-una-dictadura/
[2] https://www.managua.gob.ni/wp-content/uploads/2016/09/Heroes-y-Martires-Colina-110.pdf
[3] https://cuadernosandinista.com/2020/06/13/quien-vive-colina-110/