Escrito por Stephen Sefton
La pasada semana hubo mucha actividad en términos de relaciones internacionales para confirmar el claro avance de los procesos de emancipación del mundo mayoritario y el notable declive del poder e influencia de Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea. Ante esta realidad, los gobiernos de América Latina y el Caribe tienen el desafío de manejar una compleja realineación de sus relaciones internacionales. Todos intentarán aprovechar nuevas oportunidades comerciales y tecnológicos, especialmente con China y Rusia, sin perjudicar las nuevas posibilidades para el desarrollo de sus relaciones económicos con Estados Unidos y la Unión Europea.
Las y los dirigentes de la Unión Europea comprenden muy bien que al romper sus relaciones económicas con la Federación Rusa por motivo del conflicto en Ucrania, ahora les toca garantizar nuevos proveedores de las mercancías y materiales que ya no pueden importar de Rusia. En este contexto, se ha anunciado que la presidenta de la Unión Europea Ursula von der Leyen, hará una gira en junio para visitar a Brasil, México, Argentina y Chile. Luego, a medianos de julio se planifica una cumbre en Bruselas entre los jefes de gobierno y de Estado de los 27 países miembros de la Unión Europea, junto con sus homólogos de los países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Esa cumbre será la primera reunión de ese tipo desde 2015, hace ocho años. En el segundo semestre de este año España tendrá la presidencia del Consejo de Europa y es probable que lo ocupará la cumbre de julio para iniciar una campaña para reforzar las relaciones de la Unión Europea con los países de América Latina. Igual que para Estados Unidos, es un tema de preocupación para los gobiernos de la Unión Europea que la República Popular China ha avanzado mucho en la región en comparación con ellos. Probablemente se dará urgente prioridad a la firma y ratificación del Acuerdo EU-Mercosur, pendiente durante muchos años ahora, y la actualización o modernización de otros acuerdos existentes, por ejemplo el Acuerdo de Asociación con América Central o los acuerdos similares con Caricom, con los países andinos y con México.
Sin duda este proceso se habrá consultado con Estados Unidos para ir estableciendo a Europa como un contrapeso a la creciente presencia de China en América Latina y el Caribe. Pero en 2021 la agencia Eurostat estimó que del total del comercio externo de Europa, su comercio con Brasil fue 1.6%, con México 1.4%, Chile 0.4%, Argentina 0.4%, Colombia 0.3% y Perú 0.2%. Aunque las empresas europeas mantienen altos niveles de inversión directa en la región relativo a China, esta realidad comercial sugiere la necesidad de niveles de inversión y de compromisos concretos comerciales que Europa no necesariamente va a poder o querer cumplir. China ya sobrepasó Europa como el segundo contraparte comercial más importante para América Latina y el Caribe.
Europa está intentando revertir una situación en que la mayoría de los países de América Latina y el Caribe ya son miembros de la Iniciativa de Franja y Ruta de China. Además, mientras China promueve políticas de respeto a la soberanía y la igualdad con sus contrapartes en la región, no hay señales que Europa ha cambiado sus viejos instintos neocoloniales de saqueo y dominación. Por ejemplo en este nuevo contexto el representante de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell ha comentado “América Latina y el Caribe representa una potencia global en términos de biodiversidad, energías renovables, producción agrícola y materias primas estratégicas. Europa tiene la capacidad tecnológica y de inversión, y también necesita alianzas con socios fiables para diversificar sus cadenas de suministro.”
Aunque las élites europeas piensan que pueden desarrollar sus relaciones regionales mejor ahora que Lula da Silva es presidente de Brasil, es precisamente este tipo de pensamiento neocolonial que provocó a Lula da Silva comentar después de su estrecha victoria electoral el año pasado, “Queremos un comercio internacional más justo…No nos interesan los acuerdos comerciales que condenan a nuestro país al eterno papel de exportador de mercancías y materias primas.” Otro aspecto que complica el desarrollo de relaciones estratégicas entre Europa y América Latina y el Caribe es la posición prácticamente unánime en los países de la región de no alinearse en el conflicto entre Ucrania y la Federación Rusa, mucho menos en el conflicto en desarrollo entre Occidente y China.
La visita del señor Borrell a Cuba la semana pasada es otra indicación de la falta de cambio en la conciencia de las élites europeas en relación a sus políticas de intervención en América Latina. De manera condescendiente, el señor Borrell habló de como Cuba podría llegar a ser “la Mallorca del Caribe”. Con mucha cortesía un empresario cubano le explicó que, “No queremos ser la ciudad referencia alumbrado contra una tercera ciudad o un tercer país, queremos ser La Habana del Caribe, queremos ser La Habana del mundo”. El tono intervencionista de la visita de Borrell contrastó grandemente con la visita poco antes a Cuba de un equipo ruso para un Foro Económico y Comercial entre ambos países. Durante su visita se firmaron ocho importantes acuerdos comerciales y tecnológicos.
EL 25 de mayo, el Presidente Miguel Díaz Canel participó vía teleconferencia en la reunión del Consejo Económico Supremo de Eurasia durante el Segundo Foro de la Unión Económica Eurasiática del 24 y 25 de mayo. El presidente cubano destacó que Cuba, siendo un país latinoamericano y caribeño observador de la Unión Económica Eurasiática, puede servir como puente entre ambas regiones por motivo de sus extensos lazos con las naciones latinoamericanas y caribeñas, y con los estados de la UEE. Esto es precisamente el motivo del interés de la Unión Europea en mantener buenas relaciones con Cuba. Detrás de su poca convincente máscara de la cooperación, el interés principal de las élites europeas sigue siendo la búsqueda de oportunidades para la intervención anti-democrática. En cambio, la lógica de prácticamente todo el mundo mayoritario es la búsqueda de la emancipación y la democratización genuina del potencial de sus pueblos y sus sociedades.
En el Segundo Foro de la Unión Económica Eurasiática participaron 2,700 representantes de más de 50 países. En el primer día del Foro Económico Eurasiático las y los participantes analizaron las principales áreas de cooperación de Unión Económica Eurasiática (Rusia, Armenia, Belarús, Kazajistán y Kirguistán), la Organización de Cooperación de Shanghai (China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, India, Pakistán e Irán) y el grupo de países conocidos como BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). En 2022 el volumen de comercio de la Unión Económica Eurasiática con los países de las otras dos organizaciones creció 40% y sus exportaciones por 62%.
El Foro también se dedicó a discutir cómo lograr e implementar soluciones prácticas a los desafíos del desarrollo económico no solamente de sus países miembros y vecinos de la región, sino de otras regiones del mundo como América Latina y el Caribe. La Organización de Cooperación de Shanghai tiene 41% de la población mundial y produce más de 30% del PIB mundial. Pronto va a sobrepasar la capacidad productiva de Estados Unidos y sus principales aliados, si no lo ha hecho ya, tomando en cuenta las notorias distorsiones en el cálculo del PIB de los países occidentales. Este es el contexto en que Estados Unidos y la Unión Europea están actuando de manera decidida para contrarrestar y en la medida posible sofocar el crecimiento de las relaciones económicas de China con América Latina y el Caribe.
Para los países del ALBA, Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela y sus socios caribeños, las nuevas opciones económicas presentadas por China y Rusia permiten un desarrollo económico verdaderamente soberano y una emancipación auténtica de sus sociedades y sus pueblos. Como comentó el compañero Ministro Ivan Acosta en su reciente entrevista con RT, “Definitivamente todos los Países ven como una amenaza a Estados Unidos y se buscan nuevas formas de relacionarse, nuevos mercados, nuevos instrumentos financieros, nuevas formas de bancarizarse, nuevas plataformas tecnológicas que sirvan para el desarrollo financiero y económico. Y, al final de cuentas, Estados Unidos y la Unión Europea no han revisado sus cuentas, solo pesan US$45,000 millones de los US$102,000 millones que produce la economía global. Es decir, ya no sos relevante y determinante.”
En Nicaragua, solo tenemos que hacer la comparación entre la aplicación de las medidas coercitivas unilaterales de parte de Estados Unidos y la Unión Europea y la cooperación genuina de parte de la Federación Rusa y la República Popular China. China ha pasado rápidamente a ofrecer una amplia apertura comercial a Nicaragua por medio del Acuerdo de Cosecha Temprano y se espera implementar un Acuerdo de Libre Comercio el próximo año. Además la cooperación china está financiando un programa para construir 12000 viviendas como una primera etapa en ese sector. Rusia acaba de completar la entrega de 300 buses de transporte colectivo urbano, la empresa Mechnikov en Nicaragua acaba de anunciar la creación de una vacuna contra el dengue. Rusia apoya a Nicaragua con tecnología satelital, con trigo, con apoyo militar y apoyo contra el crimen organizado.
Aunque está claro que este año la Unión Europea va a buscar aumentar su influencia económica en América Latina, seguramente con fines políticos coordinados estrechamente con Estados Unidos, como ha comentado el Ministro Ivan, “La tendencia al desarrollo de los próximos años va a ser Asia el centro, y Latinoamérica no debe estar fuera de esa relación de desarrollo importante, global. Y Nicaragua no puede quedarse fuera, por lo tanto, debemos fortalecer nuestras relaciones con todos los Países, y el BRICS es un componente importante… Creemos que los intercambios comerciales, intercambios justos de nuestros Pueblos, son una gran oportunidad para el desarrollo económico armónico, equitativo.” Fuente: 19 Digital